“Cuando se pone el foco en lo gay o trans, se corren de eje las violencias”
Desde hace días se viene escenificando en los medios de comunicación argentinos el escándalo por las redes de pedofilia dentro de las pensiones de clubes de fútbol, donde el cuadro y el color quedan chicos para la noticia. Un jugador de ligas menores de 14 años se quebró frente al terapeuta de la pensión y contó sobre abusos y explotación sexual. Este hecho generó inmediatamente denuncias penales, horas y horas de televisión basura y escraches a varios periodistas y del mundo farandulero.
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Por Violeta Alegre Desde hace días se viene escenificando en los medios de comunicación argentinos el escándalo por las redes de pedofilia dentro de las pensiones de clubes de fútbol, donde el cuadro y el color quedan chicos para la noticia. Un jugador de ligas menores de 14 años se quebró frente al terapeuta de la pensión y contó sobre abusos y explotación sexual. Este hecho generó inmediatamente denuncias penales, horas y horas de televisión basura y escraches a varios periodistas y del mundo farandulero. Los programas de la tarde se babean con la noticia hablando poco de las víctimas y mucho de los supuestos victimarios que no son las redes de trata sino gays y travestis pedófilxs. Se redirecciona entonces el mensaje de la problemática principal: la de chicos explotados sexualmente e intercambiados como mercancías y la corren hacia una supuesta perversión basada en orientación sexual e identidades de género.
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Por eso se amplificó la historia de que una travesti ya fallecida era – supuestamente- una de esas personas que se acostaba con los chicos en la pensión. Y por eso mismo, según se replica en los medios, las víctimas tuvieron que realizarse exámenes de HIV. No sólo los portales se han referido a “un” travesti” (no respetando la identidad de género) sino que establecen, como de costumbre, vínculos que estigmatizan y criminalizan a las identidades trans, asociándolas directamente al VIH y al mundo de la explotación sexual.Nuestro drama sociocultural
En este escenario se juegan muchísimas relaciones desiguales de poder: un mundo de adultos coartando sueños en una sociedad machista, patriarcal, falocéntrica, binaria y heteronormada. La gran problemática sociocultural que nos atraviesa está educando para reproducir este tipo de actos disciplinatorios sobre los desposeídos de casi todo. Quizás esos cuerpos e identidades todavía alberguen algún sueño. Pero siempre quedarán al borde de la marginalidad y de eso nos tenemos que hacer cargo TODXS. La cuestión de clase no se queda por fuera. En la mayoría de los casos se habla de chicos del interior de familias humildes que delegan, por necesidad o por aspiración, la responsabilidad paterno-maternal al mundo del deporte macho argentino.Y la Iglesia, y el Ejército y los Boy Scouts
Pero estas situaciones no sólo se dan en los ámbitos deportivos. También este tipo de relaciones de poder y explotación se dan en la Iglesia, el Ejército y los Boy Scouts: todos ámbitos donde, dicho sea de paso, lo gay está prescrito. Cuando saltan estos casos de abuso en los medios, se responsabiliza a individuos pero nunca a un sistema económico y sociocultural. De esta manera se transforman en casos puntuales (tal cura, tan cuadro, una travesti) y no se ve el bosque, que en este caso es oscuro y siniestro. Entendiendo esto, me sorprende no haber leído ningún comunicado o agite para repudiar esta aberrante situación por parte del feminismo todo. Esto hace que al debate lo dirijan los medios de comunicación sin ninguna perspectiva de género. ¿Qué nos pasa como colectivo feminista? ¿Hubiera sido diferente la respuesta si se tratara de un abuso y explotación a niñas y adolescentes? ¿No son acaso las redes de pedofilia y los estratos del mundo deportivos resultados de un mismo sistema de opresión machista? Acá hay menores de edad, inocencias rotas, violaciones de derechos humanos. Nuestro futuro social y cultural están presentes en estas acciones. Correr el eje del delito hacia una lógica del espectáculo o ignorar y silenciar las tramas detrás de estos hechos nos convierte de comunicadorxs y consumidorxs inertes de noticias en cómplices de un sistema donde siempre perdemos las mismas personas.]]>Somos Presentes
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