Un fotolibro celebra la memoria viva de una de las mujeres trans más longevas de Paraguay
Durante cuatro años, la fotógrafa Jess Insfrán Pérez documentó la vida de Liz Paola Cortaza, mujer trans sobreviviente de la dictadura stronista en Paraguay. El resultado es ¿Cuántos recuerdos guarda la memoria?, un ensayo fotográfico que celebra su existencia y denuncia las deudas históricas del Estado.

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ASUNCIÓN, Paraguay. A los 64 años Liz Paola Cortaza es una de las mujeres trans más longevas de Paraguay. Pelo recién planchado y vestidos de fiesta, estampitas de San Jorge y bolsas de supermercado. Cocina con una paila de hierro y se acomoda una boa de plumas alrededor del cuello antes de subir al escenario. Camina por su barrio en San Lorenzo como quien sabe que su mera existencia ya es historia viva. Fue perseguida por la policía stronista en los años 80 y negada por Paraguay, el país que la vio crecer. Su vida es testimonio de resistencia, orgullo y ternura.


A lo largo de cuatro años, la fotógrafa Jess Insfrán Pérez la acompañó. En sus rituales umbanda, al mercado a comprar tintura para el cabello, a los cumpleaños y a los entierros. De todos esos momentos surgió una pregunta y un libro. ¿Cuántos recuerdos guarda la memoria?, un ensayo fotográfico íntimo y político, ganó el primer premio de la IV Edición del Concurso Nacional de Fotolibros, organizado por El Ojo Salvaje. La publicación se presentó en la Feria Internacional del Libro Fotográfico Autoral (FILFA), en Asunción en noviembre de 2024.


Cómo se gestó el libro


El proyecto nació de una búsqueda: retratar a personas LGBTI mayores de 60 años. Pero en Paraguay, las coordenadas entre edad y diversidad casi no se cruzan. “Me decían que no había mujeres trans de esa edad. La esperanza de vida es de 35 años porque las mataron o porque las dejaron morir”, cuenta Jess -quien trabaja con Presentes documentando marchas y tomando muchas de las fotografías que acompañan las notas de la agencia en Paraguay-. Así surgió la idea de retratar a una persona que desafía las estadísticas.
En el primer encuentro con Liz Paola en su casa de San Lorenzo, cuando Jess llegó Liz estaba prendiendo velas a San Jorge. Le ponía maíz, le prendía un cigarro. Hablaron por horas, le mostró un libro de Panambí y las publicaciones que tenía sobre mujeres trans. Después llegaron la pandemia y sus silencios. Jess explica que le costó volver a acercarse y hubo intentos frustrados de retomar el proyecto.
Pero en 2023 el vínculo se volvió cotidiano y mutuo. “Ya no era una fotógrafa retratando una historia. Éramos dos mujeres compartiendo lo que nos dolía”, agrega. Liz Paola dejó de ser, entonces, la persona que fotografía en cada marcha junto a sus compañeras de Casa Diversa. Fue consejos de amor por mensaje, tortilla frita con cocido, álbumes que son viajes al pasado.


Liz Paola, la presidenta de las trans
En una entrevista que le hicimos con Jess en 2020 para este medio, Liz Paola nos contó que arrancó bailando mambo y rumba en el bar El Hormiguero a los 13 años. En 1975, fue trabajadora sexual, una época en que las redadas eran su día a día. En ese entonces, recordó algunos shows que la marcaron, como Miss Universo Trans, y a sus compañeras Usha, Sandra Torres, Rossana y Kupple. Las considera las “mejores transformistas del Paraguay”.
“Siempre estábamos nosotras, primeritas ahí. No teníamos que faltar ni Liz Paola ni Usha”, decía en aquella ocasión, haciendo alusión a los espectáculos. Con Sandra Torres fundaron una organización de nombre Lazos Hermanos. “Yo era la presidenta de las trans y ella de las transformistas, porque en ese tiempo se dividía. Después terminó esa asociación porque Sandra tuvo que viajar”, explicó.
Inspirada en el Archivo de la Memoria Trans Argentina, Jess sumó a las imágenes actuales, fotos de archivo de Liz Paola. El blanco y negro del presente y el color del pasado dialogan con el tiempo, como marcando el tono de la memoria. Pero no es un libro nostálgico. Es una celebración y una afirmación del presente. “Ser travesti es una fiesta”, dice Angie, en el libro Las Malas, de Camila Sosa Villada, pero es algo que tranquilamente podría decir Liz Paola. Se la ve como quiere que la vean: radiante, desafiante, divertida, real.
Leo de Blas, directora de FILFA, opina que este fotolibro no se limita sólo a documentar, sino que construye un espacio de cuidado y dignidad. “La autora recupera fragmentos de una existencia marcada por la violencia del sistema, pero también por la fortaleza, la belleza y la alegría de una identidad vivida con coraje. Las fotografías, lejos de la mirada voyeurista o victimizante, proponen una narrativa en donde la sensibilidad se entrelaza con la denuncia”, relata de Blas.
Cuando los libros y las personas nos salvan
En los álbumes de Liz Paola se la ve años atrás, plena y deseante, bailando con cristales en la cadera, fumando en una pileta amiga o en el sofá con algún viejo amor. “Para mí no era solo hacerle fotos. Era quedarme a charlar, tomar café, contarle mis penas”, dice Jess. Durante el proceso, atravesó una ruptura amorosa y volvió a la casa de sus padres. Liz Paola estuvo ahí. “Me cuidó, me abría la puerta cada vez que necesitaba estar acompañada. Ella me salvó”.


En medio del proyecto, le avisaron a Jess que su hermano, Juan José, que vivía en Puerto Iguazú, estaba internado por una neumonía. Ella y su familia viajaron hasta allá pero pocos días después, falleció. El libro ya estaba en diseño, listo para impresión. Le pidió a la diseñadora Karina Palleros que agregara una dedicatoria: Para Juanjo Insfrán Pérez. Para Carla, Patricia, Doris, Pocha, Gisela, Costurera, Vanesa y todas las que viven y vivirán en la memoria de Liz Paola Cortaza. “Cuando abrí el libro impreso por primera vez y vi eso ahí, sentí que algo se cerraba y otra cosa se abría. Sentí que ese libro también me había salvado”, cuenta.
Cuántos cuerpos trans cargan las heridas del olvido


Según Leo de Blas, el foto-ensayo levanta preguntas incómodas. “¿Qué historia se cuenta cuando se habla del pasado reciente en Paraguay? ¿Quiénes fueron olvidadas en esa construcción oficial del recuerdo? ¿Cuántos cuerpos disidentes siguen cargando con las heridas de ese olvido?”.
¿Cuántos recuerdos guarda la memoria? se exhibió en el Centre LGTBI de Barcelona en 2023 y en el Centre Civic El Sortidor de Barcelona, en 2024. En ese tiempo, Liz Paola también fue galardonada. Recibió el Premio Dignidad a la Trayectoria por Memoria Histórica en 2023 y hoy sigue luchando por que el Estado paraguayo reconozca su identidad y la de sus compañeras.
“Para mí ganar el concurso fue un logro profesional. Para Liz Paola, fue un reconocimiento social”, expresa. En un país que aún niega derechos básicos a las personas trans, como el cambio de nombre o el acceso a una salud digna, narrar con imágenes los matices en la memoria de Liz Paola no es solo transgresor sino una postura política.


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