Entrevista pública a Moira Millán: «El colonialismo y el patriarcado se reciclan»
María Eugenia Ludueña y Ana Fornaro, codirectoras de Agencia Presentes, entrevistaron a Moira Millán, weychafe (guerrera) mapuche, escritora e integrante del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
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Por Airam Fernández
Lucha antipatriarcal, resistencia por y desde los territorios, espiritualidad, discriminación, delitos sexuales, crímenes de odio, resistencia, racismo y, por supuesto, colonización. En el marco del ciclo «Otros mundos posibles», Presentes organizó una charla para hablar sobre estos temas, justamente el 12 de octubre. Ana Fornaro y María Eugenia Ludueña, codirectoras de la agencia, entrevistaron a Moira Millán, weychafe (guerrera) mapuche, escritora e integrante del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir.
Moira es una de las defensoras del territorio más reconocidas en la Argentina. Lleva años dedicada a la lucha por la recuperación de las tierras ancestrales indígenas, denunciando lo que las naciones indígenas denominan como terricidio, o la forma de eliminación de la vida en tres dimensiones: medioambiental, genocida y del ecosistema espiritual. También se planta firme en contra de otras violaciones a los derechos humanos, como la violencia policial y lo que durante siglos ha sido disfrazado por el sistema patriarcal como una práctica cultural: el “chineo”, o la violación de niñes indígenas en el norte del país por parte de criollos.
En este encuentro con Presentes, reiteró su postura ante esta y otras cuestiones. Compartió más de 50 minutos de sabiduría ancestral, que resumimos en estas reflexiones:
“La colonización se recicla”
Moira inició su intervención con una reflexión sobre la fecha conmemorada. Para ella, tiene mucha más relevancia el 11 de octubre y lo define como “el primer día de la resistencia”. Cree que hoy estamos ante una oportunidad especialmente importante para reescribir la historia, reivindicar y demostrar esa resistencia: “A pesar de todo, seguimos en pie de lucha. Es un día para cargarlo de mucho significado”, dijo.
También habló sobre la importancia de no seguir contribuyendo a lo que ella llama una “matriz de muerte” que con los años se recicla una y otra vez: “Este reciclaje del sistema de colonización adquiere activos particulares según la época y la razón es que los mentores de la muerte nunca se fueron. Crearon un modelo que se expandió hacia el mundo y quedó en los territorios invadidos. Entonces, toda vez que el modelo entra en crisis, aparecen artilugios que le permiten seguir alimentando nuestros miedos y domesticando a nuestros pueblos. Por eso es importante, si nos pensamos como verdaderos luchadores y luchadoras, entender que no podemos seguir actuando para contribuir a ese reciclaje”.
“No se puede ser feminista sin ser antirracista y anticolonial”
Moira guarda mucha distancia frente a los feminismos occidentales. Le incomoda que la tilden de feminista, y cada vez que la definen como parte de esa lucha, responde que ella más bien es antipatriarcal.
“No asumimos el tutelaje ideológico de ningún sector. Ni siquiera creemos en el concepto de poder que le disputa el feminismo al patriarcado. Consideramos que es ajeno a nuestra concepción de la vida”, dijo, hablando también por el movimiento del que es parte.
“Lamentablemente hay una transversalidad en la visión supremacista blanca sobre la mirada y los derechos de las diversidades y creemos que eso tiene que cambiar”. En ese sentido, advirtió que el gran desafío es la comprensión de algo muy puntual: “No se puede ser feminista sin ser antirracista (…) ni anticolonial”.
“En el mundo indígena, el territorio es lo que nos determina”
Entendiendo que les mapuches habitan un territorio y al mismo tiempo el territorio les habita, Moira explicó cuál es la relación que hay entre eso y la espiritualidad, como uno de los tantos ecosistemas que existen desde la cosmovisión indígena. Dijo que aunque es súper importante la lucha política, la antecede la espiritual.
“Los ecosistemas espirituales tienen fuerzas elementales que habitan esos territorios y también nos toman a nosotres. Por eso hay machis”, dijo. Y añadió: “En el mundo indígena, el territorio es lo que nos determina y ahí es muy importante la espiritualidad. Si nos despojan de eso no solamente debilitan la estructura cultural de nuestro pueblo, sino también de nuestras cuerpas”.
Para profundizar en esa reflexión, habló del caso de la machi Mawün Jones, que en marzo y a raíz de los confinamientos por la pandemia de la Covid-19 se quedó varada en la ciudad de Esquel, provincia de Chubut, Puelmapu (Argentina), a donde llegó desde Gulumapu (Chile) para atender a varios pacientes. Hasta hoy no ha podido regresar a donde vive desde hace tres años junto a su esposo, y donde también está su rewe, ese altar donde cada machi realiza su renovación mediante una ceremonia que enlaza su energía con la del universo espiritual. A pesar de haber gestionado los documentos correspondientes para cruzar la frontera, las autoridades chilenas le siguen negando el permiso de hacerlo.
“El espíritu de cualquier machi que se aleje de su rewe se verá resentido, y por lo tanto, su cuerpo terminará enfermando. Incluso hay machis que al alejarse de su rewe pueden llegar a morir. Eso es muy difícil de comprender para la sociedad no indígena, no pueden entender hasta qué punto llega esa dimensión a mezclarse y entrelazarse para darnos identidad y existencia”, explicó Moira. Por eso, desde marzo mantienen una campaña digital para visibilizar esta causa*.
“Basta de chineo”
Poco antes de que se declarara la emergencia nacional por la pandemia, el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir se preparaba para difundir una campaña por la abolición del chineo. La lanzaron durante la realización del “Campamento Climático: Pueblos contra el Terricidio”, en una marcha que convocó a distintas organizaciones y movimientos sociales. Entonces, Moira propuso que más que considerarlo un delito sexual, debe asumirse como un crimen de odio, porque así se le podrá colocar un agravante penal, como se ha hecho con casos de transfobia o con los asesinatos a personas de la comunidad LGBT.
Lo que ocurrió durante la cuarentena, según denunció, es que esa forma de represión se intensificó: “Hubo cuarentena para los pueblos, pero no para las empresas extractivistas. Igual seguían llegando a los territorios y en el marco de ese encierro por supuesto que aumentó la violencia contra las mujeres, en particular contra las mujeres indígenas”.
En ese contexto, Moira siguió denunciando la falta de acceso a la justicia: “La mayoría de nuestras hermanas, sobre todo en el norte del país, no son hispanohablantes. No tienen a dónde dirigirse para poder denunciar, los teléfonos de atención en casos de violencia de género no funcionan y si los atienden, nadie les entiende y no pueden comunicarse. Hay una desprotección absoluta frente a la violencia cotidiana, y ahí el chineo aparece con mucha más fuerza”.
En respuesta, y también con más fuerza, siguen difundiendo la campaña “Basta de chineo”, sobre todo en plataformas digitales: “Seguimos denunciando esa aberración sexual, que ocurre porque criollos con poder eligen a quienes consideran violables, porque en realidad los consideran cuerpos descartables”. Moira también dijo que en estos casos, muchas veces hay complicidad de los varones de las comunidades: “Operan como ‘entregadores’ de les niñes, y ahí aparece el terror de las madres que no se atreven a denunciar o no pueden hacerlo. Queremos que se entienda que esto no es natural, no es cultural, es un crimen latente en un aparato judicial que es perverso, racista y misógino”.
*Si quieres conocer más sobre la campaña para el retorno de la machi Mawün Jones a su rewe, la liberación de la medicina ancestral mapuche o ayudar a difundir la causa, escribe a urdiendounawallmapulibre@gmail.com
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