Cupo laboral trans: Rosario seleccionó a cinco trabajadorxs

Se habían anotado 62 personas y seleccionaron a cinco para trabajar en la Municipalidad. Fueron notificadxs ayer y esta mañana el decreto se hizo oficial con la firma de la intendenta Mónica Fein. Presentes conversó con lxs protagonistas en un día Internacional del Orgullo que marcará historia en Rosario.

Se habían anotado 62 personas y seleccionaron a cinco para trabajar en la Municipalidad. Fueron notificadxs ayer y  esta mañana el decreto se hizo oficial con la firma de la intendenta Mónica Fein. Presentes conversó con lxs protagonistas en un día Internacional del Orgullo que marcará historia en Rosario. Por Laura Hintze, desde Rosario  Foto: Prensa de la Municipalidad de Rosario  “Todo es muy conmovedor, pero tengo demasiadas cosas en la cabeza”, dice Sabrina Crespo a Presentes. Suena abrumada, aunque remarca: “Pero lo primero fue sentirme feliz”. Sabrina tiene 32 años y es una de las cinco personas incorporadas a la planta municipal de Rosario por el Cupo Laboral Trans. La sensaciones se repiten en cada nueva empleada y empleado del Municipio: el shock, la felicidad, y, más que nunca hoy, el orgullo. Daniela Ottone, Alejandro Burgos, Ariana Osuna y Paula León completan la lista de las y los seleccionadxs para el ingreso a planta, anunciada públicamente hoy por la mañana. La noticia estuvo acompañada por la firma de la intendenta Mónica Fein de los decretos que oficializan las cinco incorporaciones. Rosario tiene razones para festejar en el Día Internacional del Orgullo.

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Rosario se transformó en mayo de 2016 en la primera ciudad de Argentina con Cupo Laboral Trans. La ordenanza se aprobó con el voto afirmativo de todo el arco político que conforma el Concejo Municipal, a excepción de la bancada de Unión PRO Federal, que se abstuvo. El proyecto estuvo a punto de quedar durmiendo en sus laureles pero no las organizaciones de la diversidad no lo dejaron cerrar ni un ojo. El Cupo salió a pura militancia y su puesta en marcha también. Entre el 23 de enero y el 10 de marzo de este año, el Área de Diversidad Sexual, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social, inscribió a 46 mujeres y 16 hombres trans en el Registro Único de Aspirantes para personas travestis, transexuales y transgénero. La preselección y selección duró tres meses. El Día del Orgullo en Rosario fue de infinitos festejos.

Nuevos pasos que dignifican identidades

La vida de Sabrina Crespo cambió ayer, después de recibir un llamado que le advirtió que en los próximos días iba a empezar a trabajar como administrativa en el Área de Diversidad del municipio. Lo primero que hizo fue llamar a su mamá y a su abuela. “Pensar que somos parte de un hecho histórico. Somos las primeras”, suspira. El trabajo seguro y estable es para ella “una oportunidad que no se puede desaprovechar”. “No es fácil para nadie conseguir trabajo, y para nosotras mucho menos, porque todavía se sigue discriminando. El trabajo se limita mucho más por la condición sexual, que no tiene nada que ver con nuestro desempeño en la sociedad, en la vida”.
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Los primeros trabajos que tuvo Sabrina tuvieron que ver con relaciones familiares: el negocio de una tía, el de su papá. Mientras tanto, ella probó distintas carreras. Economía y publicidad primero, gastronomía después, desde donde la llamaron para que quede trabajando. “Tuve esa suerte, bah no sé. Aunque sí, que se hayan fijado en mí, por mi condición y por cómo te mira la gente, es importante”, reflexiona ahora. La joven pasó los años trabajando por su cuenta, rebuscándoselas, haciendo viandas, aceptando la ayuda de su familia. “Nunca me animé a tirar currículum. Siempre pensé que para qué. Creo que me iba a sentir mal, que me iba a tirar para abajo. Tenía en la cabeza que la respuesta iba a ser negativa”.

Un trabajo con sentido

Daniela Ottone se acuerda de las veces que repartió su currículum y se lo rompían en la cara. Todos los trabajos que tuvo en sus 28 años fueron por gente conocida: cajera en boliches, una granjita, administración. Cuando salió el cupo trans, no dudó en anotarse. Y hace dos días se enteró que va a ser empleada administrativa en el área de violencia de género. Daniela sostiene que para ella lo importante siempre fue tenr un trabajo, no importa cómo o qué, sino tener aportes, una obra social, un sueldo cada mes. “Y esto me hace sentir muy feliz. Porque el lugar donde voy a trabajar es gratificante: qué mejor manera de además ayudar a los demás que acá”, remarca. “Yo trabajo desde los 13 años. De lo que sea”, cuenta Alejandro Burgos. “Pero con el paso de los años todo se fue complicando. Por un lado, porque me pedían estudios. Pero está el tema de mi elección de vida. Más de una vez, entregué mi currículum, donde figuraba mi identidad de nacimiento.   Me miraban a mí, miraban el documento y cambiaba la cara de la persona. La respuesta siempre fue estamos viendo, después te llamamos. Te lo dicen así por compromiso pero uno se da cuenta cuando hay rechazo. Nunca se comunicaron conmigo”.
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Alejandro tiene 47 años y cuatro hijas, de entre 24 y 13 años. Vive con tres de ellas y su nieta, de un año y cinco meses. Cuando se presentó para el cupo lo hizo sabiendo que era una buena oportunidad para él y ellas. Alejandro está terminando la secundaria por la noche y va a trabajar como ordenanza en la Municipalidad de Rosario. Cuando se enteró que lo habían seleccionado, admite, se quedó en shock. “Es mucho, mucho. Me bloqueo. A mí no me gusta agrandarme. El trabajo digno es un derecho para todos y todas. Nuestras elecciones de vida no limitan nuestra capacidad de trabajo”.

“Una forma de celebrar una lucha histórica”

Ariana Osuna sueña con, en algún momento, trabajar en la secretaría de Cultura de la Municipalidad. La joven de 27 años está a punto de recibirse de Licenciada y Profesora en Bellas Artes y quedó seleccionada para estar como auxiliar social en el Área de Diversidad. Este va a ser uno de sus primeros trabajos. Ariana es misionera y llegó a Rosario con 20 años. Para ella este momento es de ilusión y felicidad, la posibilidad de empezar a concretar todo lo que hace. “Es un presente que me encuentra muy alegre. Y una forma de celebrar una lucha histórica, de a la vez no olvidarnos de esas otras personas que quizás en el presente y pasado han tenido una vida hostil, atravesada por los golpes. No tenemos que olvidarnos que nuestra identidad siempre está rozando la muerte. Lo bueno de esto es que se nos está dignificando”.
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Paula León es la más grande las seleccionadas. Tiene 45 años, una edad que sobrepasa una década el promedio de vida de las personas trans. Nunca pensó que iba a llegar la oportunidad del trabajo formal Paula debe unas seis materias para recibirse de ingeniera industrial. “No terminé porque era joven y estaba todo este tema en cuestión. Lo mío no estaba muy blanqueado. Yo salí un poco tarde del ropero”. La mujer recuerda que a los 20 “empezó a hacer de las suya” pero siempre a escondidas. Incluso, recuerda que cuando tomó la decisión de irse a Capital Federal continuó trabajando como “él”. Cuando salía de su horario laboral, aparecía también Paula. La historia laboral de Paula incluye un sinfín de trabajos, casi todos en restaurantes. La posibilidad de desempeñarse en el Municipio es algo nuevo. “Yo tengo estudios, estoy capacitada y a través de esto me dan la oportunidad de aportar algo”. La mujer va a trabajar en la secretaría de Producción en el área de empleo. El entusiasmo de la nueva vida que empieza mañana mismo se siente con fuerza desde el teléfono. Ella también enumera los beneficios que nunca tuvo: obra social, jubilación, estabilidad. ¿A quién no le gusta eso? Recién ahora estoy cayendo. Tengo 45 años y tengo toda la experiencia de la calle. Nunca me imaginé esto”.]]>

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