Guión: Lucas Fauno Gutiérrez/ Dibujos: Jon Amarillo
A veces el VIH es de todo menos un virus. A veces el VIH es una situación que genera diálogos, interpelaciones y miradas. Y como siempre, quienes vivimos con el virus somos el último eslabón de esta cadena de frases hechas y en su mayoría poco pensadas.
El virus genera tedio y vulnerabilidad. No lo genera por una acción del virus desde el cuerpo hacia adentro, lo genera por los ataques que recibimos desde fuera del cuerpo, desde la sociedad. El VIH los vuelve más “santxs” por acompañarnos, nos quiere poner en deuda, intenta crear la jerarquía de “sanx-enfermx” en juego para invalidar nuestra voz. Desde la enfermedad social se nos infecta con culpa, se nos responsabiliza y nos niegan la posibilidad de aprender a compartir y avanzar en manada.
Ellos saben más de nosotrxs que nosotrxs mismxs. Nos informan cómo vivir nuestro virus, nuestra sexualidad y nuestra vida en sociedad. Las personas positivas somos lxs educadores no redituadxs, los de la obligación de cuidar, educar y priorizar a la otredad. Somos identidades sobre las que pesa el paternalismo de una sociedad que quiere identificarnos culpables de algo falso solamente para poder sentir que tienen vía libre para actuar sobre nosotrxs. Que les debemos algo. Y no. No es así.
El virus del VIH destroza las defensas de mi cuerpo. El virus de una sociedad paternalista destroza las defensas de mi identidad, de mi persona. Vivir con VIH significa vivir y dialogar, compartir, aprender y avanzar juntos. En ningún momento significa jerarquizar identidades.
Estas son algunas cartas que nos pueden tocar a medida que la vida baraje su juego. Pero tranqui, el mazo es más grande, y una mano no hace la partida. Truco, Bicho, quiero re Bicho, Quiero vale CD4.