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El joven asesinado se convirtió en un símbolo de la lucha contra la homofobia y la ley antidiscriminatoria chilena lleva su nombre. En una ceremonia con familiares y organizaciones de la diversidad sexual se le rindió tributo y se reclamó la falta de alcance de la norma así como la falta de políticas públicas por parte del Estado.
Si Daniel Mauricio Zamudio Vera estuviera vivo cumpliría 30 años en agosto próximo. Sin embargo, el 2 de marzo de 2012, fue brutalmente agredido y torturado en el Parque San Borja de la comuna de Santiago por un grupo de jóvenes, falleciendo dramáticamente el 27 del mismo mes a causa de un severo “traumatismo encéfalo craneano”. Fueron días, tardes y noches de dolorosa espera, agonía e incertidumbre para sus familiares y cercanos, incluidas las organizaciones de la diversidad sexual que levantaron las urgentes banderas de la no violencia homofóbica.
Según sus amigos más cercanos, “Daniel anhelaba terminar la enseñanza media y estudiar modelaje y para eso juntaba dinero. Su sueño era ser famoso”. Zamudio conquistó fama y reconocimiento mundial pero a un costo altísimo: pagó con su propia vida el hecho de ser diferente, vivir a su manera y asumir abiertamente su homosexualidad. Su nombre está inscrito en la larga lista de víctimas de la violencia homo/lesbo/transfóbica de América Latina.
El pasado jueves 2 de marzo, en el quinto aniversario del ataque, la fundación que lleva su nombre y múltiples organizaciones de la diversidad sexual de Santiago que trabajan en contra de la discriminación sexual en Chile, se reunieron en el mismo lugar donde el joven fue agredido para rendirle un justo tributo. En el acto se hicieron presentes el Frente de la Diversidad Sexual, Fundación Iguales, Todo Mejora, Rompiendo el Silencio, Movimiento de la Diversidad Sexual MUMS, ACCIONGAY, Fundación Transitar, Colectivo Lemebel y Fundación Savia, entre otras instituciones.
La emotiva ceremonia contó con una intervención del padre de Daniel, Iván Zamudio, creador de la Fundación Daniel Zamudio y del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, incluyendo presentaciones de canto, poesía y teatro, así como un recorrido con velas encendidas hasta el lugar exacto donde Daniel Zamudio fue brutamente atacado y que hoy se marca y recuerda con una florida animita. El momento más tenso se vivió cuando el alcalde de Santiago leía su discurso y era interrumpido a gritos por activistas de colectivos de izquierda universitaria, entre ellos “Pan y Rosa”, que reclamaban su filiación política e ideológica. “La derecha es culpable de la homofobia”, gritaban los manifestantes.
Por su parte, el vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual Movilh, Óscar Rementería, resaltó que “Daniel Zamudio sensibilizó a todo un país y sin duda fue responsable de que acelerara la aprobación de la ley antidiscriminación y que con justa razón re-bautizamos como Ley Zamudio”. Señaló que “lamentablemente esta ley no está a la altura de lo que el país requiere y demanda garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales”.
Entre las deficiencias de la ley, apuntó Rementería, se encuentran que “la ausencia de una institucionalidad antidiscriminatoria, la multa al denunciante sino se comprueba discriminación, se obliga a la víctima a probar el abuso, falta una indemnización para las víctimas y no se permite cuestionar fallos o sentencias discriminatorias. Todo ello no está a la altura de los estándares internacionales”. “Tan débil ha sido el impacto de la Ley Zamudio para hacer justicia, que sólo han sido presentadas 245 demandas desde su entrada en vigencia y, peor aún, sólo 13 han terminado en fallos favorables para las víctimas”, remarcó el vocero del Movilh.
El presidente del Movimiento de la Diversidad Sexual MUMS, Francisco Gutiérrez señaló: “El suceso que le costó la vida a Daniel Zamudio le enrostró a Chile su homolesbotransfobia y el presidente de aquel entonces -Sebastián Piñera- prometía reforzar su compromiso contra toda forma de discriminación en el país. El proyecto original fue despojado de su carácter transformador y garante: que obligaba al estado a implementar medidas contra la discriminación. Sebastián Piñera promulgó una ley insuficiente, que respondió a la contingencia, a su lavado de imagen, pero no al problema de fondo. Al cabo de este tiempo, podemos darnos cuenta que Chile no posee una institucionalidad antidiscriminación efectiva y continúan los ataques de odio hacia la diversidad sexual”.
Cerrando el acto, Claudia Zuñiga, vocera de Fundación Zamudio, agradeció a los presentes por mantener viva la memoria de Daniel y leyó una declaración pública que señalaba: “Si bien hoy en día podemos utilizar diversos espacios para discutir sobre temáticas de diversidad y discriminación, lo cual en muchas oportunidades se nos ha dicho que es un avance en la materia, queremos compartir la preocupación que aún tenemos de que nuestros hijas, hijos e hijes caminen por las calles sin sentir la incertidumbre de poder ser víctima de un ataque homofóbico. Esto nos deja la sensación de que no hemos avanzado lo suficiente en cuanto a los derechos de la diversidad sexual. Las muertes, los ataques y las amenazas no se han detenido”.
El concurrido acto público en homenaje a Daniel Zamudio sirvió para rechazar la violencia homo/lesbo/transfóbica que persiste en la sociedad chilena y rendir homenaje a sus víctimas, entre ellas el emblemático Daniel Zamudio.
Desde la promulgación de la ley 20.609 o llamada “Ley Zamudio”, se han registrado decenas de ataques con resultado de muerte en contra de homosexuales, lesbianas y travesti en Chile. El homenaje permitió recordar la memoria viva de Daniel pero manteniendo la alerta social en contra de los ataques, torturas, asesinatos, violaciones, actos arbitrarios y discriminatorios en colegios, universidades, lugares de trabajo y diversión en contra de lesbianas, homosexuales y trans de nuestro país.
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