Por qué la criminalización de la transmisión VIH no salva a nadie

De acuerdo a las experiencias, la urgencia pasa por la información. Uno a uno los motivos por los que no se debe criminalizar.

BUENOS AIRES, Argentina. La criminalización y legislaciones tan específicas que ubiquen en un lugar de “peligrosas” a las personas VIH positivas no solo las afecta a ellas sino que marca un retroceso para toda la sociedad.

Desde hace años organizaciones y especialistas en el tema VIH y sida son enfáticos en comunicar que la criminalización de la transmisión al VIH, lejos de ser una respuesta, empeora la situación porque provoca que menos gente se testee y eso evita que más gente al saber su diagnóstico pueda comenzar un tratamiento, y no ayuda a que más personas compartan su estado serológico. Y así varios factores que principalmente atacan a quienes vivimos con el virus pero también afecta a toda la sociedad.

Informar por prohibir

En México la mayoría de los estados tienen en sus códigos penales artículos que penalizan el “peligro de contagio”. Suelen ser textos poco objetivos que no dialogan con la evidencia científica. En 2021 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se pronunció contra el hecho que para contraer matrimonio las personas deban realizarse controles de ITS llegando a prohibirse la unión en caso de que surjan “contagiosas” o “incurables”. En esa ocasión la Corte dijo que mejor que prohibir es informar, poner a disposición todas las herramientas disponibles.

Recientemente el estado de Nayarit en un hecho que mejor la calidad de vida de los ciudadanos con VIH eliminó el delito de contagio sexual del Código Penal “para que no sean molestados y gocen de su derecho al desarrollo integral de la personalidad e intimidad con respeto”. Se suma así a Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí y Tabasco.

Entrar a la discusión con Twitter como primer acercamiento puede enfrentarnos a debates, como por ejemplo: “Si lo transmitió está bien que haya condena”.

Este tipo de pensamientos son reductivistas, porque no se permiten atravesar por otras cuestiones:  ¿sabía la persona que era positiva? ¿era detectable o indetectable? ¿el no uso de profilaxis fue acordado? ¿la persona que ahora devino en positiva cuánto hace que no se testeaba? ¿había tenido otras prácticas de exposición al virus?

Y en el caso que haya habido un dolo o mala intención hay muchas leyes que lo contemplan. Pedir que no se criminalice a las personas VIH positivas no es pedir que no haya justicia por los hechos violentos.

La criminalización nunca es la respuesta

1- La criminalización puede reducir los nuevos diagnósticos.

La falta de conocimiento del estado serológico podría usarse como defensa ante una acusación por lo que sancionar en leyes punitivistas reduciría los esfuerzos por lograr que más personas se realicen los testeos. “Si yo no lo sabía no se me puede acusar”.

Una persona que conoce su estado de VIH puede comenzar un tratamiento antirretroviral. De esta manera su salud deja de correr algún tipo de peligro relacionado. Además, la mayoría de las personas VIH+ en tratamiento pueden alcanzar la indetectabilidad del virus y de esta forma no transmitirlo durante un encuentro sexual.

2-No hay manera fehaciente de probar que una persona haya sido la transmisora.

Un análisis filogenético no puede demostrar de forma concluyente que una persona sea quien haya infectado a la demandante. Entonces, ¿cómo se puede comprobar una acusación así?

3-El punitivismo no protege del VIH, la información correcta sí.

La evidencia científica nos comparte datos como que el virus de VIH no se transmite por saliva (besos, escupidas, mordeduras, etc.) y que una persona con carga viral indetectable no transmite el virus. Esto no sólo es fundamental a la hora de tomar una decisión legal, sino que además cambia la vida de toda la sociedad.

4-Una transmisión deliberada o maliciosa de VIH puede recibir sanción, existen herramientas penales que lo contemplan. Pero crear leyes específicas y estigmatizantes sobre VIH y sida puede afectar a todo un colectivo de personas.

Es decir: Nadie está diciendo que no se juzgue a una persona VIH positiva o con alguna ITS, lo que se pide es que se la juzgue por sus acciones, no por su estado de salud.

5-Los esfuerzos deberían estar dirigidos a la prevención y calidad de vida de personas positivas más que a la condena.

Los Estados deberían priorizar en brindar información, educación sexual integral (ESI), todo tipo de profilaxis (preservativos, PEP, PrEp, etc.) y fomentar leyes que protejan a las personas en situaciones vulnerables.

6-Si más personas conocen su estado VIH+ pueden comenzar su tratamiento antirretroviral. Si más personas tienen acceso a su medicación pueden llegar a alcanzar la indetectabilidad. Una persona indetectable no transmite el virus en un encuentro sexual.

Indetectable es igual a intransmisible. Y en el caso que una persona aún sea detectable hay muchas herramientas de profilaxis que hagan que no haya una transmisión en los encuentros. Cualquier persona VIH+ tiene derecho a una vida sexual plena y placentera, ese también es un derecho.

7- En lugar de proteger se potencia el odio y el estigma a poblaciones marginadas.

¿Qué casos llegan a juicio? ¿Quiénes son las personas juzgadas? Muchas veces estas legislaciones son aplicadas a personas sin recursos o que no tienen las herramientas para responder. Se convierten en un instrumento más de opresión e inequidad social en lugar de ese lugar de protección que dicen tener. Se usan para potenciar la condena a personas previamente estigmatizadas y marginadas.

8- Pero… ¿Quién dice todo esto?

Desde hace años especialistas aseguran que el punitivismo y las leyes específicas para criminalizar la transmisión de VIH y sida no son efectivas en la respuesta al virus. 

Se pueden consultar documentos como: ‘Declaración de Consenso de Expertos sobre la Ciencia relativa al VIH en el contexto del derecho penal’, ‘10 razones para oponerse a la penalización de la exposición al y la transmisión del VIH’, ‘Penalización de la Transmisión del VIH – UNAIDS’, ‘Declaración de Oslo sobre la criminalización del VIH’, son algunos de los varios textos que reúnen opiniones profesionales sobre el tema.

Nunca es un avance

“Los países que criminalizan a grupos de población clave experimentaron un menor progreso en los objetivos relacionados con las pruebas y tratamientos del VIH”, compartieron desde ONUsida.

Este tipo de medidas atentan contra la calidad de vida de las personas positivas y evitan el avance en la erradicación del virus. “Es una violación de los derechos humanos, aumenta el estigma e impide que reciban atención”, enfatizaron desde Naciones Unidas.

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