Sobrevivió a un ataque de transodio y luchó 10 años para que la Justicia la escuchara

En 2013 Maxim Tabari, una joven trans que vive en Traslasierra (Córdoba), sufrió un ataque al que sobrevivio con secuelas. Organizaciones LGBTIQ+ denuncian desidia policial y judicial.

30 de marzo de 2023
Alexis Oliva
Vic Guevara
Edición: María Eugenia Ludueña

Maxim Tabari era una joven trans de 19 años cuando el 28 de abril de 2013 fue atacada a palos por Matías Enrique Farías y su sobrino –entonces menor de edad–. La atacaron mientras dormía en su casa de barrio Villa Sarmiento, en la periferia de la ciudad de Villa Dolores, Córdoba. El ataque le causó un traumatismo de cráneo, lesiones en su rostro y la ruptura del tabique nasal. Y le dejó secuelas que hasta hoy demandan medicación y tratamiento.

Sin embargo, en los inicios la causa se calificó como “lesiones leves”. Diez años después, fue elevada a juicio en los Tribunales de Villa Dolores como “Farías Matías Enrique y otro, por homicidio calificado por alevosía con la intervención de un menor de 18 años en grado de tentativa”. Los colectivos LGTBQI+ que acompañan a la víctima consideran que este nombre – carátula- que le pone la Justicia, es insuficiente, por no contemplar “la explicación social que genera estos crímenes, el transodio que día a día vulnera los derechos de las diversidades en este territorio”. Así lo señalaron en un comunicado de Casa Diversa Traslasierra.

El juicio comenzó el 13 de marzo. Foto: Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Traslasierra.

“Esa no fue la primera agresión. Un año antes hubo otra. A Matías Farías se le habían perdido siete porros mugrosos y me echó a mí la culpa. Llegó una mañana a mi casa y me rompió las cosas y la puerta. Esa vez vino con un cuchillo. Yo fui a la Policía de Villa Sarmiento, de Villa Dolores y a la Fiscalía y no me tomaron la denuncia. Entonces, lo tuve que denunciar en la radio. Así empezó todo. Pero el segundo episodio fue peor”, relata Maxim a Presentes.

Según su relato, Farías y su sobrino entraron a su casa y la atacaron mientras dormía. “Primero me pegó con un palo el sobrino. El primer instinto que tuve fue de reducirlo, pero me pegaron otros palos y me desvanecí. Salieron corriendo, yo sentí como un tropel, ya no podía ni ver”. Auxiliada por sus vecinos, debió ser atendida primero en el Hospital de Villa Dolores y en Córdoba capital. Todavía padece secuelas y lesiones irreversibles, como dolores de cabeza crónicos y un hundimiento en el lado derecho del cráneo.

Demorado por varios motivos –el hoy acusado estuvo prófugo y lo capturaron en diciembre, el extravío del expediente, las restricciones durante la pandemia, un abogado defensor afectado por el Covid, pero sobre todo por la lentitud en la investigación policial y judicial–, el “primer juicio por transodio de Traslasierra” comenzó el 13 de marzo. En el banquillo de los acusados sólo está sentado Matías Farías. Su sobrino, hoy de 27 años de edad, permanece con paradero desconocido desde el día en que atacaron a la joven trans.

Primer juicio por transodio en Traslasierra

“Parece que la Policía y la Justicia de Córdoba no pueden dar con una persona sin influencias. Algo pasa. Hace diez años que está prófugo, o sea que nadie lo fue a buscar”, dice Germán Romero Marcón, abogado que representa a la víctima.

Maxine, en el centro, en las audiencias del juicio que se lleva a cabo estos días en Córdoba. Foto: Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Traslasierra.

«Nunca buscaron las pruebas para hacer justicia»

La demora tiene una sola explicación para la querella: “Estamos en el interior del interior y Maxim es una persona sin recursos. Si no hubiéramos intervenido nosotros y las personas que se solidarizaron con ella, en dos años más hubiera terminado prescribiendo, como tantos delitos que prescriben en esta jurisdicción”.

“La instrucción y la investigación han sido deficientes. Se carecen de estudios clínicos, el material con que se produjo la herida y otros que demuestran la poca importancia que se le dio al caso y a la víctima”, expresan desde la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Traslasierra. En otro comunicado posteado en su sitio de Facebook, añaden: “No habría juicio si no hubiera sido que ella amenazó con ‘traer un colchón y dormir en Tribunales hasta que hagan algo’ con su causa. Y así llegamos a un juicio tres veces cancelado”.

Para Ru Guzmán, militante de Casa Diversa, es necesario que exista “más formación en derechos humanos en las instancias legales. Y recordar siempre que las vidas trans existen y resisten en este territorio, a pesar de su obligada invisibilidad social”.

“Yo siempre fui a reclamar porque no pasaba nada y este (Farías) venía y me hacía burla. Se me reía en la cara –cuenta Maxim–. Si una se defiende porque la Justicia no hace nada, una tiene que hacer justicia por mano propia o esperar que Dios los castigue. En el juicio hay un montón de trabas para que yo no esté, porque saben que no me le callo a nadie. Nunca se ocuparon de buscar las pruebas para intentar hacer justicia”.

Una oportunidad

De los crímenes de odio en que fueron víctimas personas trans en los últimos años en Córdoba –Estrella Belén Sánchez, Denisse Montenegro, Cindy Arias, Pamela Torres, Marion Gorak, Viviana Echenique y Laura Moyano, entre otras– el único que llegó a juicio oral y público fue el de Azul Montoro. Azul fue asesinada de 17 puñaladas y un golpe en la cabeza el 17 de octubre de 2017. A su agresor, Fabián Casiva, se lo condenó a prisión perpetua el 22 de agosto de 2019 con la figura de femicidio.

El transfemicidio de Sofía Bravo, asesinada por el camionero Rodrigo Nicolás Espíndola el 6 de enero pasado en la ciudad de La Carlota, tiene la instrucción prácticamente concluida y debería llegar a juicio este mismo año.

El martes 4 de abril desde las 10, el juicio de Maxim Tabari tendrá su última jornada, con los alegatos de la fiscalía, querella y defensa, la deliberación de los jurados populares y la lectura de la sentencia.

Presentes consultó a la fiscal Eugenia Ferreyra si su calificación del episodio que se juzga contemplará el componente de discriminación y violencia de género, pero la funcionaria se excusó de responder: “Por ahora nada que informar, aún no ha terminado el juicio”.

Por su parte, el abogado de la querella anticipó que planteará la figura de “tentativa de homicidio calificado y agravado por alevosía, por la intervención de un menor y por violencia de género, por ser la víctima una persona trans”. “No sabemos qué va a solicitar la fiscalía, pero tenemos esperanza de que el jurado popular va a avalar la culpabilidad del acusado. Y que los jueces así lo van a apreciar”, manifestó a esta agencia el abogado Romero Marcón.

Cuando faltan pocos días para que su pelea por justicia llegue al desenlace, Maxim les habla a quienes como ella han tenido que defender su identidad frente a discriminaciones y violencias. “A no callarse, a decir todo lo que uno siente y piensa. A luchar cada día por salir adelante y ser mejor persona. En esta vida nadie es perfecto y todos somos diferentes en cuerpo, pensamiento y actitudes. A nunca bajar los brazos y luchar por nuestros sueños, que después de la tormenta siempre sale el sol”.

Ahora, el Poder Judicial tiene en sus manos la opción de que este juicio sea para ella una experiencia de revictimización. O un punto de partida para empezar a reparar el daño con un poco de justicia.

Somos Presentes

Apostamos a un periodismo capaz de adentrarse en los territorios y la investigación exhaustiva, aliado a nuevas tecnologías y formatos narrativos. Queremos que lxs protagonistas, sus historias y sus luchas, estén presentes.

APOYANOS

Apoyanos

SEGUINOS

Estamos Presentes

Esta y otras historias no suelen estar en la agenda mediática. Entre todes podemos hacerlas presentes.

COMPARTIR