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Salta: crearon una cooperativa trans de servicios para vivir de su trabajo
Con la ley de cupo laboral trans paralizada en la legislatura salteña, agrupaciones de mujeres y varones trans autogestionaron una alternativa: se unieron en una cooperativa desde la que ofrecen servicios: diseño, clases de apoyo escolar, trabajos de construcción, pintura, servicio técnicos de telefonía y computación, entre otros. La convocatoria tuvo muy buena recepción. En breve, amplían la oferta y planean sumar a personas trans de otras localidades.
Con la ley de cupo laboral trans paralizada en la legislatura de Salta, agrupaciones de mujeres y varones trans autogestionaron una alternativa: se unieron en una cooperativa desde la que ofrecen servicios: diseño, clases de apoyo escolar, trabajos de construcción, pintura, servicio técnicos de telefonía y computación, entre otros. La convocatoria tuvo muy buena recepción. En breve, amplían la oferta y planean sumar a personas trans de otras localidades al trabajo.
Por Elena Corvalán, desde SaltaFotos: Santiago Romero y Víctor Notarfrancesco.
Las organizaciones Mujeres Trans Argentina y Varones Trans Argentina lanzaron en Salta una Cooperativa de Autogestión Trans. Se trata de una “guía de empleabilidad en servicios, producción y afines” que se distribuye en redes sociales y grupos de amigos. Y que viene dando buenos resultados: empleo digno.
La Cooperativa de Autogestión Trans surgió en junio, a partir de las reuniones semanales que mantenían varones y mujeres trans. En vistas de que el proyecto de cupo laboral trans estaba paralizado en la Legislatura, una de sus impulsoras, Pía Ceballos, propuso organizar alternativas de acceso al mercado de trabajo.
La presentación fue breve y directa el 16 de junio, cuando trece personas dieron a conocer sus servicios: “Encontrarás diferentes rubros en donde nos desempeñamos. Te pedimos que nos apoyes y que nos contrates, compres y adquieras nuestros productos”.
Qué servicios ofrece la cooperativa
Ceballos dice que la experiencia es “un éxito”. “Los primeros días ya había colmado de llamadas pidiendo, contratando, queriendo los servicios, los productos”. La vendedora de aceites agotó sus existencias. El maestro mayor de obras fue contratado para realizar tres proyectos.
Ofrece servicios de odontología, peluquería, diseño gráfico, clases de apoyo escolar, construcción (con un maestro mayor de obra), pintura de brocha gorda, servicios técnicos de telefonía y computación, servicios de transporte, confección de vestidos de fiesta y arreglo de ropa en general. Algunas personas de la cooperativa comercializan aceite de oliva. Hoy están trabajando en sumar integrantes y servicios. Planean incorporar a prestadores de otras localidades de la provincia.
«Cosas normales para cualquier persona, no para nosotras»
Pía recordó la felicidad que sintió cuando alguien le avisó que había cobrado su primer trabajo. Destacó el buen trato que reciben las “compañeras” y “compañeros” trans de parte de quienes los emplean a través de la Cooperativa, y que se manifiesta en “cosas sencillas, normales para cualquier persona, pero para nosotras no”.
“Las compañeras trans, cuando iban a ir a las entrevistas, me decían: ‘¿saben que somos trans, no va a pasar nada?'». Ceballos habla del temor “a la discriminación y al rechazo que ya han pasado en otro momento con los empleadores”.
Una de las que recibió más llamadas fue Luz María Cruz. Es modista, hace arreglos de ropa y confecciona de vestidos de fiesta, disfraces y trajes especiales. Una dragqueen requiere de su ayuda todos los viernes, y trabaja para comparsas, agrupaciones de caporales y para la fiesta de la Virgen de Urkupiña (en Salta, por su cercanía con Bolivia, es un evento importante).
La historia de Luz María, modista
A los 45 años, Luz María siente que hoy puede vivir su identidad en una sociedad más abierta. La aceptación de su familia, dice, evitó que no terminara en la calle, como vio que pasa con otras personas trans a las que conoció en las reuniones.
Pero no todxs fueron tan abiertxs como su familia. Abandonó la escuela secundaria: no se sentía cómoda con la organización binaria del espacio educativo. Un curso de corte y confección en el centro vecinal de su barrio le abrió las puertas de un oficio: “La primera vez hice una pollera a mano y se la puse a mi hermana menor, me gustó”. Después trabajó en un taller de costura, pero otra vez sintió, como en la escuela, que la discriminaban. “En el taller pagan poco y al ver que una es marica, la quieren explotar”.
Abrió su propio taller, en su casa. De boca en boca, fue ganando clientes que crecieron a través de la Cooperativa. Sus recreos son las salidas a bailar («una vez por mes, porque la economía no da para más») y las vacaciones de febrero, mes dedicado al goce del carnaval, que Luz María vive a pleno, no solo en los preparativos previos, sino también porque participa de la histórica comparsa Los Caballeros de la Noche.
«Es una salida laboral creada por nosotras»
Luz Macarena Bejerano, de 23 años, dice que no sufrió discriminación, aunque no le entregaron un título de bailarina cuando completó el curso. “Quizás si, ahí me discriminaron”, reflexiona. Luz estudia las carrera de contadora y una licenciatura en Administración en la Universidad Nacional de Salta. En la cooperativa, ofrece para dar clases de apoyo en Contabilidad y Matemáticas. “Es una salida laboral que nosotras estamos creando”, afirmó.
Hace dos meses que Luz Macarena comenzó a interesarse por las organizaciones trans. “No me acercaba mucho (al colectivo trans), porque veía que muchas chicas trabajaban en la calle». Acercarse a las organizaciones trans fue para ella acceder a otro marco desde donde mirar a esas compañeras. “Ví otra cosa, el lado B de todo esto. Todas las chicas que estaban ahí, más allá de estar en la calle, querían progresar, hacer algo más”.
Luz dice: “a mí no me gusta la política”. Sin embargo, reconoce que el contacto con el colectivo trans, “me abrió un poco más la mente”. Salió por primera vez de los límites de la provincia de Salta hace pocos días: viajó a Jujuy para iniciarse como actriz en un cortometraje.
Charly: «A los 30 años empezó mi vida de hombre»
Hace 15 años que Charly se dedica a la pintura en general, trabajo que ofrece en la Cooperativa. “Ya soy grande, tengo 47 años, pero siempre fue mi anhelo ser un varón. Siempre hice trabajos de hombre, desde los cuatro años que soy así”.“A los treinta años empezó mi vida de hombre”, contó Charly Cabeza. “Mi mamá nunca me aceptó. (…) Cuando ella falleció, habrán pasado seis meses, y me empecé a comprar ropa de hombre, perfume de hombre, y a cortarme el cabello como varón”.
Charly comenzó a asistir a las reuniones de personas trans interesado en realizar “la transformación de un chico trans”. Cuando surgió la idea de la Cooperativa, se preguntó ¿cómo no se nos ocurrió antes?, y se sumó. «Nunca es tarde para hacer las cosas que uno quiere”, dijo a Presentes mientras pintaba la vivienda particular y la farmacia de Mariana Amelia Mancuso.
Qué dicen lxs clientxs de la cooperativa
Mariana es una de las personas que contrató servicios de la cooperativa. “No tendrían que por qué tener ningún tipo de condicionamiento, pero lo real es que siempre hay prejuicios”, dijo a Presentes.Mariana contrató servicios de la cooperativa.
Otro empleador de Charly es el militar retirado Néstor Voss. El hombre lo conoció con su identidad anterior y todavía habla de él en género femenino: “Varias veces la llamé para que trabaje conmigo y realmente hizo un trabajo siempre perfecto, de hecho la recomendé”.
Voss tiene una empresa de seguridad. Elogió la creación de la cooperativa: “Creemos que (las personas trans) lo único que hacen es prostituirse y no es así, tienen aptitudes que por ahí no tienen la posibilidad de demostrarlas”.
La gacetilla actualizada con nuevos servicios será relanzada en breve, adelantó Pía Ceballos. Personas de otras localidades pidieron replicar la experiencia. La nueva nómina de servicios incluirá soporte digital para acceder directamente al Facebook de la Cooperativa.
«Nos llamaron hombres que querían sexo»
En el análisis de este poco tiempo de andar, Pía también da cuenta del lado b: hubo llamados a la cooperativa de hombres que querían sexo. “Hay una parte de la sociedad que sigue asociándonos únicamente a la prostitución. Y hay compañeras que ejercen bajo su propia autonomía, pero es cuestión de cada una, nosotras no las vamos a juzgar”, explicó.
«No soluciona el problema de fondo»
Esas llamadas no cambian la conclusión: “Quedamos muy contentas con esto. No soluciona el problema de fondo, que tiene que ver con la aprobación del cupo laboral, con políticas de empleabilidad en serio. Pero esto realmente ayuda y muestra solidaridad en un momento tan difícil”.
Apostamos a un periodismo capaz de adentrarse en los territorios y la investigación exhaustiva, aliado a nuevas tecnologías y formatos narrativos. Queremos que lxs protagonistas, sus historias y sus luchas, estén presentes.