Tres meses sin Tehuel: crónica de una búsqueda que clama Justicia
Su pareja lo busca vivo. Su hermana y su madre acompañan rastrillajes y exigen que los dos detenidos hablen. A tres meses de que fuera visto por última vez, Tehuel De la Torre se convirtió en un grito de Justicia por los pibes trans.
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La investigación de esta nota se hizo en equipo con Soledad Mizerniuk y Victoria Rodríguez.
A Tehuel se lo reclama en las redes sociales y se lo sigue buscando entre los humedales, en los terrenos donde comen los cerdos y en los basurales. La mañana en que se cumplieron tres meses de su desaparición sumó otro rastrillaje, fue en un predio de José León Suárez donde se procesan los residuos ya compactados que llegan desde otras plantas del AMBA.
Desde el 11 de marzo en que su pareja y su hermana lo vieron por última vez, nadie sabe cómo conjugar los verbos.
Tenía 21 años y el 26 de marzo cumplió/hubiera cumplido 22. En su entorno, todo lo que antes era un festejo se volvió un recordatorio de su ausencia, una capa más honda del agujero y la tiniebla que produce el no saber qué pasó, una amplificación del dolor.
“Hoy cumplimos nuestro aniversario y mi cumpleaños, y no te tengo conmigo, mi amor”, escribió su pareja, Luciana, el 24 de marzo, cuando cumplió 18 años y dos con Tehuel. Lo posteó en Facebook, la plataforma donde se conocieron y comunicaron hasta que decidieron encontrarse personalmente en la estación Perito Moreno del Premetro.
El 12 de marzo de 2021 era viernes. Luciana lo esperó en la casita de San Vicente donde vivían juntos con su hijo de 4 años, y compartían con la madre de Tehuel y un hermano. “Tehuel es una persona a la que le encanta ayudar a la gente. Siempre está con una sonrisa en alto. Él vivió toda su vida con su papá hasta que decidimos juntarnos. Tenemos un nene, él tomó el papel del padre, lo crió desde los 2 añitos, el nene también lo aceptó. Salíamos siempre juntos, hasta para ir a comprar”, cuenta su pareja.
Tehuel nunca tuvo un trabajo fijo, siempre se mantuvo con changas. Su novia hacía rosquitas y bolitas, él salía a vender. A veces ayudaba a los vecinos cortando el pasto, sacando árboles. El único trabajo que había tenido era el de volantero de Mi cabaña pero duró poco por la pandemia. Los tres meses de su desaparición coinciden con la sanción en la Cámara de Diputades del proyecto de ley de inclusión laboral travesti y trans, una iniciativa que busca, paliar esta falta de derechos básicos para el colectivo, causa y consecuencia de una cadena de violencias estructurales y vulneraciones sistemáticas.
Luciana dice que es miedosa, que se preocupó desde que Tehuel le contó que Luis Ramos -a quien Luciana no conocía pero de quien había escuchado hablar- le había ofrecido ir a trabajar de mozo en un evento. “Tehuel no es de salir a la noche, siempre andamos juntos para todos lados. No me gustó la idea de que saliera solo, no lo digo por tóxica sino porque tenía miedo de que pasara algo. Ahora nadie me entiende y todos me juzgan porque tardé en hacer la denuncia”.
Lo esperó el viernes a la mañana. Le dejó una notita arriba de la mesa y se fue a llevar a su hijo que empezaba el jardín. A la tarde, ya inquieta, le pidió el teléfono a una vecina, el suyo solo andaba con wifi. “Llamé como cinco veces y el celular de Tehuel estaba apagado. Llamé a mi suegra a ver si ella se podía comunicar. Si Tehuel decía vengo a tal hora, venía. Se hizo la hora de cocinarle al nene, me quedé en el sillón hasta la madrugada”.
El sábado a la mañana Luciana fue a la comisaría 1ra. de San Vicente. “No me quisieron tomar la denuncia por tener 17 años. Cuando lo describía a la policía, una de las oficiales me dijo ah es un pibe trans. Sentí un poco de discriminación y mala gana. Más tarde volví con una vecina. Nos dijeron que teníamos que hacer la denuncia en Alejandro Korn porque ahí es donde él desapareció. Nos llevaron en un móvil”.
“Vivo se fue y vivo tiene que volver”
Luciana tiene esperanzas de encontrar a Tehuel con vida. Cuenta que le gustaba mucho jugar a la pelota, era hincha de Boca, fan de la música de Carlos Rivera y de Romeo Santos, “todo lo que sea romántico”. Tehuel le contó que “siempre quiso ser varón. Antes se vestía como mujer, hasta los 15 o 16 años, porque no sabía cómo expresarse. A eso de los 16 se cortó el pelo y se empezó a tratar como él quería. Su familia siempre aceptó que sea como es, aunque les cuesta un poquito tratarlo como él quiere, varón trans, lo respetaron aunque les cuesta”.
Luciana acompañó algunos de los rastrillajes, ahora prefiere no ir más. “Me parece que desde el principio se buscó mal, se buscó un cadáver cuando no tenemos pruebas que digan que Tehuel está fallecido. Los únicos que saben qué pasó con él son (Luis) Ramos y (Oscar) Montes. Por eso exigimos que hablen”. Los dos hombres están detenidos acusados de encubrimiento y de falso testimonio. Para Luciana hay más gente que sabe qué pasó con Tehuel.
“Por lo que se, Ramos siempre trató a Tehuel como un amigo, un hombre. En realidad no eran amigos, era de lejos, no hablaban seguido. Tehuel habrá ido 2 o 3 veces a lo de Ramos. No puedo imaginar qué pasó. Tehuel y Ramos se conocieron hace casi 4 años, en las marchas. Unas del frente de izquierda. No sé si Ramos convocó a Tehuel para ese tipo de empleo. Pero después Tehuel dejó de ir a las marchas, no trabajaba más ahí. Por lo que sé fueron a dos o tres marchas que hacia el MST”.
Luciana sigue esperando, ahora en la casa de su mamá, porque se mudó del lugar donde vivía con Tehuel hace unas semanas. “Como no consigo un trabajo fijo, nos estamos dedicando con ella a lavar acolchados. Dejé los estudios, en segundo año de la secundaria porque estaba embarazada y cuando quise arrancar se me complicó por el nene. No me toman en muchos lugares”.
“Vivo se fue y vivo tiene que volver”, repite, y pide que eso por favor eso quede claro en esta nota.
***
“Tehuel es una persona alegre, siempre haciendo chistes. Estaba en busca de trabajo, agarraba todas las changas que podía. Tengo entendido que a veces con el tema de que era un chico trans no le daban trabajo. Con la señora vivían en el día a día. Él me contaba que le preparaba la leche al nene, lo llevaban al jardín y lo iban a buscar. Muy buen padre, muy buen marido, y sobre todo buen hermano”, dice Verónica.
Desde hace tres meses Verónica, hermana de Tehuel, vive en otra dimensión. Una burbuja donde el tiempo es una coordenada que se vació de sentidos y se llenó de un estado de alerta permanente. Verónica se despierta y se acuesta atenta a cada notificación del teléfono, no se separa del celular. En su cumpleaños 36, hace unos días, no hubo tortas ni cantitos ni fiesta con sus hijos o su pareja, Feche, que la acompaña también a cada rastrillaje y a veces oficia de vocero ante la prensa. En cada policía o patrullero que ve pasar por la calle de su casa, lo primero que piensa Verónica es puede ser alguien que traiga noticias de Tehuel. Pero nadie tiene hasta hoy esas noticias.
Ella fue la última persona de la familia en verlo el 11 de marzo, después de que saliera de la casa donde vivía con la mamá y con Luciana. Verónica y su hermano se encontraron de casualidad, en la calle, a las 19:30. Tehuel se había ido de su casa a las 19 en San Vicente, había tomado el colectivo y se había bajado en Asamblea y Av. Presidente Perón. Asamblea es la calle principal de La Esperanza, el barrio de Alejandro Korn donde Verónica vio por última vez a su hermano, cerca de la casa de Ramos. La vida tiene esos guiños absurdos.
-¿Para dónde vas Tehu?, le preguntó Verónica.
–A hacerme mozo. Me llamó un conocido.
–Un amigo?
–Sí, Luis. Para hacer de mozo hoy a la noche.
–Y adónde queda?
–No sé. Ahora cuando llegue me va a decir.
Todo lo que sigue de ahí en más son -aún- conjeturas, testimonios de vecinxs, algunos rastros hemáticos, objetos secuestrados y aguardando nuevas pericias, rastrillajes negativos. Y una foto del expediente obtenida del celular de Ramos donde Tehuel está junto a Ramos y Montes, en casa de éste, en la noche del jueves 11 de marzo, cuando fue a lo de Ramos trabajar de mozo. La Justicia los citó a declarar, dijeron uno que no lo había visto y el otro que apenas si lo había cruzado. Existen pruebas contundentes de las declaraciones falsas y algunos rastros como esa foto.
“Sé por mi hermano que en el 2019 Ramos estaba en una cooperativa, lo había anotado a él. Llegó a ir a dos o tres marchas del MST. No sé cómo siguió. Tehuel no hablaba mucho, es medio cerrado al hablar de sus propias cosas. A la única que le contaba era a su mujer”.
Verónica es hermana por el lado de la madre de Tehuel, Norma. Van juntas a los rastrillajes. Norma es madre de otros nueve hijos, cinco con el padre de Tehuel, de quien se separó cuando Tehuel era muy chico. Tehuel pasó la infancia y parte de su adolescencia con su padre y sus hermanos en Tristán Suárez. Dejó el colegio secundario en tercer año, se había juntado y tenía que trabajar.
Madre e hijo se acercaron de nuevo en la adolescencia. Norma es ama de casa, trabajó varios años cuidando señoras mayores, Hasta hace poco tenía un kiosquito, pero después de la desaparición de Tehuel lo cerró.
“Cuando se viene a vivir a casa de mi mamá, la primera vez, vino con pelo largo. Después hizo el cambio”. Un día, cuando tenía 16 años, Tehuel se sentó a conversar con Verónica.
–Quiero ser varon, cortarme el pelo. Que me llamen Tehuel, Y que me traten como él.
Ella dice que en los primeros tiempos no le costó el tema del nombre: “Tehuel se llama Tehuel de nacimiento. Nunca lo cambió ni nada. A mi mamá a veces se le escapaba el ella, pero siempre lo aceptó. El padre, en cambio, sigue diciendo ella es mi nena. Su sueño era cambiarse de nombre cuando tuviera un trabajo, se quería poner Matías. Soñaba con su casa y su familia”.
La búsqueda y la Justicia
En esa foto del teléfono celular de Ramos se lo ve a Tehuel sentado a la mesa. La imagen se conoció el día que se rastrilló una zona de la laguna cerca de la casa de Montes y Ramos, por orden de la fiscalía que lleva la investigación, a cargo de Karina Guyot.
“Nos hubiera gustado que estos allanamientos se hubieran hecho antes”, dice Verónica al cumplirse los tres meses. “La investigación sigue y eso queremos: que no se olviden de Tehuel y que se lo encuentre. Que la Justicia diga qué pasó. Que hablen los acusados y que paguen. La hipótesis de la trata que a veces mencionan no la veo. Si no, no hubiesen encontrado el celular roto o la campera camuflada azul a rayas blancas”.
Los primeros medios en difundir las imágenes de Tehuel y la noticia de su desaparición y búsqueda fueron los medios locales: Al Sur Web (el histórico de San Vicente) y FM Solidaria 94.9. Sus periodistas son lxs primerxs en llegar a los rastrillajes y quienes nos guían al resto de lxs comunicadorxs que llegamos desde otras zonas, y a la parva de movileros que en las últimas semanas empezaron a seguir el caso más de cerca. Al principio la televisión no acompañó la búsqueda de Tehuel más que con transmisiones muy ocasionales, algunas ni siquiera respetaban su identidad de género. Soledad Chaua, colega de FM Solidaria, se enteró cuando empezó a visibilizarse en los grupos de Facebook del barrio, los lugares de compra y venta y los muros de conocidxs que la familia pedía que si alguien lo había visto se comunicara.
El primer rastrillaje se hizo el martes 16 de marzo. Por esos días había una búsqueda dramática y urgente, y la cara de una niña de siete años en los televisores de todo el país. Un hombre se la había llevado en bicicleta desde Villa Lugano y la encontraron tres días después en Luján. El rostro de Tehuel en cambio desapareció rápido de los principales medios masivos.
Soledad fue de las pocas personas que estuvo en el primer rastrillaje, del que participaron policías de la DDI, y otro periodista. Pudieron seguir de cerca el recorrido de expertos, perros, buzos tácticos, alrededor de la laguna y en la laguna. Luego la fiscalía ordenó dos rastrillajes más en el campo y en la laguna. El 16 de marzo en un allanamiento en la casa de Ramos aparecieron la campera quemada y el celular roto. Pero Ramos fue detenido días más tarde, en Dock Sud. Su casa volvió a allanarse en otra oportunidad. Días después quedó detenido Oscar Montes.
La esperanza es un barrio
El barrio donde vivían Ramos y Montes antes de quedar detenidos es un barrio joven. Creció hace algo más de 10 años sobre lo que antes era un inmenso campo y parte de la laguna de Miriní. Primero fueron casillas que se empezaron a construir, ganándole terreno al agua, y con el tiempo se transformaron en casas de material. Como queda muy cerca del barrio La Esperanza, lo apodaron La Nueva Esperanza, aunque algunos le siguen diciendo “la toma”. En La Nueva Esperanza se pierde el rastro de Tehuel.
Es un barrio de gente trabajadora, merenderos, kioscos-almacenes, niñes que juegan descalzos en las calles de tierra aunque hace rato ya no es verano. Un barrio un poco alejado, donde se reciben muchas denuncias de violencia de género.
Ramos tiene antecedentes de violencia: una condena cumplida por homicidio. Montes en cambio no tiene antecedentes penales, pero varias personas del barrio lo describieron como violento.
Ramos trabajaba en las cooperativas/ Vivía con la madre en el mismo terreno, cada uno en su casita/Daba planes/ Venía drogado, te dabas cuenta/Se decía que le pegaba a la mamá. Ella a veces venía y tenía moretones en la frente. Algún corte también le vimos/ El tío vivía con ellos/ Después de lo de Tehuel, la madre y el tío cargaron los bolsos y un colchón y se fueron en un auto blanco/De la casa, los investigadores se llevaron velas y libros satánicos/Andaba siempre armado con un cuchillo de cocina
La foto con el pedido de recompensa y la carita alegre de Tehuel está en varias esquinas de La Nueva Esperanza. El Ministerio de Seguridad, a través de la Dirección Provincial de Registro de Personas Desaparecidas, ofrece hasta dos millones de pesos a quien aporte datos, garantizando anonimato. Tehuel sonríe desde ese cartel, pegado en el poste en la puerta de la casa de Ramos. Hoy ese terreno donde hay dos viviendas (la de él y la de su madre) está deshabitado. El frente tiene una reja cubierta con una mediasombra. En las ventanas sin vidrios se agitan las cortinas. Sobre las paredes hay una pintada con aerosol que repite dos veces en letras que ocupan todo: “NO PASAR. DUEÑA CON PAPELES”. En el terreno hay algunas plantas, un sillón maltrecho y varios objetos en desuso tirados por todos lados. Hay un árbol que debe haber funcionado como perchero, del que cuelgan en una rama una zapatilla, una jarra de plástico y una pava.
A cinco cuadras de ahí está la casa del otro acusado, más compacta, con un portón de madera pintada de color naranja. De Montes dicen que trabajaba de chatarrero. Y también otras cosas:
Maltrataba a la mujer/No tenia antecedentes/Le pegaba al hijo/Era tranquilo/Era macumbero/ Hacía muchas reuniones/Sacando cuentas, esa noche se escucharon gritos y tambores como a las 23hs/A la mañana siguiente hubo movimientos raros en la puerta de lo de Montes/A Tehuel dicen que lo vieron en la plaza ese jueves/ En el barrio se dice que le pasó lo peor y lo tiraron/
Si alguien sabe algo, probablemente no hable.
Los rastrillajes
Hay cosas que no deberían escribirse y son muchas de esas cosas las que se comentan en el barrio. Las hipótesis más oscuras y que llevaron a rastrillar tantos predios donde se separan residuos. A uno de esos rastrillajes, el del 3 de junio en el Eco Punto de San Vicente, se llegó a partir de una denuncia. Más de 100 policías, personal del Sistema Federal de Búsqueda de Personas desaparecidas y extraviadas (Ministerio de Seguridad), fiscalía, forenses, perros especialistas en rastrear rastros hemáticos recorrieron. A un costado de las labores, Norma, la madre de Tehuel, tomaba mate dulce y Verónica, la hermana, se agarraba la cabeza y la dejaba caer sobre la mesa. Estaban su pareja Federico; y el abogado que representa a la familia, Alejandro Valle.
El abogado explicó que ese rastrillaje se hizo a partir de una denuncia de personas que trabajan en el Eco Punto separando residuos y materiales reciclables, que dijeron que un vehículo estacionó en la puerta el 15 de marzo a las cuatro de la mañana y dejó unas bolsas en un container de la entrada. La fiscalía dice que ya peritó eso pero mantiene reserva sobre buena parte de la investigación. Adentro del predio los perros entrenados para identificar rastros hemáticoos no ladraron. Pero fuentes de la investigación confirmaron el hallazgo de esos supuestos rastros en algún otro allanamiento. Van a cotejarlos con muestras de ADN de la familia en las próximas semanas, entre ellos, la madre y el padre, y con el de Ailén, la hermana melliza de Tehuel.
«El silencio de Tehuel es el grito de Justicia»
Quedan muchas puntas abiertas para investigar. La búsqueda, que en principio no tomó la identidad de género de Tehuel como una llave desde donde analizar el caso, se fue complejizando en la medida que se fue haciendo transdisciplinar. Profesionales de provincia y Nación, y de los ministerios de Géneros y Diversidad y de la Secretaria de DDHH vienen acompañando a la familia. En especial el Área de Género de San Vicente, en conjunto con el ministerio de las Mujeres Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires. “Me siento contenida, nos acompañan a cada rastrillaje”, dice Verónica.
«Hace tres meses seguimos buscando a Tehuel. Queremos saber dónde está, queremos a Tehuel con vida», dijo hoy Estela Díaz, al frente de esa ministerio. «Hay una búsqueda que desde el ministerio acompañamos pidiendo medidas a la fiscalía pero también junto a la familia y al municipio. Y estamos trabajando con el Equipo Argentino de Antropología Forense que orienta con su experiencia esta búsqueda. Le duele a su familia y nos duele a la sociedad, sigamos buscándolo. Queremos que aparezca con vida».
Hoy por la tarde se conoció una tercera detención, en relación a un operativo de ayer, «a partir de la información aportada por una testigo de identidad reservada que se contactó con la Dirección Provincial de Personas Desaparecidas del Ministerio de Seguridad bonaerense», informaron desde el ministerio provincial.
El jueves 10 de junio, la Justicia allanó a casa de un vecino de Ramos, en La Nueva Esperanza. Dicen que allí corrió a refugiarse antes de quedar detenido, y que esta persona también tenía otro asunto pendiente por una perimetral. Por otro lado, del sur, Caleta Olivia, llegó una denuncia de una mujer que dice haber visto en la calle a alguien parecido. La fiscalía mandó un exhorto para que hagan una pegatina con su rostro por toda la ciudad.
Se sigue, mientras tanto, el curso que pueden haber transitado los camiones que recolectaron en La Nueva Esperanza: ya se rastrilló el Eco Punto, luego la CEAMSE de Burzaco y hoy la de José León Suárez, el último eslabón que recorren los residuos ya compactados, antes de ser enviados a los rellenos. La familia asistió esta mañana a acompañar ese rastrillaje. Por eso desistió de participar de la marcha de antorchas que habrá a las cinco de la tarde en Alejandro Korn.
¿Dónde está Tehuel y qué pasó con él? Fuentes cercanas a la investigación consideran que hay más personas que pueden responder a la pregunta. La familia mientras tanto, sigue confinada a ese tiempo sin contornos. ”No tengo palabras. Trato de ir para adelante pero es muy duro. Lo único que quiero es que aparezca el cuerpo”, dijo su madre en una de sus pocas declaraciones, al terminar el rastrillaje de San Vicente hace una semana. Verónica a veces tiene esperanzas y siempre un pedido: que nadie se olvide de Tehuel: “Queremos que nos digan qué pasó y donde está. Queremos abrazarlo o llorarlo. El silencio de Tehuel es el grito de Justicia.”.
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