Sí hay tiempo para la vergüenza: el último hit de Netflix se burla de las travestis y trans
El diseñador argentino Santiago Artemis despliega transfobia en su reality show.
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Por Violeta Alegre
La semana pasada se estrenó en Netflix “No hay tiempo para la vergüenza”, un reality show sobre Santiago Artemis, diseñador argentino gay, fashionista e influencer en las redes sociales. Desde el tráiler ya quedan sentadas las bases de lo que será la tónica de la serie: élite, clasismo y narración de un triunfo individual queer . Su frase – aparentemente progre- “yo no creo en los géneros” viene a dialogar con la explosión de lo LGBT+ en los medios masivos. Pero, como suele suceder, detrás de estas pátinas color arcoíris, se esconde (no tan escondida) una profunda transfobia.
En el primer capítulo, conversando con un amigo antes de salir a un escenario, Artemis dice: “Me llego a caer en tacos y soy un trava boludo, un trava de Once”. Aquí no sólo no respeta a las identidades feminizadas diciendo “un” trava, sino también se refiere peyorativamente al barrio popular porteño de Once. Esta escena ya ha sido repudiada por el activismo travesti-trans de Argentina en las redes y la respuesta de Artemis -quien también ha sido repudiado por el ecologismo por usar pieles naturales- fue lamentable.
“Apareció muerto un travesti, “los narcotravestis”, suelen ser las formas en que los medios masivos de comunicación vapulean nuestras identidades. A eso le podemos sumar la persecución policial remarcando como delito nuestras presencias en el espacio publico y un Estado ausente al momento de acceder a la educación, a la salud y a la vivienda, que nos coloca en situaciones de vulnerabilidad extrema.
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Estas representaciones en los medios periodísticos hegemónicos y comentarios como el de Artemis en Netflix no son gratuitas, no se las lleva el viento. Tienen repercusiones concretas sobre nuestras vidas, las desvalorizan. Habilitan a que nos sigan masculinizando no respetando nuestras identidades de género y a que sigamos siendo el chiste para hacer reír. ¿A quiénes? ¿A los gays desclasados? ¿A la heterosexualidad? Da igual. Las palabras tienen consecuencias concretas, no se quedan en el terreno de lo simbólico; sino fíjense como sobrevive la mayoría del colectivo travesti trans.
De todos modos, detenerse sólo en este personaje aparentemente controversial por “atreverse” a usar indumentaria que no es asignada socialmente a su género es una pérdida de energía.
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Netflix pudo haber editado los comentarios transodiantes de Artemis y no lo hizo. La empresa tiene la responsabilidad de lo que comunica en sus productos. No olvidemos que esto no es una ficción sino un show que pretende mostrar “la realidad”.
¿Qué hubiese pasado si algún personaje de alguna de sus series lanza comentarios odiantes hacia la comunidad judía o hacia la comunidad afrodescendiente? ¿Cómo hubieran respondido esas comunidades? ¿Qué hubiese pasado si alguna persona justifica una violación o violencia hacia las mujeres? ¿Quién se indigna por nosotras las travestis y trans? En cualquier caso, quienes seguiremos pagando las consecuencias somos nosotras.
La serie éxito continúa en la plataforma, la reparación no nos llegó aún. Pretendemos por parte de Santiago Artemis, y principalmente por parte de Netflix y los productores de la serie, unas disculpas públicas hacia la comunidad Travesti – Trans.
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