Qué pasa con los preservativos para vulvas en América Latina

Cuáles son las iniciativas de creación de preservativos para vulvas en la región. Y cómo se cuidan las personas con vulva para tener sexo entre ellas mientras tanto.

Sábana de látex, preservativo campo, papel film, playo, diques dentales, condones internos. Opciones «precarias» e «ineficientes» para el sexo entre personas con vulva que se utilizan «porque no hay otra cosa», enfatizan activistas lesbianas de América Latina. El grito común: la necesidad de un preservativo seguro para vulvas.

Andre (Chile/Mexico), Fabiola Baleón (México), Indyra Mendoza (Honduras) y Sofía Fontana (Argentina) compartieron qué métodos de barrera utilizan las personas vulvoportantes para tener sexo entre ellas, qué sucede en la práctica habitual del frotamiento, tribadismo o tijeretazo; y cuáles son las iniciativas de creación de preservativos para vulvas en la región.

«Muchísimas personas vulvoportates que tienen sexo con otras personas vulvoportantes en general reportan que no usan nada», cuenta Andre. Introduce así uno de los problemas centrales en cuanto a la salud sexual de este colectivo que incluye a lesbianas, bisexuales, no binaries, intersex y masculinidades trans.

Transformar la perspectiva para transformar los preservativos 

Andre es una torta sudaca. Nació en Chile hace 27 años y actualmente reside en la Ciudad de México. También es psicóloga y lleva adelante desde el 2019 el proyecto autogestivo Alma de Fuego, donde en su país natal vende juguetería erótica y realiza talleres de eyaculación y cuidados sexuales.

Ella considera que los métodos con los que cuentan para protegerse -como cortar los extremos de un preservativo para pene y crear una sábana de látex o preservativo campo- «son muy precarios». Habla de «negligencia del sistema de salud».

Andre, torta sudaca, psicóloga y activista

«Cualquier preservativo, sea cual sea, está hecho para el control de natalidad; no está hecho para el placer sexual únicamente. Se necesita una transformación de la perspectiva heterosexual y cis-género de los métodos que se pueden usar para cuidarnos. Si pensamos en prácticas sexuales de vulva con vulva obviamente no son prácticas reproductivas y entonces lo borramos, no existe, no es necesario», subraya.

En este contexto, pese al «panorama precario», Andre se aferra a la creatividad. «Si quiero tener sexo con alguien y necesito tener un método de barrera para sentirme tranquila y segura, probablemente voy a ir y usar la barra de látex o preservativo interno (para vagina) aunque no esté creado para el sexo entre dos personas con vulva».

Además, nombró otras posibilidades: «el uso de guante, condones de dedo, los preservativos de las jugueterías eróticas. También se está promoviendo el uso de los diques dentales que se consiguen en cualquier centro odontológico para practicar sexo oral o para tener prácticas de frotación porque son mucho más grandes que el preservativo cortado».

Desigualdad en acceso a métodos y preservativos

Fabiola Baleón es una socióloga lesbiana feminista, originaria del estado de Puebla, en México, y actualmente vive en la capital del país. También es directora de Jóvenes por una salud integral, una organización que trabaja «con, por y para la población personas que se identifican como lesbianas y bisexualas». Realizan una promoción de derechos sexuales y reproductivos enfocado específicamente en las juventudes LBT.

Fabiola Baleon, socióloga lesbiana feminista.

Para Fabiola existe una «gran desigualdad» en el acceso a métodos generalizados como el preservativos peneano frente a el condón vaginal o la sábana de látex.

«El más común para encontrar siempre es el condón para pene. El condón para vagina tiene sus limitantes porque a lo mejor por cinco condones para pene, te dan uno para vagina. Siempre te dicen que ya no hay, que no están disponibles«, explica.

Otra barrera es el precio. «Si los quisiéramos conseguir de manera privada, el precio es hasta tres o cuatro veces más elevado que el precio de un condón para pene. Un condón de sabor para pene en una sex shop en promedio está entre los 12 y 15 pesos mexicanos. Mientras que un condón para vulva está entre 70 y 80 pesos mínimo».

También menciona existen las «sábanas de látex que se pueden hacer con un condón cortándolo por los extremos. O bien el uso de sábanas de látex que ya venden en las sex shops a precio similar a un condón para vulva», describe Fabiola. 

Sin embargo, este método de barrera se utiliza para prácticas de sexo oral (boca-vulva o boca-ano) y no para el tribadismo, es decir, el roce de vulva con vulva. «Ahí no hay ningún método que se haya inventado hasta el día de hoy que pueda proteger y cumpla con los requisitos que tienen que ver con el placer y la seguridad en esta práctica sexual», afirma.

Fabiola también nombró otras opciones de las que tiene conocimiento por su trabajo en la organización. «Hay quienes sugieren el uso de un plástico que sirve para envolver alimentos y aquí en México lo conocemos como el playo (papel film en otros países) con el que nos han sugerido hacer como un tipo de ropa íntima. Pero es súper incómodo y quita todo el erotismo».

«Otra de las cosas que sugerimos -agrega- es el uso de mucho lubricante para este tipo de prácticas tribadistas: entre más lubricante, menos posibilidad hay de estar en contacto directo con los fluidos vaginales«.

Jóvenes por una Salud Integral, activistas lesbianas y bisexuales de México.

Cómo se investigan los preservativos para vulvas

Sofía Helena Fontana tiene 23 años, es no binarie y lesbiana. Estudia Artes de la escritura en la Universidad Nacional de las Artes en Buenos Aires, Argentina, y es activista en la organización Proyecto Preservativo para Vulvas.

«En nuestra organización luchamos para que se diseñe, produzca y distribuya gratuitamente preservativos que sirvan para todas las prácticas y en especial para el frotamiento entre vulvas», cuenta Sofía a Presentes. «Para todo lo que son prácticas sexuales entre personas con vulva o no (sexo oral a vulva, a ano, frotamiento entre genitales) no tenemos nada que esté diseñado específicamente para eso y que podamos ir a comprarlo a una farmacia«, explica.

En cuanto a otros métodos de protección de ITS que no son preservativos, Sofía enumera «los chequeos serológicos (estudios de sangre) con periodicidad frecuente, así como la profilaxis pre-exposición, más conocida como PREP, que es para prevenir VIH».

Proyecto Preservativo para Vulvas, Argentina

Desde su organización participan actualmente en dos investigaciones históricas para la creación de preservativos seguros que sean útiles principalmente para las prácticas de frotamiento, en el marco del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.

Por un lado, el plan de trabajo que desarrollaron junto a científiques del Conicet y apodaron “Investigación en preservativos para todas las prácticas sexuales” lo presentaron en el Desafío N°53 del programa ImpaCT.AR y quedó seleccionado.

“Su fin es analizar y desarrollar estrategias para la problemática de la falta de preservativos para todas las prácticas y en especial la que es de frotamiento entre genitales. Esta Investigación tiene el fin de desarrollar estos análisis y accionar al respecto. También asesorar a ministerios y organizaciones estatales sobre la cuestión”, explica Sofía.

«No podemos decidir porque no tenemos métodos diseñados específicamente»

La otra investigación en la que participan es en el marco de Proyectos asociativos de diseño (PAD) junto a un equipo de diseñadores industriales y un laboratorio cooperativa. “Es concretamente para el diseño de preservativos que sirvan para el contacto entre vulvas y otros genitales”.

“Actualmente no tenemos la posibilidad de decidir porque no tenemos métodos que estén diseñados específicamente para la práctica de frotamiento entre vulvas. Tampoco para el sexo oral”, indica la activista de Proyecto Preservativo para Vulvas.

Además de la necesidad de un preservativo para estas prácticas, se requiere de la difusión de información pertinente. “La política pública para desarrollar preservativos para vulvas debe estar acompañada de campañas de comunicación y educación que busquen informar para qué sirve este preservativo y en qué momentos es imprescindible usarlo si uno quiere prevenir ITS”, dice Sofía desde Argentina. “Así podemos decidir cuidarnos y ejercer nuestro derecho a la salud sexual”.

Otra cara: sin acceso a información ni a educación sexual

Para tener un panorama de cómo está el tema en Honduras, consultamos a Indyra Mendoza, coordinadora de la red lésbica Cattrachas. Indyra dice que “ni siquiera había escuchado hablar de preservativos para vulvas” y enfatiza: “No hay debate para nada aquí”.“Tampoco se habla de vida sexual en Honduras, entonces una cosa es consecuencia de la otra. Tampoco hay guías de educación sexual porque están prohibidas. Es un problema del país: Honduras en sí es un país que restringe los derechos sexuales y reproductivos”, enfatiza.

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