Pablo Pérez sobre vivir con VIH: «decir soy positivo me salvó»
Pablo Pérez es escritor y desde los ’90 vive con VIH+. En su obra la escritura y el virus se unen para narrar y visibilizar. Editorial De Parado decidió recopilar varios de los textos que Pérez publicó cada viernes en el Suplemento SOY de Página/12 en el libro POSITIVO, crónicas con VIH. Estos textos nacidos entre 2010 y 2013 ahora se unen en este recorrido viral, porno-sensible, escrito con fluidos y tinta.
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Por Lucas Fauno Guitérrez
Pablo Pérez contó su vida con VIH+ en el libro “Un año sin amor” (1998). También participó del guion de la película que se hizo basada en ese texto. Mas tarde, entre 2010 y 2013, vinieron las columnas que escribió en Página/12 bajo el título SOY Positivo, que se convirtieron en una continuidad del primero, pero en tono coral, dónde se juntaron la ficción, las dudas, los debates y el día a día de la vida con el virus.
“Empecé a tener un correo de lectores que me contaban anécdotas propias, de amigos o para pedirme consejos. Después en la columna algunas las contaba en crudo, otras las ficcionalizaba, porque también me gusta mucho el folletín, ese formato que termina en un ‘continuará…’, como una telenovela por escrito”, cuenta Pérez a Presentes. Es martes y dentro de un rato el escritor nacido en 1966, irá a dar sus talleres de escritura.
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A través de estas 87 columnas que forman el libro se entretejen las crónicas personales del autor con las historias de personajes como L y su relación con La Masa y La Loba, los problemas de la pareja que forman P y T. Aparecen cuestiones como la ilusión de nueva una medicación, “viste que cada tanto aparece la vacuna ‘La curación’ o una discusión sobre X tema, entonces se todo esto se iba alternando, era una cosa lúdica”, dice.
Las sesiones sado una noche y la burocracia hospitalaria por la mañana, contar como se chupa una pija o como le acaban adentro sin mucha vuelta, la relación con masters BDSM y la relación con los médicos -con sus diferencias y similitudes-, el sexo y el goce atravesado por el miedo y la incertidumbre. Del momento en que el VIH era una condena de muerte a la condición crónica de vivir con este virus, Pablo Pérez escribe como vive. Vive y escribe.
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En su primer libro, Un año sin amor, el protagonista llamado Pablo Pérez, una vez diagnosticado, asumía que moriría el 31 de diciembre de 1996. “No era tan evidente que yo me iba a morir antes de fin de año pero me sirvió como truco literario para decir lo que se me cante”, cuenta.
Durante la escritura de este primer texto apareció la triterapia, una de las medicaciones que más ayudaron al tratamiento del virus. «‘Un año sin amor’ podría haber sido un acto de exhibicionismo sin valor literario, pero para mí con que tuviera valor antropológico ya estaba bien”, y el resultado gustó, igual que las columnas de SOY positivo que se convirtieron en parte de la historia del virus.
EscriVIHr
Pablo comenzó a escribir jugando al juego de la copa. Su tía había tenido un brote y decía ser la reina Nefertiti. Eternamente joven, ella trabajaba en librerías y en su biblioteca Pablo se volvió fanático de Neruda. “Con el juego de la copa hacíamos que Neruda se comunicaba con nosotros y nos mandaba poemas, pero los escribía yo. Eran poemas míos, no de Neruda, y eran malos”, cuenta el otro Pablo.
Los más de 5 años que hizo taller de escritura con Susana Silvestre terminaron cuando compartió su primer cuento BDSM y sus compañeros no lo tomaron nada bien: “Veníamos de la dictadura militar, estábamos en democracia, pero estaba todo el tema de la tortura así que cayó pésimo mi cuento”. Pérez contaba de un levante que terminó en un juego de roles con unos cachetazos, una historia de la vida real que luego se volvió texto. Así escribe Pérez.
Positivo, crónicas con VIH
“Me gustó la edición sin fechas, como si fueran todos cuentitos de la misma extensión, decisión que tomaron Mariano Blatt y Francisco Visconti de Editorial De Parado”, dice el escritor sobre esta primera vez que se compilan los textos originalmente nacidos en Página/12.
Coger a pelo, sin protección, es algo que obsesiona a la pareja entre P y T. Entre crónica y capítulo seguimos esta historia con trampas, diálogos, otras ITS, páginas web de contactos y comprendemos que todos esos términos y conceptos sobre VIH acá se narran no con estadísticas sino desde los cuerpos e identidades. En el mes de julio de 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que una persona bajo tratamiento antirretroviral que alcanza la indetectabilidad del virus, no lo transmite. “Esto ya se decía en los consultorios médicos”, dicePablo Pérez y sus personajes desde 2010.
“La prevención para mí es necesaria siempre, igual traté de no tomar partido pero yo soy pro preservativo salvo en casos específicos en una relación con plena confianza o que no te importe. El tema no es tanto el VIH sino también todas las otras enfermedades de transmisión sexual”, dice el escritor que desde las páginas del libro cuenta todo su proceso con la hepatitis y el sexo con y sin protección.
Soy Positivo en 2018
Mientras Pablo Pérez habla sobre POSITIVO el presidente Mauricio Macri convierte al Ministerio de Salud en Secretaría, el director de la dirección sida del ex ministerio renuncia por sufrir recortes al presupuesto que no aseguran la continuidad de tratamientos y el Dr. Albino dice que el preservativo no sirve. Es 2018 y Pérez reflexiona: “Es una catástrofe lo que está sucediendo. Mi idea al escribir SOY Positivo era que el tema estuviese presente en los medios, el hecho de mencionarlo ya dice ‘esto existe, no se terminó, hay nuevos debates, existe’. Entonces si el libro está mal escrito, si son una pelotudez algunas cosas, vale la visibilización del tema”.
A las 87 columnas elegidas por De Parado se le suman dos textos: “Crónica de un recorte anunciado” de 2018 y un reportaje de 2010 dónde Pérez habla con su infectólogo. De punta a punta, de 2010 a 2018, estos dos textos tienen en medio las 87 columnas. Se leen con casi la misma atemporalidad que el libro entero ya que lamentablemente al principio y al final muchos de los problemas y denuncias aún siguen vigente, se repiten, vuelven.
“Es gracioso, porque al referirnos a nuestra condición de portador VIH decimos ‘soy positivo’ y, a mi entender, después de veinte años de convivir con el virus, puedo decir que esta es la actitud que me salvó”, narra Pérez en su primer crónica y en la contratapa. Abre y cierra positivo.
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