Lo que no callaron las olas: Cómo es ser une estudiante LGBTIQ+ en la UNAM

Una encuesta de la Universidad Nacional Autónoma de México señala que el 72.56% de las personas LGBTIQ+ dijo haber vivido al menos una forma de discriminación en la UNAM por ser parte de la diversidad sexual. Este trabajo forma parte de la investigación Lo que no callaron las olas.

1 de marzo de 2023
Agencia Presentes
Dani Scharf/ Lo que no callaron las olas
Edición: María Eugenia Ludueña
Este texto forma parte de Lo que no callaron las olas, un proyecto impulsado por el departamento de Investigación y Periodismo de PODER Latam y el medio Serendipia Data, en colaboración con las organizaciones y medios de comunicación:  Técnicas Rudas, Tor Project, Agencia Presentes, Proyecto Matriarcas y Tails*.

CIUDAD DE MÉXICO, México. Si bien desde el ámbito educativo empiezan a aparecer iniciativas que buscan erradicar la discriminación, las aulas de los espacios de formación académica no son lugares seguros para la diversidad sexual. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no es la excepción, según se desprende de los datos que arrojó la “Primera consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTIQ+ en la UNAM”. Se trata de un ejercicio estadístico que pone en el centro las experiencias de las disidencias durante su vida universitaria. Fue elaborada por la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) de la UNAM entre octubre de 2021 y mayo de 2022. Y señala a las personas trans como uno de los grupos más vulnerables. 

Amigable pero discriminatoria

En la UNAM, al menos 5 mil 529 personas se reconocen como LGBT+. De éstas, el 85.98% son estudiantes de bachillerato, licenciatura y posgrado. De acuerdo a los datos, el 45% percibe a la Universidad como una institución “amigable” con las personas LGBT+. Sin embargo, la percepción de seguridad fue calificada de “regular” por el 41.31%. el 72.56% de las personas dijo haber vivido al menos una forma de discriminación en la UNAM por ser parte de la diversidad sexual.

“Creo que hay que empezar a exigir distintas perspectivas, teorías y apuntar a la inclusión de distintos feminismos. A nivel administrativo y de convivencia cotidiana, los prejuicios siguen muy arraigados. Las personas transexcluyentes o trans misóginas tratan de tapar estos prejuicios con teorías”, señala María Fernanda, integrante de UDiversidad, la colectiva interdisciplinaria LGBT+ más longeva de la UNAM.

Violencia simbólica contra personas trans

La violencia simbólica es una dimensión de la violencia de género que opera de maneras sutiles. Se trata de mensajes que funcionan a través de íconos, signos, patrones que reproducen las relaciones de dominación y desigualdad, naturalizando la discriminación hacia las mujeres o las personas LGBTI+. Y en especial a personas trans, que están entre las más vulnerables de la sigla. 

En la UNAM estudiantes denuncian que han padecido esta violencia simbólica: desde pintas con mensajes trans-odiantes en los baños neutros, a la organización de un foro en donde cuatro académicas feministas emitieron discursos de odio y negaron la existencia de las personas trans, intersexuales y no binaries.

Al finalizar el foro, al menos 743 personas de la comunidad universitaria y ajenas a ésta firmaron un posicionamiento. En él advierten la preocupación que implica que la Universidad Nacional Autónoma de México abra espacio a los discursos de odio. 

“Espacios como este contribuyen a la violencia de género en contra de las mujeres trans, hombres trans, personas no binaries, y travestis (…) Los señalamientos realizados por parte de las participantes de este foro no solamente niegan las vivencias e identidades trans sino que generan un retroceso en la conquista de derechos para las poblaciones trans. Además de que su discurso excluye a éstas del derecho a la autonomía corporal, el derecho a la identidad y el derecho a una vida libre de violencia”, señala el comunicado.

En un contexto de agresiones de la institución hacia poblaciones sexo diversas, María Fernanda, considera que es “urgente una reforma total en cuestión de cómo se sigue concibiendo y entendiendo el género” dentro de los planes de estudio. También  a nivel social en la convivencia del día a día por parte de toda la comunidad universitaria.

Cómo opera la discriminación

De acuerdo a datos de la Primera consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTIQ+ en la UNAM, las formas de discriminación registradas van desde la malgenerización, es decir, dirigirse o referirse especialmente a una persona trans en términos que no reflejan su identidad de género. 

Casi la mitad de las personas que respondieron esta encuesta (49.45%) fue víctima de comentarios prejuiciosos por su orientación sexual, expresión e identidad de género. 

También aparecen otras modalidades como gestos de desagrado, comentarios cargados de prejuicio, rumores, burlas, intimidación, amenazas, maltrato físico y obstáculos para ejercer derechos universitarios. 

Las personas LGBTIQ+, en especial trans y no binaries, dicen enfrentar obstáculos para acceder a espacios dentro de la UNAM. Al menos 40 personas trans y no binaries declararon que alguien en la Universidad les negó el derecho a entrar a un baño, solo por su expresión e identidad de género.

Respuestas estudiantiles a las violencias 

A partir de asambleas, acciones de resistencia frente a la violencia de género que existe en la Universidad y con organización colectiva es cómo estudiantes LGBT+ ha tomado distintas rutas para garantizar su seguridad, espacios de recreación y organización dentro de la comunidad universitaria.

María Fernanda, integrante de UDiversidad, asegura que a pesar de que existen instancias como Igualdad UNAM o la Defensoría de derechos universitarios, éstas aun “tienen demasiados vacíos”. 

“En ese sentido estamos desamparades, abandonades de ese tipo de gestiones y por lo tanto nosotros tenemos que, de alguna manera, arrancar estos espacios, visibilizar y hacer ruido”, señala.

Finalmente, considera urgente que las autoridades universitarias mantengan abierto el diálogo con las poblaciones disidentes y “confronten y reconozcan estas problemáticas”. De no hacerlo, considera, “se generará una bola de nieve”.

*Esta alianza de Lo que no callaron las olas tiene como objetivo revelar las metodologías con las que el Gobierno de México en alianza con empresas transnacionales de Social Media usan la información depositada en estas plataformas para sofisticar los operativos de espionaje en contra de grupos impulsores de derechos humanos, en particular, grupos feministas.

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