Por Lucas Fauno Gutiérrez (guión y texto) y Jon Amarillo (dibujos)
Hace casi diez años que vivo con Bicho. En ese tiempo aprendí terminología, sensibilización y tanto que tiene que ver en torno al virus. Comprendí la importancia de muchas palabras. Yo no soy un enfermo, yo vivo con un virus. No soy portador porque no ‘porto’ armas. Que VIH es el virus y sida es un estadio derivado. Y así. Pero claro, esto me tomó tiempo.
Entonces cuando viene alguien y me dice “¿y vos cuánto hace que sos enfermo?” o “para ser portador de sida te ves muy bien”, mi primera reacción es convertirme en un demonio de Tasmania. Y no. Porque yo pre-diagnóstico podría haber dicho algo parecido. Y así como puedo saber mucho de VIH, a veces se evidencia lo poco que sé de otros temas, como por ejemplo de diversidad funcional.
Mi amiga Flor es usuaria de silla de ruedas y hace poco la entrevisté. Me hizo notar cuánto nos falta, y sobre todo, la empatía que nos anda faltando en torno a este y otros temas. Escuchar, preguntar, no dar por sentado, informarse, compartir las dudas desde el respeto, no desde la impunidad y falta de respeto.
Es tiempo de hacernos cargo: de las tantas posibilidades, de las interseccionalidades y de las variantes que existen a la hora de nombrar. Las hay tantas como personas. Podemos, debemos, permitirnos desdramatizar y compartirlo todo, lo bueno y lo no tanto. Estamos para andar juntos. Juntas. Juntes.