Pandemia, huracanes y un juicio histórico: así fue 2020 para las personas LGBT+ en Honduras
Veinte muertes violentas LGBTI; cientos de contagiadxs y desplazadxs por el coronavirus; dos huracanes en menos de 15 días y las audiencias por el crimen de odio de Vicky Hernández.
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Por Dunia Orellana
Veinte muertes violentas LGBTI; cientos de contagiadxs y desplazadxs por el coronavirus; dos huracanes en menos de 15 días y las audiencias por el caso de asesinato transfóbico de Vicky Hernández. Esta sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) se convertirá en un faro que da luz y esperanza para las 371 víctimas y familiares de personas de la diversidad sexual que han muerto de forma violenta en los últimos 11 años. Ese es el panorama que 2020 ha dejado a los colectivos LGBTI en Honduras.
La mitad de crímenes de odio, misma impunidad
Según el Observatorio de Muertes Violentas de la organización lésbica Cattrachas, en 2020 se registraron los asesinatos de ocho personas trans, ocho gays y tres lesbianas, haciendo un total de 19. En comparación, en 2019, cuando fueron 41 fallecimientos, los crímenes bajaron más de la mitad, pero la impunidad sigue siendo de las más altas. Por su parte, la organización hondureña Somos CDC registra en este año hasta la fecha más de 15 fallecimientos relacionados con la violencia.
Discriminadxs por tradición en un país machista, las personas LGBT+ enfrentan una situación caótica en los campos de la salud, las leyes, la educación y el acceso al empleo que tan solo ha empeorado durante el año que está por terminar.
Sasha Rodríguez, de la organización Oprouce, dijo a Presentes que se “está avanzando” en las investigaciones de los asesinatos de sus compañeras transexuales Luz Clarita, que fue lapidada en el mes de mayo, y Cristhal López (30), quien fue asesinada a tiros en julio junto con su pareja en ciudad de La Ceiba. En este mismo hecho desapareció la hermana de López y hasta la fecha no ha sido encontrada.
Sin salud, sin alimentos
“El 2020 ha sido una destrucción total en todos los sentidos en el área institucional, jurídica, de acceso a la salud, alimentos y a nivel de empleo”, agrega la activista trans defensora de las personas que viven con VIH-sida. Sasha denunció que algunos hospitales estaban cobrando dinero extra para hacerles exámenes a las poblaciones que reciben tratamientos antirretrovirales.
Vicky Hernández más cerca de obtener Justicia
No todo el panorama es oscuro para la diversidad sexual hondureña. La audiencia en el caso de la activista trans sampedrana Vicky Hernández que la Corte IDH llevó a cabo 11 y 12 de noviembre se convierte en una luz que da esperanza a las poblaciones diversas tradicionalmente discriminadas y perseguidas.
“Logramos demostrarle a la Corte IDH que las violencias son instaladas no sólo para la trans que mataron y que no hubo justicia, sino que todas esas leyes y normas que ya están instaladas nos discriminan, la cultura y el prejuicio nos discriminan. No es una trans la única víctima, sino que la víctima somos todas”, expresó a Presentes Indyra Mendoza, coordinadora de Cattrachas.
Hernández, asesinada en 2009 durante el toque de queda por el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, es un ícono de la lucha contra la discriminación por identidad de género.
Según la defensa de Vicky liderada por Cattrachas y la organización Robert F. Kennedy, el asesinato cometido de noche entre el 28 y 29 de junio de ese año fue responsabilidad de elementos de seguridad estatal, quienes eran los únicos que no tenían restringido el movimiento durante el estado de excepción. Al resto de la población se le había prohibido salir de sus casas mientras duró el toque de queda.
Varios colectivos se echaron al hombro el trabajo de hacer que los culpables estatales paguen con un castigo por el crimen contra Vicky. Durante 11 años, Cattrachas y Robert F. Kennedy Human Rights pelearon dentro y fuera del ámbito judicial para que el asesinato de la activista trans sampedrana no quedara impune.
El trabajo de más de una década de las dos organizaciones y de la familia de Vicky recibió un justo premio cuando en agosto del 2020 la Corte IDH programó dos audiencias para oír las ponencias sobre el caso de la testiga, la transexual hondureña Claudia Spelman, y la psicóloga y travesti, Marlene Wayar, quien fue la perita en este histórico juicio.
La Corte IDH dejó pendiente para 2021 emisión de una sentencia. La esperanza de la familia de Vicky y de los grupos LGBTI del país es que la sentencia sea a su favor y en contra de los presuntos culpables del crimen.
Sí a la expresión de género, no a la identidad en los documentos
Uno de los avances en el proceso de enrolamiento para la nueva tarjeta de identidad, fue que las personas de la diversidad pudieron aparecer en su identificación con su expresión de género, pero no pudieron cambiar su nombre legal. Esto fue un avance, según lxs activistas, “agridulce” porque todavía no se quiere aprobar la ley de identidad de género que ofrecería mayores derechos.
También la aprobación de la ley del matrimonio igualitario en Costa Rica ofreció rayos de esperanza para que muy pronto en el triángulo norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) se logren los mismos derechos.
Retos y retrocesos en pandemia
El primer reto, uno de los más duros para la población, fue la pandemia del coronavirus, que no ha dejado a lxs hondureñxs indiferentes a los efectos económicos y sanitarios de la COVID-19, pero que sobre todo ha dado duros golpes a los grupos de la diversidad sexual del país.
Según reportes públicos, en Honduras hay más de 118.421 contagiados por el nuevo virus y unos 3.060 muertos de COVID-19. Pero no hay cifras gubernamentales que ofrezcan una segregación de los datos, lo que lxs activistas de la diversidad sexual interpretan como una invisibilización de los grupos en situación de vulnerabilidad.
La pandemia evidenció la discriminación que sufren las personas LGBTI en el sector público, de salud, educación, empleo y alimentos. También ha obligado al desplazamiento interno y la migración forzada a países como Guatemala, México, Costa Rica, Estados Unidos o España en caravanas o de forma individual por las condiciones de inseguridad física, alimentaria y violencia.
“No hay avances en temas de la ley de identidad de género ni en matrimonio igualitario. Lo que sí se ha creado son alianzas con tomadores de decisión, teniendo una amplia participación de la población LGBTI. En el 2020 hemos ido construyendo caminos y en 2021 esperamos tener esas leyes que reconozcan a las personas de la diversidad sexual”, expresó a Presentes Alex Sorto, director de Somos CDC.
Derechos humanos vulnerados
El coronavirus se suma a todos los problemas por los que pasan los grupos LGBTI hondureños. De por sí, estas poblaciones experimentan graves dificultades para acceder a atención en salud, ya que son víctimas de discriminación desde el momento en que entran en un establecimiento hospitalario en el país.
Hundidxs en la pobreza debido al escaso acceso a fuentes de empleo, muchas mujeres trans recurren a la prostitución. Con el coronavirus, las personas LGBTI dedicadas al trabajo sexual o en situación de prostitución pasaron por momentos duros por la dificultad de trabajar durante la cuarentena y porque corrían riesgo de enfermarse del nuevo virus una vez que pudieran volver a las calles.
También muchas de las trabajadoras sexuales sufrieron violaciones a sus derechos humanos por parte de las autoridades.
Hombres trans invisiblizados
Por su parte, los hombres trans han quedado más invisibilizados que nunca, Carlos Cálix, activista y líder de este colectivo manifestó a Presentes que este 2020 ha sido “catastrófico”. No hemos tenido avances, somos tan invisibilizados que concretamente muchos han perdido sus trabajos por la pandemia y otros sufrieron los efectos directos por los huracanes.
Los hombres trans en Honduras están completamente desamparados y sin trabajo. “No hemos recibido ayudas económicas ni por parte del estado hondureño ni de organizaciones” denuncia Cálix.
Con la pandemia, muchos hombres trans que trabajan de forma independiente han perdido su trabajo. Ahora no tienen acceso a vender en las calles porque las autoridades los detienen ya que no tienen permiso para circular entre otros temas.
Huracanes Eta y Iota
No solo el coronavirus es un reto monumental para la diversidad sexual del país. Con la llegada de la temporada ciclónica, Honduras no sufrió el embate de un huracán, sino de dos, Eta y Iota. A comienzos de noviembre, Eta ingresó por Nicaragua y se convirtió en tormenta tropical antes de llegar a Honduras.
Que Eta bajara de categoría no sirvió para reducir su efecto devastador en todo el país, donde las inundaciones destruyeron barrios enteros, acabaron con actividades económicas ya golpeadas por el coronavirus y dejaron poblaciones convertidas en enormes lodazales donde es imposible vivir sin enfermarse.
Lxs pobladores huyeron de las aguas que llegaron al techo de sus casas y levantaron campamentos improvisados de plástico y cartón en las medianas de los bulevares y en las orillas de las carreteras. Entre los damnificados por los huracanes se hallan integrantes de minorías étnicas y grupos en situación de vulnerabilidad como los LGBTI. Las personas de la diversidad sexual tuvieron que seguir experimentando el rechazo de sus vecinxs después de haberlo perdido todo.
Cuando los hondureñxs no acababan de sacar el lodo de sus casas y de contar sus muertos, irrumpió Iota. No habían pasado 15 días cuando el segundo huracán que golpeaba a Honduras terminaba de destruir y cubrir de agua sucia y lodo lo poco que Eta había dejado en pie, principalmente en el norte de Honduras.
Los huracanes Eta y Iota provocarán más de 200 muertes y los daños que dejaron equivalen a 45 mil 676 millones de lempiras (1,879 millones de dólares), detalla un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre desastres naturales.
Con acceso limitado a fuentes de empleo, la situación de los integrantes de la diversidad sexual en el norte y occidente de Honduras empeoró al enfrentarse a la destrucción de su patrimonio debido a las inundaciones. Muchxs han tenido que salir huyendo o se encuentran en calamidad doméstica porque no tienen otras opciones para sobrevivir.
De acuerdo a cifras reveladas por el gobierno de Honduras unos 4,5 millones de personas, la mitad de la población hondureña, se han visto afectadas por los huracanes y sus secuelas, hay más de 92,000 personas en albergues y más de 85,200 viviendas resultaron dañadas y 62,000 destruidas.
Miles de personas duermen cada noche en cobertizos endebles hechos de madera y láminas de plástico, en aceras o debajo de puentes. Personas LGBTI han tenido que huir de forma individual o colectiva por desplazamiento forzado a través de las caravanas hacia Guatemala, México o Estados Unidos.
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