El Pueblo Wichí tiene sus primeros intérpretes para procesos judiciales

Egresaron 26 personas de la primera diplomatura en interpretación y traducción intercultural wichí-castellano para el acceso a la justicia, de la Universidad Nacional de Salta.

SALTA, Argentina. La falta de acceso a la Justicia es uno de los grandes obstáculos de las comunidades indígena en Argentina. Esto se agrava con las barreras lingüísticas. Para ayudar a combatir esta falencia, se creó en Salta una diplomatura de traducción e interpretación wichí-castellano, que funciona desde 2021. El 7 de mayo se entregaron los certificados a las 26 personas egresadas. Son integrantes de comunidades de Santa Victoria Este, General Ballivián, Embarcación, Morillo (Coronel Juan Solá) y Tartagal.

La Diplomatura en Interpretación y Traducción Intercultural Wichí Castellano para el Acceso a la Justicia se dicta en Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta. Es la primera experiencia de este tipo en el país. Les egresades podrán hacer prácticas en dependencias judiciales de formación de forma ad honorem gracias a un convenio con la Corte Provincial.

En el acto de entrega de certificados estuvo el rector de la UNSa, Daniel Hoyos y participaron la presidenta de la Corte de Justicia de Salta, Teresa Ovejero. Además del procurador general de la provincia, Pedro García Castiella.

“Traducción e interpretación es algo muy cotidiano para nosotros. Si nos llaman del Poder Judicial sólo será un poquito más desafiante. Todo el tiempo la gente nos pide ayuda”, cuenta a Presentes Carina Gutiérrez, una de las egresadas. Ella es de comunidad Misión Chaqueña, ubicada en el departamento San Martín.

Un trámite en un banco, bajar una aplicación de un celular, hablar con un médico en un hospital.

“Esos trámites que parecen muy chiquitos forman parte de nuestra práctica ya, de traductor y de intérprete a la vez. La diplomatura nos ayuda un montón porque cuando me presento ante una institución ya no digo: mire, quiero saber esto. Sino: vengo porque soy intérprete o porque soy traductora. Ya con esa seguridad la otra parte coopera”, agrega Carina que además es profesora de Ciencias Políticas y docente de wichí.

La diplomatura

Según describieron sus organizadores, la Diplomatura “brinda formación lingüística, cultural y jurídica con miras a que sus estudiantes puedan desempeñarse como traductores e intérpretes wichí-castellano en instancias vinculadas con procesos judiciales”. El proyecto vino a materializar una demanda, y surgió del Consejo Wichi Lämthes (Consejo de Lengua Wichí).

Se realizó un trabajo colaborativo entre el Consejo Wichí Lämthes, el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades-Conicet y la Facultad de Humanidades, con el acompañamiento de las organizaciones Tepeyac y Asociana, que trabajan con las comunidades desde hace tiempo.

La diplomatura implicó un proceso en el que les docentes debieron adecuarse a los tiempos de la cosmovisión indígena. También a las falencias de los servicios públicos en los lugares donde estas comunidades residen. El cursado fue mixto, presencial y virtual, siempre atendiendo a las limitaciones del acceso, por ejemplo, a internet.

«Fue una experiencia muy interesante porque los estudiantes tuvieron muy buen desempeño en términos académicos y de cumplimiento con los requisitos de asistencia, entrega de trabajos. Esto contrasta con la realidad del sistema educativo donde es limitado el acceso que tienen los integrantes del pueblo wichí”, dijo a Presentes la abogada Cecilia Jezieniecki, coordinadora de la diplomatura.

«Las clases fueron muy fructíferas porque a la vez los docentes aprendieron de nosotros, aprendieron cómo somos como pueblo», agrega Carina.

Traducir e interpretar mundos

Dora Fernández, de la comunidad wichí Lote 75, en Embarcación, habló de las dificultades adicionales que sufren como habitantes alejadas de los grandes centros urbanos. Dora se recibió de maestra especial de la modalidad aborigen (MEMA) y ahora trabaja como auxiliar bilingüe. Desde hace 25 años es parte del Consejo Wichí Lämhtes, que trabaja sobre la gramática wichí.

En la conversación con Presentes, Dora resaltó la dificultad para “entender las dos lenguas, tanto el wichí como el español”, y las dos culturas, pero consideró que la diplomatura es útil para facilitar el acceso judicial, sobre todo a las mujeres de las comunidades wichí. “Tenemos muy pero muy poco acceso jurídico. Y sufrimos casos de violencia de género, abusos, maltratos, desnutrición, además de la pelea por el territorio y el agua”.

En su recuerdo afloran varios casos de personas tuvieron que afrontar el sistema judicial occidental sin que nadie les ayudara a comprender su situación, personas que no sabían castellano o lo hablaban poco que afrontaron procesos sin traductores.

“Hubo casos de gente que fue detenida sin intervención de algún intérprete», aún cuando es sabido que «no podemos dominar bien la segunda lengua, que sería la española”, agrega Dora.

Términos y tecnicismos

Complicaciones adicionales se suman a la intención de hacer accesible el proceso judicial a les hablantes wichí. Por un lado, hay términos técnicos legales que en wichí no tienen una palabra equivalente para traducirlos, por lo que deben ser creadas. Por otro lado, el wichí tiene formas dialectales que varían según la zona. Solo en Salta se sabe de 9 formas distintas de hablar el wichí. Estas complejidades aparecieron ya en las primeras clases de esta diplomatura.

En cuanto a los tecnicismos, en wichí no existe el verbo robar, por ejemplo. Esta palabra dice mucho de las dos cosmovisiones que dialogan en la diplomatura. No existe término para designar el acto de quitar lo ajeno con violencia porque en el pueblo wichí no hay propiedad privada, no hay ajenidad, todo es de todes.

Conocimientos para mediar

Jacobo Argamonte, auxiliar docente bilingüe, cursó la diplomatura y vive bien al norte. Integra la Comunidad Fiscal 51, en jurisdicción del municipio de Rivadavia.

Comunicarse con él para esta nota fue una demostración práctica de las dificultades para acceder a servicios elementales, como teléfono. Tuvo que alejarse 30 kilómetros de su comunidad para tener buena señal. Lo mismo hacía para las clases virtuales de la diplomatura.

“Acá en Rivadavia hubo muchos casos que se podrían haber evitado con la intervención de traductores e intérpretes que ayudaran a esclarecerlos. Uno podría haber ayudado a tratar de mediar entre los que entienden el wichí y los que no”, dijo a Presentes.

Para Jacobo, la diplomatura implica un apoyo del Estado para intervenir en casos judicializados. “Ya tenés un respaldo como para decir soy intérprete, me preparé y ya puedo estar acá, porque el Estado, el Poder Judicial y la Universidad nos avalan, es muy importante”.

“Antes no había justicia para el Pueblo Wichí, era más como si te veían, te cazaban. Hoy en día cambió un poco eso, no hace mucho tiempo, ya tenemos leyes que gracias a Dios nos podemos defender. Y la juventud hoy en día se prepara, estudia, trata de manejarse en la otra cultura que no tiene nada que ver con la nuestra”, dice Jacobo.

La Diplomatura en Interpretación y Traducción Intercultural Wichí Castellano para el Acceso a la Justicia fue premiada como proyecto ganador del “Reconocimiento Ing. Marcelo Nívoli a la Vinculación Tecnológica” del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, en el marco del eje “Justicia y Derechos Humanos”.

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