Represión en Villa Mascardi: No respetar la cosmovisión mapuche de un parto es violencia obstétrica
Romina Rosas fue una de las mujeres mapuche reprimidas en Villa Mascardi. Con 40 semanas de embarazo fue ingresada al Hospital Ramón Carrillo de Bariloche sin respetar su voluntad de cómo parir.
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En los tres días previos al 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries (el cual logramos que por primera vez lleve este nombre durante los días establecidos) nos enteramos de un operativo policial descomunal y deliberadamente violento en Villa Mascardi, Río Negro. El pueblo nación mapuche reclama desde hace mucho tiempo por recuperar sus territorios ancestrales usurpados por las lógicas nacionalistas y capitalistas.
Este operativo tuvo el objetivo de ejercer amedrentamiento mediante el desalojo y sostener la propiedad privada como disciplinamiento cultural. En este contexto es nos enteramos, también, de la detención deliberada de siete compañeras mujeres mapuches miembros de la Lof Lafken Winkul Mapu el día 5 de octubre. Tras la decisión injustificada (sin estar procesadas) de trasladar a cuatro de ellas al penal de mujeres de Buenos Aires, tres de ellas quedaron detenidas junto a sus bebés e incomunicadas por la Policía de Seguridad Aeroportuaria en Bariloche, obstaculizando su defensa. Una de ellas, embarazada de 40 semanas, fue ingresada al Hospital Ramón Carrillo de Bariloche.
¿Hacía falta algún tipo de ensañamiento más con la comunidad mapuche?
Desde la configuración patriarcal, parece que sí. En este escenario crítico de derechos humanos vulnerados, la partera mapuche que venía haciendo el acompañamiento del parto de Romina Rosas fue maltratada y se le negó el ingreso al hospital. ¿Por qué Romina tiene que verse obligada a negar su cosmovisión al parir?
Negar una cosmovisión
Luego del ingreso de Romina al hospital, a la puñelchefe de Romina, es decir a su partera y acompañante desde el inicio de su gestación, se le negó el ingreso. Como partera tradicional mapuche tuvo la intención de entablar un diálogo con las parteras de turno del sector de maternidad del hospital, cuestión básica para garantizar mínimamente los derechos de Romina, pero fue increpada por un uniformado de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Se le pidió el documento, recibió maltrato y hostilidad del uniformado y la obligaron a retirarse. Tras estos hechos, circuló por redes sociales un video de la puñelchefe de Romina. “No me están dejando entrar como su acompañante (…) nosotros como mapuches tenemos nuestra propia cosmovisión, nuestra propia forma de parir, nos están vulnerando”.
Distintxs compañerxs se movilizaron de inmediato al hospital para hacer garantizar las condiciones de parto de Romina y hacer valer el derecho al acompañamiento durante el parto. Es un derecho consagrado en la Ley de Parto Respetado 25929 (sancionada en 2004 y reglamentada 11 años después, en 2015).
Finalmente, tras los reclamos, a la partera se le permitió el ingreso al hospital. Pero parece que, desde la lógica policial-judicial, no bastaba con el amedrentamiento ya practicado sobre ellas: “Luego de dos horas me dejan poder entrar, la Policía de Seguridad Aeroportuaria me requisó de manera excesiva, abusiva y denigrante”, confirmó la partera.
Feminismo plurinacionales
¿Qué perspectivas podemos aportar los feminismos plurinacionales? Los movimientos feministas venimos denunciando, desde hace décadas, el disciplinamiento cultural que se ejerce a través de las violencias infringidas a los cuerpos de quienes gestan. Señalamos, entre otras cuestiones, las relaciones de poder implicadas en la construcción de la sexualidad femenina como un objeto a ser medicalizado e intervenido.
Estas relaciones de poder demuestran que el saber bio-médico patologizó procesos –como el parto- que en otros momentos pertenecían a la ciudadanía. Distintos sistemas de conocimiento sobre el cuerpo gestante como, por ejemplo, los vinculados a las parteras. O los saberes de pueblos originarios sobre el parto y los auto-cuidados sostenidos entre mujeres, fueron marginalizados y subalternizados como parte de este proceso de patologización.
El parto medicalizado se volvió ajeno y externo a quienes con su experiencia corporal son protagonistas centrales del proceso de parir: quienes gestan y sus acompañantes elegidos.
Ley de parto respetado
Hoy en día contamos con una ley de parto respetado que, en su artículo 2, determina los derechos de quienes paren. Entre otras cuestiones, a ser tratada con respeto y a no ser discriminada por su cultura, etnia, preferencias y elecciones (inciso b); y a estar acompañada por una persona de su confianza y elección (inciso g). El acompañamiento del parto por una persona elegida se entiende como un sostén emocional-espiritual, además de ser quien puede velar por los derechos de quien pare durante el proceso.
Ahora bien, la negación del ingreso y acompañamiento de la partera mapuche de Romina al hospital violó este derecho fundamental.
Además de la Ley de Parto Respetado, se ignoraron y silenciaron muchas otras declaraciones, protocolos y guías para el parto con los que cuenta Argentina. Desde hace diez años (sí, diez años) existe una guía impulsada desde el Ministerio de Salud en conjunto con UNICEF Argentina con enfoque Intercultural.
Denuncias previas
En Buenos Aires, durante el año 2021 se realizó “El Primer Foro de Partos Indígenas Respetados” organizado por el Ministerio provincial de Salud. Las mujeres convocadas sostuvieron que un parto culturalmente respetado incluye, entre otras cuestiones, estar acompañada por personas y/o parteras de su comunidad. Pero, además, Romina estaba involucrada en un injusto proceso de detención de su libertad. Si no hubiera estado embarazada de 40 semanas, la hubieran trasladado al penal de Buenos Aires de forma deliberada junto a sus compañeras.
La negación del acompañamiento del parto de Romina forma parte de una práctica muy común hacia las mujeres embarazadas privadas de su libertad. No pueden elegir quién las acompañe. Hechos como éstos ya fueron denunciados en 2019 por la Procuración Penitenciaria de la Nación en su informe “Parí como una condenada”. En junio de este año se publicó la “Guía de implementación del parto respetado en contextos de encierro en la provincia de Buenos Aires”. Si bien esta guía no tiene jerarquía nacional, revela un antecedente en la materia de la defensa del derecho al acompañamiento durante el parto de personas privadas de su libertad.
Una forma de violencia de género
Para finalizar, la experiencia de negación del acompañamiento durante el parto que vivió Romina es un hecho de violencia obstétrica como modalidad de la violencia de géneros. La violencia obstétrica, como bien detalla su letra en la Ley 26485, es la contracara de los derechos en el parto. Cuando el derecho al acompañamiento es vulnerado, entonces, existe violencia obstétrica. Pero, además, esta modalidad de violencia, la más silenciada de las violencias de géneros, se vio agravada por discriminación y maltrato en múltiples formas. Se la violentó al negar el contexto cultural en el que llevó a cabo su embarazo y al invisibilizar su cosmovisión mapuche. Se la violentó al reforzar los estereotipos que ya cargan las personas privadas de su libertad: deben permanecer en soledad y en silencio. Este entramado de poder refleja cómo la lógica punitivista penitenciaria se acomoda a un enfoque de salud biomédico hegemónico.
Es urgente que desde los movimientos feministas denunciemos la vulneración de derechos a las compañeras mapuches. Con la lucha colectiva es prioritario que defendamos la plurinación de nuestro territorio. Es posible que Romina logre su parto acompañada por su partera y sin estar privada de su libertad.
La autora de esta columna es antropóloga y docente feminista, doctoranda del Instituto de Investigaciones en Estudios de Género (IIEGE), FILO/UBA.
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