Les Desertores: Infancias y juventudes trans y no binarias hacen teatro documental en primera persona
Les Desertores es una obra de teatro documental que desplaza la mirada adultocéntrica sobre lo trans. La protagonizan niñeces y juventudes trans y no binaries. "Nos gusta llamarlo teatro útil. En dos horas podemos contarte estas historias, abrir posibilidades a la empatía y cuestionar los sistemas de representación binarios que nos han jodido la existencia".
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CDMX, México. “Les Desertores” es una obra teatral de no ficción que desplaza la mirada adultocéntrica sobre lo trans y tiene como protagonistas a infancias y juventudes trans y no binaries. Ellxs hablan en voz alta sobre su identidad de género, el goce de vivirse trans, las violencias que atraviesan. También sobre el camino que falta para que sus derechos sean reconocidos.
En esta obra de teatro documental queer participan las actrices Stephany Chanel (10 años) y Andrea (14 años), el actor Nicolás (17 años) y le actore Dan (27 años). La dirección y producción están a cargo de Laura Uribe y Sabina Aldana, respectivamente, quienes forman parte del Laboratorio de Artistas Sostenibles (LAS), una compañía de investigación y creación fundada en 2018.
Teatro documental: testigues y testimonios
“El teatro se ha pensado casi siempre desde lo ficcional. En ese sentido, el teatro documental busca enunciar las historias de quienes son testigo y testimonio al mismo tiempo. Trabajamos a partir de la autobiografía para construir la obra. Desde la compañía es una postura política que sean elles mismes quienes sobre el escenario cuentan sus propias historias, porque los sistemas culturales están absolutamente recargados de un adultocentrismo en donde las infancias y juventudes muy pocas veces son escuchadas; y menos escuchadas cuando son parte de las disidencias”, explica Laura Uribe a Presentes.
Les Desertores contó con el apoyo y asesoría de la Asociación por las Infancias Trans y el talento de la obra formó parte del laboratorio de creación “Este cuerpo que re-existe”. Allí se convocó a infancias y juventudes trans interesadas en tomar un taller de teatro documental.
Por qué contar nuestras propias historias
Hablamos con Stephany Chanel, Andrea, Nicolás, Dan y la directora de la obra para conocer por qué importa la representatividad de las infancias y juventudes trans. También para preguntarles qué mensajes propone esta pieza en un contexto donde hay tantas narrativas desinformantes sobre las experiencias de las infancias y juventudes trans.
“El poder contar que soy trans a personas que ni conozco es muy fuerte. Pero creo que es también muy valioso porque puede ayudar a otras personas a ya no tener miedo de ser quienes son y a su vez contar sus historias. Contar nuestras historias también es una forma de levantar la voz para decir que no somos una burla, existimos, estamos aquí y somos algo fuerte que está presente”, comenta Nicolás en entrevista.
Para Andrea, la idea de ser ella quien cuenta su propia historia es toda “una revolución”. “Creo que nuestra voz tiene más volumen y siento que eso puede hacer que sea más escuchada. También creo que esto es una manera de revolución para quienes vienen a ver la obra, sobre todo para la gente que no sabe qué onda con ser trans o que creen que en su vida no hay alguien trans. Creo que eso es bueno, es como un golpecito en su perspectiva”.
“Conectar desde la herida nos ayuda también a sanar”
Además de la importancia de la representatividad, Steph, Andrea, Nico y Dan cuentan que la experiencia del teatro como actividad que involucra la voz y el cuerpo, les está brindando seguridad en sí mismes y la oportunidad de crear comunidad.
“Allá afuera es muy cansado fingir la voz. Hacer esta obra con mis compañeres de plano me lleva a otro mundo en el que no existe mi cuerpo. No siento disforia y cuando termina la obra y salgo a la calle. Ahora me siento con más confianza y menos miedo de ser yo”, cuenta Stephany Chanel de 10 años.
“Las experiencias de las que hablamos nosotres cuatro, si bien no son iguales, no son del todo ajenas. Partimos de un terreno que es común, y creo que eso nos ha permitido generar vínculos profundos, no sé si tiene que ver con que conectamos desde la herida muchas veces, pero sí pienso que también al conectar desde ahí nos ayuda también a sanar y tejer red”, agrega Dan durante la entrevista.
“Ser un leopardo de las nieves, amar el rosa y ser anarquista del sistema binario”
Durante la obra, Steph, Andrea, Nicolás y Dan plantean situaciones de goce sobre ser trans pero también sobre las violencia que enfrentan en sus entornos familiares, escolares y cotidianos.
Se habla de lo agotador que se vuelve usar binders (prenda que comprime el pecho); la euforia de usar la falda del uniforme escolar por primera vez; la lucha de las familias que acompañan para que en el pase de lista escuchen su nombre y pronombre; los adultos que les cuesta entender y las amistades entre pares que hacen el camino más fácil.
Para contar todo eso se usan metáforas, música, maniquíes, uniformes escolares que se vuelven personajes. También es muy potente ver el uso del archivo audiovisual como memoria que nos adentra a una infancia que va descubriendo que no es hombre pero tampoco mujer.
También plantean “somos más que solo trans o no binaries”. Y sueñan en voz alta el querer ser diseñadora de modas, artista, cineasta.
“Teatro útil para la empatía”
En una hora y media esta obra también brinda una especie de contranarrativa a los discursos de odio y desinformación que usan grupos antiderechos alrededor de las infancias y juventudes trans, que niegan su agencia y que buscan obstaculizar el reconocimiento de sus sus derechos como está pasando en Estados Unidos, por ejemplo, y en tantos otros países.
“Yo creo que la función del arte también es crear contranarrativas al odio ¿no? O sea, revelar lo que está oculto es la guía a seguir, y sobre todo lo que quieren mantener oculto en el sentido de que son temas que nadie quiere nombrar, que nadie quiere escuchar. Entonces creo que poner sobre la mesa esto utilizando el teatro como vehículo es una estrategia y una herramienta muy potente”, explica Laura Uribe, directora de Les Desertores.
Esta puesta en escena funciona como vehículo para provocar empatía a través de las experiencias. E incluso para explicar de manera vivencial conceptos como la identidad y expresión de género, la orientación sexual, el sexo, el género; y dejar constancia de que las vivencia trans no suceden únicamente a partir de los 18 años.
“Que sean elles mismes quienes cuentan su experiencia, su confusión, su miedo, su seguridad, su resistencia; genera un abanico de posibilidades de empatía, de entendimiento. A nosotres nos gusta llamarlo teatro útil porque creemos que en dos horas podemos contarte estas historias, abrir posibilidades a la empatía y cuestionar los sistemas de representación binarios que nos han jodido la existencia”, finaliza Uribe.
Les Desertores se presenta viernes, sábados y domingos hasta el 17 de septiembre en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, al surponiente de la Ciudad de México. Las entradas se pueden conseguir directamente en taquilla o en este enlace.
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