Por qué el crimen de Juliana, mujer trans asesinada en un control del Ejército, indigna a Colombia
Por qué el homicidio de Juliana Díaz, una mujer trans, conmueve e indigna a un país. Y cómo los medios la siguieron violentando aún después de muerta.
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Por Pompilio Peña Montoya/Hacemos Memoria*
El domingo 27 de septiembre cientos de personas vestidas de blanco acompañaron el cuerpo de Juliana Giraldo Díaz hasta el cementerio central del municipio de Jamundí, en el departamento del Valle del Cauca, Colombia. La muerte de esta mujer trans después de que el Ejército disparara contra el auto donde se desplazaba, el jueves 24 de septiembre, causó conmoción en Colombia.
Francisco Larrañaga, esposo de la víctima, subió a redes sociales el dramático momento que vivió luego de que un soldado disparara contra el vehículo en el que se movilizaban él, Juliana y dos personas más, sobre la vía que conduce al municipio de Miranda.
Según la versión dada por Francisco Larrañaga a medios de comunicación, él conducía su carro cuando varios uniformados salieron de repente de un rastrojo y uno de ellos disparó. Al menos cuatro proyectiles dieron en la carrocería y uno de ellos hirió de muerte a Juliana.
De acuerdo con la versión entregada a medios de comunicación por el general del ejército Marco Mayorga, el soldado implicado disparó a las llantas del vehículo al notar que, supuestamente, este iba a obviar el pare de un retén. Uno de los proyectiles impactó sobre el pavimento desviando su trayectoria y matando a Juliana.
La indignación y el contexto
El impacto mediático y la ola de indignación que desató en las redes el homicidio de Juliana se da en medio de una serie de sucesos que han desacreditado a la fuerza pública colombiana. Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo y defensor de Derechos Humanos de la comunidad LGBTI, explica que todo comenzó con la muerte de Javier Ordoñez a manos de policías el pasado 8 de septiembre en una calle de Bogotá. El asesinato desató una serie de protestas en las principales ciudades del país, especialmente en la capital. Allí los manifestantes destruyeron 53 Centros de Atención Inmediata de la Policía y al menos diez civiles murieron, en hechos que están siendo investigados luego de que se conocieran videos en los que miembros de la policía disparan contra los manifestantes.
La situación es muy grave, anotó Castañeda, pues “se suma la negativa del presidente y el ministro de defensa de acatar la orden de la Corte Suprema de Justicia de pedir perdón y parar la violencia en las movilizaciones sociales. Así que se trata de un montón de fenómenos que venían en crecimiento y que tienen dos manifestaciones: de un lado, el uso excesivo de la fuerza pública, y de otro la indignación de la ciudadanía. El caso de Juliana hace reventar esas tensiones”.
Castañeda agregó que la indefensión de las víctimas de la fuerza pública y la impunidad de los casos, en los que muchas veces no se conoce toda la verdad, han servido como combustible para la indignación de un sector de la sociedad.
Violencia mediática hacia Juliana
A ello se sumó una serie de fuertes críticas al trato que algunos medios de comunicación dieron a la noticia. El caso más visible fue el titular de la cadena radial La FM: “Hombre Murió tras disparo de militar en medio de retén en Miranda, Cauca”. Twitteros tan reconocidos como Físico Impuro y la Red Comunitaria Trans, repudiaron esos tratamientos periodísticos que además no señalaron el caso como un homicidio, hecho que fue luego corroborado luego por la fuerza pública.
Fuertes críticas en sus redes sociales también recibió la Revista Semana que tituló el hecho “Muere una mujer por el disparo de un soldado en Miranda, Cauca”. Seguidores de este medio de comunicación, uno de los más importantes del Colombia, reprocharon que no se utilizase palabras como “asesinato” o “homicidio”. Y que se desplegaran en ese medio tapas como la que hizo énfasis en el titular «Amor, muerte y perdón», espectacularizando la noticia y sin dar cuenta del contexto.
Blanco de burlas de soldados
Por su parte, la hermana de Juliana, Aura Díaz, también dio a conocer ante las cámaras de Noticias Caracol la profunda tristeza que sintió al leer un trino del Ministerio de Defensa, a menos de 24 horas del homicidio, que decía “¡Gloria al soldado!”: “Fue un golpe bajo, no todos son iguales (los soldados), pero creo que hay otro momento para hacerlo, creo que la institución no está en el momento de enardecer las funciones de las fuerzas militares”. A lo que el Ministro añadió un mensaje pidiendo a la comunidad no salir a protestar de forma violenta.
Gloria Díaz, madre de Juliana, quien viajó desde España para asistir al entierro de su hija, expresó que el sueño de Juliana era montar un centro de belleza propio, con ahorros provenientes de un negocio familiar de cría de pollos. Y agregó que la mujer quería cambiarse el nombre a Juliana, ya que en su cédula aparecía como Carlos Julio Giraldo Díaz. Esto, recordó, la hacía blanco de burlas de soldados cada vez que le requerían su documento de identidad.
El mismo día del asesinato, el presidente Iván Duque dijo condenar el “ repudiable hecho ocurrido en Miranda, Cauca. He ordenado a @mindefensa y @COL_Ejercito disponer lo necesario para investigación con celeridad. Responsable debe recibir castigo ejemplar. Solidaridad con familiares de Juliana Giraldo, a quienes brindaremos acompañamiento”.
Voces de colectivos de diversidad sexual
El activista Wilson Castañeda explica: “lo que pasa es que la fuerza pública saca el cuerpo y se pronuncia dando a entender que este o aquel ha sido un caso aislado. La cuestión es ¿por qué un militar actuó así? Esta pregunta no se la hace el Estado colombiano, cuando el éxito de una política en materia de Derechos Humanos no solo se trata de castigar a quienes violan derechos, sino de ir a analizar qué causó esa vulneración, con el fin de buscar la prevención”.
Maira Castillo, integrante de Arcos Diversos LGBTIQ y de la Mesa de Diversidad Sexual Departamental del Cauca, y quien conoció a Juliana, manifestó a Hacemos Memoria que las personas con orientación sexual diversa normalmente sobreviven en el abuso, la discriminación, la estigmatización y la violación de sus derechos, sobre todo las mujeres trans. “Para nadie es un secreto que el Cauca ha vivido en una constante lucha y resistencia por todos los vejámenes y la violencia a la que hemos estado expuestos durante los últimos 50 años”–expresó–.
“Con la muerte de Juliana corroboramos lo que todos hemos sentido durante ese tiempo, que las fuerzas militares y el Estado no están dispuestos a respetar nuestra vida, orientación y condición sexual, que no nos ofrecen garantías para una vida digna y que, al contrario, las personas que deberían estar salvaguardando nuestra integridad física son quienes nos están arrebatando la vida”, manifestó Castillo.
56 líderes sociales asesinadxs en el Cauca este año
El departamento del Cauca y sus vecinos, Valle del Cauca y Nariño particularmente, vienen sufriendo fuertes violencias. Se trata de territorios disputados por grupos subversivos como las disidencias de las Farc, el ELN y bandas al servicio del narcotráfico. De hecho, en lo que va de este año, a corte del 28 de septiembre, en el Cauca han sido asesinados 56 líderes sociales, la mayoría de ellxs indígenas, según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
CIDH exige respeto a la identidad de género
En medio de toda esta difícil situación, Aura Díaz, hermana de Juliana, y la madre del soldado señalado de activar el gatillo, participaron en un acto de perdón y reconciliación al encontrarse y darse un abrazo. Aura aprovechó para manifestar que espera que las investigaciones sobre cómo en realidad sucedieron los hechos se den a conocer y que sea la justicia la que imponga las debidas sanciones.
El soldado implicado en el hecho, que tiene 19 años y hacía parte de la base militar de Miranda (Cauca), está siendo investigado por la Fiscalía.
Por su parte, la Comisión Interamericana de DDHH, le hizo un llamado al estado colombiano para que lleve una investigación “del caso con la debida diligencia, tomando en cuenta la identidad y expresión de género de la víctima y adoptando medidas de reparación necesarias, además de garantizar DDHH en las intervenciones de las fuerzas armadas”.
*Este artículo fue escrito en el marco de una alianza informativa para la Red de Periodismo y Memoria, entre Hacemos Memoria de la Universidad de Antioquia y Agencia Presentes.
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