La historia de Xaneri: Ser muxe, resistir y florecer
Creció como una niña muxe en el Istmo de Tehuantepec. En la ciudad conoció la violencia machista y se nombró transmuxe. En todos lados es Xaneri, la que teje con sus ancestras y vive su identidad sin categorías fijas, acuerpando infancias y adolescencias diversas.

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Xaneri nació en Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, en una familia que acogió su feminidad desde la infancia. Su abuela paterna, curandera, lo intuyó desde antes de su nacimiento: era especial. En su niñez, pudo vivir libremente su expresión femenina y fue reconocida como muxe huini, término zapoteco para nombrar a las niñas muxes.
Todo cambió en su adolescencia, cuando migró a la Costa Chica, a San Pedro Jicayán, donde enfrentó violencia machista. Allí tuvo que esconder su feminidad y tejer en secreto. Esta actividad se volvió una forma íntima de resistencia. Aunque fue reconocida como muxe desde pequeña, su apropiación del término ha sido un proceso personal y profundo: lo resignifica desde la ternura, los textiles y la flor.
Xaneri se nombra como transmuxe en contextos urbanos, y como muxe’ gunaa —quien viste indumentaria femenina— en el Istmo. No ve su identidad como un tercer género ni como una categoría fija, sino como una identidad viva de dualidad y libertad. Su muxeidad se expresa tanto en lo femenino como en lo masculino.
Una parte esencial de su vida es el telar de cintura, que aprendió de su abuela mixteca. Para ella, tejer es más que un arte: es una forma de sanar, narrarse, conectar con sus ancestras y resistir. Sus tejidos cuentan historias de dolor, gozo y dignidad.
Xaneri no camina sola: reconoce a otras muxes como Felina, Cazorla, Mitzary y Pilar Salinas. También a las que han sido asesinadas. Denuncia que el Istmo no es el paraíso que muchos imaginan para las muxes: sigue habiendo violencia, migración forzada y falta de acceso a salud y trabajo.
Hoy acompaña a infancias y adolescencias muxes. Se ofrece como “un jardín” donde otras puedan crecer y florecer sin miedo, usando huipil y mostrando su feminidad. Cree en la ternura como política radical, como forma de sanar, resistir y acuerpar.Por su labor de cuidado y visibilización, fue coronada Reina Muxe en Oaxaca (2023) y en la CDMX (2024). Este 5 de julio entregó su corona. Su compromiso continúa: sigue siendo una guía y un refugio para que otras puedan vivir su muxeidad con dignidad, orgullo y amor.
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