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Alba Rueda sobre el fallo contra CFK: «La justicia nos quiere dóciles, fuera de la política»
"Las travestis, las trans y las travas sabemos de esto", escribe Alba Rueda, Representante Especial de Argentina sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Cancillería argentina. "La justicia que falló contra Cristina es la misma que revictimiza a las mujeres y lgbtiq+".
7 de diciembre de 2022
Alba Rueda, activista travesti y Representante Especial sobre Orientación Sexual e Identidad de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina.
Flor Capella
Edición: María Eugenia Ludueña
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La justicia que falló contra Cristina es la misma que revictimiza a las mujeres y lgbtiq+. La justicia que minimiza o desconoce directamente la violencia de género, que encierra y castiga según criterios de clase. Una justicia que muy lejos está de escuchar y reparar.
El ataque judicial a Cristina, el ataque al pueblo de no poder contar con una candidata, se da a tres meses del intento de magnicidio, y después de la decena de causas destituyentes. Con el fallo del 6 de diciembre se instala un mensaje claro, la proscripción en la vida política de la única mujer que estuvo dos veces presidencia, en el senado, y que actualmente es la vicepresidenta elegida, hoy Cristina Fernandez está proscrita de la vida política.
El aumento de los denominados discursos de odio en la esfera pública pasó a visibilizarse en acciones concretas. Este fallo también hay que leerlo en un contexto de avance regional y mundial de los discursos de derecha con fuerte contenido misógino, que quieren volver a poner a las mujeres en la casa y a lgbtiq+ en el clóset.
Las travestis y trans sabemos de esta persecución judicial
Esta condena y persecución busca disciplinar a todas y todes. Nos quieren dóciles, nos quieren domesticadas, nos quieren fuera de la política, “calladitas no nos vemos más bonitas “. Las travestis, las trans y las travas sabemos de esto.
Las formas en que construye poder patriarcal son a través del disciplinamiento a nuestras vidas y nuestros cuerpos. La impunidad que vemos reflejada en el ámbito judicial, es la impunidad y asimetría de donde venimos.
Nosotras crecimos viviendo la complicidad y la omisión de fiscales y jueces, en el silencio o las validaciones que dieron a la violencia institucional hacia las travas. Crecimos peleando por un poco de democracia que nos permita ser nombradas, abrazadas por gobiernos populares que recuperan la noción latinoamericana de de buen vivir, de derechos humanos, abrazadas por la lucha de Madres y Abuelas.
Por qué nos urge una reforma judicial transfeminista
Este año en el 35º Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries en Territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel (San Luis), que se inició con una ceremonia indígena al grito de «Marichi wew», voz indígena Mapuzungun que significa «diez o mil veces venceremos», se invitó también a pensar una reforma judicial desde una perspectiva transfeminista.
Nuestro país tiene una larga trayectoria de movimientos feministas y lgbtiq+ que han sabido construir una clara agenda a partir de miles de voces de liberación contra la opresión que históricamente nos impone este sistema capitalista, racista, patriarcal y colonial.
Frente a ello, tenemos que defender nuestra agenda. La de la interseccionalidad, entre militantes, referentas/es barriales, diversidades, pueblos originarios, afrodescendientes, migrantes, mujeres, lesbianas, travestis, trans intersexuales, bisexuales, no binaries. Nos urge una reforma judicial transfeminista. Nos urge, aún sabiendo que hay muches compañeres que desde adentro del Poder Judicial la están peleando por transformarla.
Necesitamos que nuestro movimiento social y político, responsable de las transformaciones más importantes en el feminismo y en la agenda política nacional, lidere este momento. Que sitúe en esta trama de violencias judiciales en la urgencia y certeza que se trata de cuidar la vida de Cristina. ¿Cuáles son las formas de hacerle frente a esto?
En los años de gobiernos populares, nosotras/es estuvimos presentes, acompañando, construyendo una arquitectura de derechos fundamentales. Con la Ley de Parto Respetado (2004), la Ley de Educación Sexual Integral en (2006), Ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas (2008/2012), Ley de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (2009), Ley de Matrimonio Igualitario (2010), Ley de Identidad de Género (2012), Ley de Fertilización Asistida (2013), Régimen Especial de Contrato de Trabajo para Trabajadoras de casas particulares (2013), Ley de Inclusión Previsional (2014) que dio la jubilación para amas de casa.
También con la creación del Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidades (2019). Con el Decreto 721/20 de Cupo laboral Travestis Trans (2020), Ley N° 27.636 de Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgéneros «Diana Sacayán-Lohana Berkins» (2021), Decreto 476/21 para documentación no binaria (2021), entre tantas otras medidas y programas con perspectiva feminista.
No somos mascotas del poder
¿Qué organización nos damos para construir una alternativa frente a un poder como ese? Es con las feministas, es con la diversidad, es con el movimiento lgbtiq+. Es con una agenda popular de ampliación de derechos y de distribución de la riqueza. Con organizaciones populares que surjan desde lo territorial. Y con dirigencias también feministas, abiertas a las compañeras y ajenas a “los pactos de caballeros” y a las prácticas machistas.
Fueron las pibas educadas en esos años de ampliación de derechos -no sólo en Argentina, sino en toda nuestra región- las jóvenas que salieron con el pañuelo verde a decir “instintivamente” y sin ninguna duda “mi cuerpo mi decisión” y a defender la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Pronto cambia el año y empiezan las campañas de 2023, incluyendo la elección presidencial y nos preguntamos ¿qué pasará con la agenda política? Aquí las formas importan, el cuándo y el para qué.
No somos mascotas del poder, nuestra fuerza está en la vitalidad que nos dimos colectivamente. No podrán con tanto amor.
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