La lengua es de todes: por qué molesta tanto el lenguaje inclusivo

La lengua no es neutral, tiene una ideología. Y el lenguaje inclusivo de algún modo vino a cuestionarla.

10 de junio de 2022
Ana Fornaro y María Eugenia Ludueña
Ilustración: Florencia Capella

“El lenguaje inclusivo nos pone delante de la carga ideológica de la lengua, que habitualmente nos es invisible”, decía la escritora argentina María Teresa Andruetto en su discurso de cierre del Congreso Internacional de la Lengua Española (Córdoba, 2019). Porque la lengua no es neutral, tiene una ideología. Y el lenguaje inclusivo de algún modo vino a cuestionarla, haciéndola visible al resaltar que existe una relación hasta ahora desigual entre lengua, pensamiento y género

¿Por qué usar lenguaje inclusivo?

¿Por qué usar lenguaje inclusivo? Porque el lenguaje ordena, permite nombrar y clasificar un mundo. Hasta hace poco el castellano lo organizaba en términos binarios, femenino y masculino. Pero al nombrar a las personas de manera general, sólo recurría a este último, reproduciendo la hegemonía masculina que durante años gobernó el mundo. Por otro lado, desde hace tiempo en el mundo empezaron a visibilizarse y a ocupar un lugar político identidades que históricamente habían sido relegadas, discriminadas, criminalizadas por el mismo poder patriarcal. Como estaban al margen, no importaba si eran nombradas ni cómo. 

¿Qué resisten quienes se oponen al lenguaje inclusivo?

Muchas personas trans, no binarias o niñes no se identifican con ningún polo del binomio de género. Entonces ¿qué hacemos con esas personas sujetas de derechos? ¿Forzamos su identidad para que entre en una lengua que, a su vez, es artificio? ¿O modificamos usos de la lengua para integrar a todes? El lenguaje es una herramienta de comunicación, y comunicar implica a una otredad. Podemos usar al lenguaje como una manera de establecer poder y sujeción, o como un puente hacia les demás. Preferimos el puente. 

El lenguaje inclusivo no cambia el mundo ni se plantea como una opción obligatoria en todos los ámbitos. Entonces ¿qué resisten las personas que se oponen al lenguaje inclusivo? ¿Por qué molesta tanto y hay quienes se miran raro, sonríen o se burlan cuando lo usamos? Quizás sea porque en la lengua es un territorio de disputa de sentidos, donde proponer nuevas categoría de personamiento es un modo de proponer otras ideologías, de hacer visible otro mundo posible. 

No sabemos bien qué pasará en el futuro con el lenguaje inclusivo. Lo que sí sabemos es que mientras hagamos de cuenta que la ideología es invisible a la lengua, quienes quedan invisibilizades – excluides- son personas. Y la lengua es de sus hablantes, de todes, tan diversa como elles. 

Este artículo se publicó originalmente en El futuro es sin género, Historias trans de Colombia, Chile y Argentina, editado por la Universidad de los Andes, CEPER, Cuadernos de Periodismo, Facultad de Artes y Humanidades, febrero 2021.

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