«Lxs LGBT somos punto de ataque de Bolsonaro: debemos unirnos»

Columna de opinión de la activista por los derechos humanos Lana de Holanda.

Por Lana de Holanda*

En mis 28 años, éste es, con certeza, el peor periodo vivido. En 2016, aquí en Brasil, pasamos por un golpe donde la presidenta electa fue tumbada del poder antes de ser siquiera acusada. Hasta ahora no hay pruebas de la presunta corrupción.

El año pasado asistimos a algo peor: la extrema derecha ganó cuerpo y voz y encarnó en Jair Bolsonaro, un candidato extremadamente conservador que durante su campaña no tuvo vergüenza de mostrar desprecio por las mujeres, por la población negra, indígena y LGBT.

Por otra parte, es importante recordar que las personas LGBT siempre servimos como plataforma de Bolsonaro: atacándonos, deshumanizándonos y amenazándonos. Pocos años atrás, el presidente dijo en una entrevista que prefería tener un hijo muerto que gay. También dijo que jamás aceptaría tener vecinos gays porque su inmueble perdería su valor. Hace años que él dice cosas de este tipo, alimentando el odio que la población tiene hacia nosotrxs y nada pasó. Nunca se lo reprendió por decir esas barbaridades. Al contrario, ganó una elección.

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Es preciso entender que Bolsonaro es el político que mejor representa al ciudadano medio brasilero: no es muy culto ni está muy formado. Viene de una familia de clase media. Es blanco. Se enorgullece de que no le guste leer. También se enorgullece de decir que no entiende nada de economía. Cree que las mujeres fueron hechas para servir a los hombres. Afirma con orgullo que odia a las personas LGBT y está contra cualquier derecho que podamos tener. Es hipócrita al defender a la familia tradicional, ya que se casó tres veces y tuvo hijos de diferentes matrimonios. Por lo tanto, Bolsonaro no es diferente de los millones de hombres que viven en Brasil. Por eso el clamor del público: por primera vez un sector de la población no votó a alguien que destacaba por algo sino que votaron a alguien con quien se identificaban, alguien que podría ser un pariente, o un reflejo en el espejo.

Ese es el gran desafío que tenemos les brasileres: combatir a un enemigo que tiene gran apoyo de la población y que se parece mucho a las personas que lo votaron. Un enemigo que parece un tío, un abuelo, un primo e incluso a ese padre que tenemos en casa.

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En sus primeros días de gobierno, Bolsonaro ya mostró que no gobernará para todos, como ya preveíamos. Disminuyó drásticamente el poder de las Secretarías que velan por los derechos de los indígenas y sacó las reglamentaciones LGBT de las directrices de derechos humanos. Además anunció que las personas de izquierda no podrán recibir becas de estudio del gobierno, eliminó del Ministerio de Salud una cartilla que hablaba de la salud de los hombres trans. Nombró a una ministra, Damares Alves, para el nuevo Ministerio de la Mujer y de la Familia que está en contra del aborto legal incluso en los casos de violación o riesgo de vida para las mujeres.

Nuestra lucha en los próximos cuatro años será muy intensa y es en este escenario que empiezo a escribir para Presentes. Una vez por mes, voy a intentar informar no sólo sobre los desafíos que tenemos aquí en Brasil pero también de las luchas y las inicitativas para intentar frenar estos retrocesos en derechos. Me encantaría que durante este tiempo las noticias mejoraran y la realidad no sea tan dura como se vislumbra ahora.

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Nosotres, en el campo de la política y el activismo, tenemos muchos desafíos. Debemos unirnos para liberar a Brasil de la extrema derecha y todo lo acarrea, como el machismo, el racismo, el odio a los más pobres, la LGBTfobia. Precisamos unirnos, independientemente del partido político, de la organización y de la ideología de izquierda.

Un pez es mucho más frágil que un cardumen, por eso es proceso pensar colectivamente, en sintonía, en unión. Juntes seremos más fuertes.

Aquí hago un llamado a que todes les hermanes de América Latina presten atención a lo que está pasando en Brasil. La extrema derecha en Brasil nos puede afectar a todes. No podemos permitir que esta tragedia se expanda. Que lo que pasa en Brasil sirva, por lo menos, como aviso a los demás países, para que no se repita.

Seguiremos juntas, juntos y juntes hasta la victoria.

*Activista por los derechos humanos brasilera. Primera asesora trans de la Cámara Municipal de Río de Janeiro (PSOL). 

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