Una antología recoge las voces de poetas cuir de Colombia

"Como la flor, voces de la poesía cuir colombiana contemporánea" recoge 50 textos de 30 autorxs que comparten su propia experiencia acerca de la vivencia cuir en Colombia.

“El cambio que tiene lugar en nuestros cuerpos / es la mutación de una época”, dice un poema de la poeta colombiana Carolina Dávila. En realidad, las palabras pertenecen a la primera parte de Testo Yonqui, un libro del filósofo Paul B. Preciado. Lo que hizo Carolina fue tomar fragmentos de este libro, colocarlos en verso y cambiar la primera persona del singular por las segundas personas del singular y del plural. El resultado, un collage poético al que tituló “Paul B. Preciado dixit”. 

Este primer ejercicio disruptivo del lenguaje es similar al que propone la poeta argentina Tálata Rodríguez en su charla TED “Cómo crear poesía cortado y pegando”. Ella llamaría a Carolina Dávila una poeta DJ, alguien que selecciona, omite, mezcla, experimenta, decide. Una poeta que, a partir de algo que ya existía, crea un texto completamente nuevo. Ese continuo movimiento hacia lo excéntrico, hacia lo descentrado, es lo que propone la antología Como la flor, voces de la poesía cuir colombiana contemporánea (Temas de hoy, 2021). Un poemario que recoge 50 textos de 30 autorxs que comparten su propia experiencia acerca de la vivencia cuir en Colombia. 

“Una de las narrativas que se hizo presente cuando recibimos los poemas fue la de la expresión de lo vegetal y de la naturaleza como una expresión de lo cuir”, cuenta Alejandra Algorta, editora y compiladora de la antología, y fundadora de la editorial Cardumen. “Lo sentimos como una oportunidad para reformular lo que entendemos por naturaleza, que no es binaria sino que presenta una amplitud de expresiones que desde occidente no hemos sabido ver o que hemos aplacado. De ahí el poema de Elina Hernández, que habla de la sexualidad de las orquídeas”, explica.

El nombre de la antología se lo deben al poema Orquídea Catatesum, en donde Hernández dice: “Ahí donde a la flor su forma / no sabe conducirla / en lugar de ir, atrae / en lugar de ir, se prolonga / como la flor del borrachero, / como la del brócoli, / ejemplifican una tarea / impensable en otros reinos: / moverte sin ir / hacia lo que deseas”. “Como la flor es un poemario que habla sobre las palabras que nos fueron asignadas para señalar lo que vive y las palabras que hemos decidido usar en su lugar”, explica el prólogo.

CUIRIZANDO LA POESÍA EN COLOMBIA

“Ser cuir en Colombia tiene implicaciones muy diferentes que dependen del lugar en el que estés y de la clase social a la que pertenezcas”, explica Algorta. “Sin duda, no es lo mismo ser cuir en Bogotá que serlo en el Guaviare. Sin embargo, hay violencias que cualquier persona que no encaje en la heteronorma puede experimentar en mayor o menor medida. Las implicaciones son tan diversas como el grupo que las conforma, pero la constante es la voluntad de tener los mismos derechos que las personas cishetero”. 

El poema Señales, de la poeta Alejandra Lerma, propone de qué manera esa norma cisheterosexual se extiende como una enseñanza desde la temprana infancia: “La niña lleva el pelo corto, señal de que quiere ser hombre / El niño lleva el pelo largo, señal de que quiere ser mujer / El vientre solo le sirve para sangrar, señal de que se ha estropeado (…)”. Como expone la poeta lesbiana argentina Gabriela Borrelli en su libro Lecturas Feministas II. Constelaciones literarias (Futurock, 2021), “la poesía tiene una función doble: en su dimensión canónica, participa en esa normalización como otra institución, pero, por otro lado, abre la ventana a vestigios, muestra esa lengua escondida cuando puede ella misma sumarse a la batalla rompiendo el lenguaje normalizado”.

LA POESÍA ES EL GÉNERO DE LO EXTRAÑO

Para Algorta, la poesía contemporánea es en sí misma una forma de expresión de lo cuir. “Es el género de lo extraño, de lo libre, una sombrilla que no encaja, y en ese sentido es la forma más genuina desde la que intentamos narrar un pedacito de la experiencia cuir actual en Colombia, que es inabarcable”, explica. Hablar de cuir en vez de utilizar la acepción anglosajona queer es, como expresa val flores, una manera entre muchas otras de disputar en el terreno del lenguaje una disconformidad con las hegemonías no solo identitarias, sino también geopolíticas. Hablar de lo cuir es reclamar una “latinoamericanización” de este término. 

“Con mi boca en tu sexo / o tu sexo en mi boca / se vuelve, al fin, inteligible / el idioma en que se cifran / los organismos vivos”, propone en el poema Otra lengua  el poeta Juan Diego Otero. Así, podríamos decir que en esta antología lo cuir aparece como el despojo y la libertad frente a las precondiciones de un género asignado; como expresión del amor en sus distintas formas; como toda porción de lo social que reviste lo natural, y viceversa. Cuir, como propone Algorta, “como la potencialidad de navegar las posibilidades de nuestro mundo sin herir a nadie”. 

“Gran parte de los poemas de este libro están ubicados desde un adentro hacia un afuera. En el adentro se lee el hogar, un bar, la fiesta, pero también la palabra y el cuerpo. El afuera, por otra parte, es un lugar de lucha, de reforma, de rabia y de enfrentamiento”, explica la editora. “Quisimos, entonces, ordenarlos de esta manera. Sacando los poemas desde su interioridad más genuina hacia ese afuera más violento”. 

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