Mau Vila: Actor y embajador de las infancias diversas

Mau Vila es actor, titiritero y docente. En Rogelio, la obra de teatro que dirige y actúa, aborda las heridas de una niñez correntina en modo Alicia en el País de las Maravillas. “Tengo un espacio donde puedo ser el referente que hubiese querido tener en mi infancia”.

16 de junio de 2023
Agustina Ramos
Agustina RamosJulián Larroza
Edición: María Eugenia Ludueña

«El embajador marica de las infancias queer«, bromea sobre sí mismo Mau Vila. Actor, titiritero y docente, nacido en la capital de Corrientes (Argentina), vuelve a sus raíces en la obra de teatro Rogelio. En sus palabras: un «homenaje a la amistad». Con ternura, intimidad y fascinación, encarna a un niño marica -inspirado en su historia personal-, que se pregunta sobre el amor y no comprende los abusos que vive. 

A Mau le encantan las siestas correntinas. La siesta es para él el momento en el que todo se detiene. Pero en su niñez tenía un significado diferente. «Con los padres durmiendo, para mí era más que un descanso, la posibilidad de que nadie me viera ni me escuchara, de jugar y hacer lo que quisiera. Era el momento de armarme vestidos, jugar con toallas, ponerme pelucas. Una especie de hora libre», cuenta a Presentes.

El pozo mágico

Al pensar en Rogelio, se inspiró en Las aventuras de Alicia en la país de las maravillas, de Charles Lutwidge Dodgson, más conocido como Lewis Carroll. Lo conmovió pensar en una niña que en el sueño de una siesta vio pasar a un conejo blanco y lo siguió «porque sí» hasta una madriguera. 

«El túnel se convirtió en un pozo de repente. Tan de repente que Alicia no tuvo siquiera tiempo de detenerse en pensar que se encontró cayendo y cayendo», recita Vila con sus palabras durante la entrevista. Y enfatiza: «En el pozo solo podés dejarte caer, y Alicia se deja caer». Esa imagen, de la caída, lo retrotrajo a los conejos blancos que siguió a lo largo de su infancia y adolescencia: aquellos amores clandestinos con hombres mayores, dijo, a modo de ejemplo. 

De dónde vengo

A los 17 años, recién terminado el secundario, Mau dejó la ciudad y la provincia donde se crió. «Fue literalmente una huida de mi pueblo. Probablemente en ese momento con mucho enojo porque creo que es lo que nos pasa a todas las infancias y adolescencias, sobre todo de mi generación», dijo. Corrientes es considerada una provincia hostil para las personas LGBTIQ+, según afirman les activistas de este territorio. Y así lo demuestra que, hasta el día de hoy, a 11 años de su sanción, sigue sin adherir a la Ley de Identidad de Género y tampoco a la Ley de Cupo laboral Travesti Trans, del 2021.

Al llegar a la Ciudad de Buenos Aires Mau borró las huellas de su Corrientes natal: la tonada, su manera de pensar y los vínculos que construyó, en un proceso que recuerda doloroso. Su sensación era que si mostraba sus raíces no iba a conseguir trabajo. «Me convertí en un porteño porque en ese momento era lo que pedía el sistema actoral», contó. 

Estudió actuación en la Universidad Nacional de las Artes y trabajó en publicidad. Esto fue al poco tiempo de haber llegado a la gran ciudad, pero al cabo de un par de años algo le hizo ruido. «Me di cuenta de que había perdido toda mi esencia. Cuando empecé a escribir Rogelio, lo empiezo a hacer con el deseo de reconectar con quien yo fui, de dónde vengo y de los lazos que construí ahí», dice. 

En medio de ese proceso, la directora Clarisa Navas lo convocó a ser parte del elenco de Las mil y una. La película se estrenó en 2020 y trata sobre la vida de adolescentes, uno de ellos homosexual, en el barrio «Las mil viviendas» de Corrientes. «Fue como abrazar mi identidad, quién soy, y homenajear mi adolescencia», describe Vila.

Entre sus proyectos actuales, Mau actúa y dirige Rogelio, con música de Stevie Marinaro, la obra que se puede ver los domingos en el Espacio Savia (Buenos Aires). Además, integra el elenco de Cuentos feroces la obra, que acaba de estrenar en el Teatro Metropolitan, una serie de reversiones de cuentos clásicos para que no haya “princesas rescatadas, lobos acosadores y un único modelo de familia o de amor”.

“El teatro es terapéutico desde un lugar humano”

– ¿Cómo vivís el volver a ser un niño cada domingo?

– Cuando estoy haciendo Rogelio es como un tiempo en el que estoy en carne viva (dice y se emociona). Es indisimulable. Me interpela un montón pero me hace muy bien también. La sensación es como cuando te lastimaste y se te infecta la herida, y la única posibilidad de sanarla es escarbar para limpiar y que vuelva a sanar un poco mejor. Ya a esta altura lo vivo realmente como una obra de teatro: me interpela como si estuviera haciendo Hamlet o Romeo y Julieta. Y cada función se me muere el amor de mi vida. No lo vivo como que estoy hablando de mí y hago terapia con el público. Nunca me hubiese gustado que fuera así. Creo que el teatro es terapéutico desde un lugar humano. A uno le hace bien atravesar esas emociones e involucrarse con un material que te atraviesa y vulnera. Eso siempre es transformador. 

– Al final de la obra comentás que el momento de hacerla fue difícil. Y que llevarla adelante te brindó el entusiasmo de seguir actuando.

– Yo estaba muy angustiado porque las relaciones que había tenido en el último tiempo me revelaron un patrón que tenía que ver con heridas de mi infancia de todo tipo. Con terapia de por medio fue como “Ah, yo había anulado por completo estos hechos de mi infancia”. Los había naturalizado porque también a una como marica te enseñan a naturalizar ciertas situaciones: “se la buscó”, “quiso estar ahí”, “lo eligió”. Y después uno se olvida de que tenías 13 años y ese tipo te llevaba 20. Sos menor de edad. Cuando tomé consciencia de eso a mí me destruyó. Fue tocar fondo. 

El día que toqué fondo fue la primera vez en mucho tiempo que me permití llorar como un niño. Lloré tan fuerte y fue tan gutural ese llanto que me golpearon la puerta de mi departamento. Me pasaron una notita por debajo de la puerta. Esa notita decía: «Hola, soy tu vecino de arriba. Si querés tengo torta de cumpleaños». Yo me lavé la cara, subí, golpeé la puerta y hoy en día es mi mejor amigo y ángel de la guarda. 

La amistad salva vidas

Sofia Moro (productora, asistente de dirección) Stevie Marinaro (músico y compositor) Luca Ongarato (dirección) Julian Larroza (fotografía y diseño gráfico) Mauricio Vila (actor, director, autor)

– Los amigos son un eje central en Rogelio. ¿Qué pensás de la amistad?

– Mis recuerdos de mi infancia tienen que ver con desear estar con mi mejor amiga Flor, de teatro. Fue un refugio. Después entendí la importancia de los lazos afectivos porque si no, yo me hubiese matado. Ella fue como mi testigo de todo ese período, la única a la que podía decirle “tengo miedo”, “estoy enamorado”. La posibilidad de compartir esas experiencias es necesaria y vital. Es la familia que se elige. Yo tuve el privilegio de tenerlo con una amiga y me salvó la vida. 

Es el único espacio que no fue contaminado por toda la cultura de la posesión, de la monogamia, de toda esta estructura que si bien a veces se replica -porque amigos celosos vas a tener toda la vida- al menos yo siento que hay algo en ese vínculo como ajeno a cualquier tipo de estructura, pedido, reclamo. Con Flor nos amamos, yo le deseo la felicidad absoluta al lado mío, lejos mío, con nuevos amigos, con más amigos.

Más ESI contra el abuso sexual en las infancias

– A partir de los casos vinculados a Jay Mammón o Marcelo Corazza en Argentina los abusos sexuales en las infancias LGBTIQ+ ocuparon más espacio en la esfera pública. ¿Qué mensaje te gustaría brindar sobre el tema?

– Lo primero que pienso cuando salen estos casos y cuando se vuelve a poner en tela de juicio, es, primero, recordar la importancia de la información y de la aplicación de la ESI (Educación Sexual Integral) desde tempranísima edad. Que deje de ser un problema hablar de abusos en la infancia, que deje de ser un tema tabú. Hay un montón de maneras amorosas de hablar de esto. Como cada vez que se habla de que un niño o niña cuenta que es abusado por un adulto porque en la escuela se le habló de esto. Ahí te das cuenta de que la información es poder. Si yo hubiera tenido esa información en ese contexto hubiese entendido un montón de cosas.

Durante un programa en vivo en la señal pública Paka Paka, el día de su cumpleaños en 2020, Mau quiso dejar de ocultar parte de su identidad y según sus palabras, eso le cambió la vida. “Pedí públicamente un deseo: que en este país cada quien pueda ser quien quiera ser. Que las infancias pudiesen vivir sin estereotipos de géneros, que pudieran amar a quien quisieran amar y vestirse como se quisieran vestir”, cuenta. Y agrega: “Tengo un espacio donde puedo ser el referente que hubiese querido tener en mi infancia”.

Autor e intérprete: Mauricio Vila / Música original y músico en escena: Stevie Marinaro / Diseño de iluminación: Juan Zorraquin / Diseño Gráfico y fotografía : Julián Larroza / Producción y asistencia de dirección: Sofia Moro / Co-Dirección: Luca Ongarato / Dirección General: Mauricio Vila.
La obra Rogelio se puede ver desde el 3 de septiembre hasta el 24, a las 18 en el Espacio Savia, Jufré 127, Villa Crespo, Ciudad de Buenos Aires. 

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