Se acerca la sentencia por Vicky Hernández, activista trans asesinada en Honduras

Familiares y compañeras de Vicky Hernández, activistas y organizaciones esperan que la Corte Interamericana de Derechos Humanos dé a conocer la sentencia contra el Estado de Honduras por el asesinato de la activista trans perpetrado entre el 28 y 29 de junio de 2009.

28 de abril de 2021
Dunia Orellana desde Honduras
Ilustración: Cattrachas

Familiares y compañeras de Vicky Hernández, organizaciones de derechos humanos y de la diversidad esperan que en unos días la Corte Interamericana de Derechos Humanos dé a conocer la sentencia contra el Estado de Honduras por el asesinato de la activista trans perpetrado en junio de 2009. Tenía 26 años cuando  la asesinaron elementos de seguridad estatal, según el alegato de sus abogadas, un equipo integrado por mujeres. 

La sentencia pendiente en la Corte IDH es la culminación de once años de trabajo de un equipo de abogadxs y de la familia de Vicky Hernández, y de un juicio histórico ante la Corte IDH. La labor de la defensa culminó con dos audiencias virtuales en noviembre de 2020 ante esa corte. Participaron expertxs y testigxs hondureños y del resto de América Latina, entre ellas la activista travesti argentina Marlene Wayar.

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“Con la sentencia de Vicky hay un montón de emociones y expectativas”, dice la coordinadora de la Red Lésbica Cattrachas, Indyra Mendoza en entrevista para Agencia Presentes. “Como activista y lesbiana con muchísimos años de lucha por el reconocimiento de la igualdad de nuestros derechos, espero que el Estado de Honduras sea sentenciado por ejecución extrajudicial”.

Una sentencia a favor de Vicky, asesinada durante el toque de queda por el golpe de Estado contra Manuel Zelaya Rosales, puede convertirse en un hito para llamar la atención y mejorar la protección para todas las personas trans, lesbianas, gays y bisexuales de Honduras. Y al mismo tiempo, un precedente para cualquier persona LGBTIQ+ violentada en América Latina por discriminación.

“Si la Corte sentencia a favor de Vicky y esto no queda impune, será un gran logro para la población LGBTI en Honduras. Marcaría un antes y después en la exigencia de los derechos de las mujeres trans”, afirma para Presentes la líder trans y directora de la Organización Pro Unión Ceibeña (Oprouce), Sacha Rodríguez. “Sería una voz cantante para las otras personas asesinadas y así se podrá hacer justicia”. 

Once años de lucha por Vicky

Las abogadas de Vicky Hernández –Nadia Mejia y Astrid Ramos por parte de Cattrachas yAngelita Baeyens y Kacey Mordecai del Robert F. Kennedy Human Rights–argumentan que la responsable de su muerte es la seguridad estatal hondureña, pues durante el toque de queda por el golpe de Estado eran los únicos que podían moverse libremente por las calles de San Pedro Sula. Además la defensa denunció que el Estado no le hizo autopsia al cadáver y la ocultó con la excusa de que Vicky padecía VIH.

“Es importante lograr que la Corte dictamine la ejecución extrajudicial y se investigue la cadena de mando”, asegura Indyra Mendoza. “¿Por qué? Porque esto nos hace iguales en el imaginario colectivo hondureño”. 

Mendoza considera que no sólo se trata de la muerte de Vicky: durante el golpe de Estado fueron asesinadas 14 mujeres trans, 16 hombres gays y muchas personas más. Una sentencia contra el Estado significa más que justicia en el caso de Vicky.

“Esta es la apertura para que vean que ninguna lucha es exclusiva de un grupo de personas”, agrega. “Si se elimina la amnistía que se dio en el golpe de Estado, sería un gran aporte LGTBI a este país donde se violan los derechos humanos de periodistas, abogadxs, defensorxs de los territorios indígenas, garífunas y campesinxs”.

Justicia para todxs, pide su madre

“Tiene que haber justicia para todos”, exige la madre de Vicky, Rosa Hernández. “Tienen que respetar los derechos de ellos por ser trans y de ellas por ser lesbianas. Porque son humanos. ¿Por qué discriminarlos? No puede haber discriminación”.

Rosa, de 65 años, ha estado durante estos once años poniéndole el cuerpo a la lucha por reivindicar la memoria de la mujer trans originaria de San Pedro Sula, en el norte de Honduras. “Vicky fue todo para mí”, agrega.

Una vida en medio del peligro

La activista trans abandonó los estudios para mantener a su familia. Como a otras mujeres trans, la sociedad hondureña lecerró las puertas. No le ofreció un trabajo, servicios de salud, educación ni empleo como sí lo hace con otrxs ciudadanxs.

Vicki viajó a Guatemala a los 16 años de edad para empezar su transición. A Rosa Hernández al principio le costóentender a su hija, pero la aceptó. “Para una madre, siempre la hija es hija. No sé cómo hay madres que rechazan a sus hijxs que son homosexuales o trans”. 

Pasó muchas noches en vela con el temor de que Vicky no sobreviviera al trabajo sexual en las calles, que ejercía como modo de subsistencia. Como Vicky, las mujeres trans que ejercen el comercio sexual en América Latina corren mayor riesgo de morir. 

Mataron a todas las testigas

Aquel 28 de junio ni Vicky ni su mamá sabían que había toque de queda. “Al día siguiente me pareció raro que no hubiera venido Vicky”, cuenta Rosa. La cena de su hija se había enfriado sobre la mesa. “Entonces, una de las muchachas me dijo: ‘¿No sabe que los policías mataron a Vicky en la madrugada? Vicky está en la morgue’. Para mí no había palabras”.

La noche en que mataron a Vicky, sus compañeras corrieron para escapar de la muerte. Pero las testigas que lograron huir también fueron perseguidas y asesinadas. “Yo todavía le dije a Vicky ‘corre, corre, corre’”, le contó una testiga a Rosa. “Cuando volteamos a ver, no miramos a Vicky, sólo oímos los disparos”. 

Mataron “a Lisa y a la otra”, recuerda Rosa. “No quedaron testigos. Pero me aseguraron que la policía había matado a Vicky”. 

“Cuando estábamos en la audiencia en la Corte IDH recibí una llamada de la DPI”, cuenta Rosa con voz quebrada. DPI es la sigla de la Dirección Policial de Investigación de Honduras. La llamada, según Rosa, fue para amedrentarla y hacer que abandonara su deseo de buscar justicia en las audiencias de la Corte IDH. 

“Me dio miedo porque matan a la gente y no saben ni quién [lo hace]. Por eso he estado en zozobra. Me da miedo porque tal vez uno tiene demandado el Estado y vayan a querer fregarlo [matarlo] porque para ellos la vida de uno no vale nada”. 

Esta situación de hostigamiento fue denunciada en la misma audiencia de la Corte IDH. Con la ayuda de Cattrachas y demás organizaciones que lxs respaldan, Rosa y su familia han tomado el valor necesario para contar su historia y mantenerse en pie de lucha durante más de una década. “Me dijeron que luchara y luchara para que la muerte de Vicky no quede impune”, dice Rosa con mirada desafiante. Y acá sigue, esperando una sentencia que repare aunque sea algo de todo lo irreparable para su hija y para tantas mujeres trans y travestis de América Latina que siguen a la espera de Justicia. 

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