Qué hay detrás del LGBT Odio

Se conmemora el Día contra el LGBT Odio. Cómo se contstruye la violencia contra las diversidades sexuales.

El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, también llamado Día contra el LGBTI-odio. Pero ¿por qué hablamos de LGBT odio?

Cuando se conoce un ataque de odio contra una persona LGBT+ es común que, a nivel social y mediático se minimice el hecho. Por su parte, la Justicia, a su vez, suele revictimizar a las víctimas directas e indirectas. Estas situaciones no se comprenden como formas de violencia que tienen un sentido simbólico: dar un mensaje a un grupo particular. En este caso a las personas disidentes y LGBT+.

Es común que se piense que únicamente el asesinato sea un ataque de odio, y no se preste atención a todas las violencias estructurales que atraviesan estas poblaciones.

Por eso importa decir que los ataques LGBTodiantes no son hechos aislados y que responden a los prejuicios, la discriminación y las exclusiones que las personas disidentes viven alrededor del mundo.

Nombrar el odio

Cuando hablamos de LGBT-odio no hacemos referencia única y exclusivamente al asesinato, aunque sea la forma de violencia más visible. Es importante recordar que es solo la punta del iceberg de una serie de situaciones de discriminación, marginalización, negación de derechos y violencias en sus distintas intensidades que están presentes en la vida cotidiana de las personas disidentes.

El “delito de odio” o ‘hate crimes’ es un concepto jurídico acuñado en Estados Unidos para dar cuenta de las violencias motivadas por razones de orientación sexual, identidad de género o perpetrada hacia grupos étnicos o religiosos. Una de las características es que se encarga de enviar un mensaje de amenaza contra todo ese grupo.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) elige nombrar a esos delitos como “violencias por prejuicios”. A diferencia del término “fobia”, que alude a un miedo extremo y a una patología; la palabra “odio” apela a una emoción. Para CIDH el prejuicio como concepto es más fácil de identificar, de rastrear y por lo tanto de combatir.  Dice que “la violencia por prejuicio es expresiva por definición; manda un mensaje de terror que se extiende a quienes, más allá de la víctima particular, se identifican con las características que generaron el ataque —reales o de percepción”.

¿Fobia u odio?

A nivel comunitario, social y desde el activismo el uso de ‘odio’ o ‘fobia’, es decir: lesbo-odio, transodio, homofobia, bifobia, por ejemplo, sirve para comunicar todas las dimensiones de los prejuicios que atraviesan las disidencias y personas LGBT+.

La filósofa mexicana Siobhan Guerreo explica en esta nota de Presentes que, “si solamente hablamos de prejuicios podemos pasar por alto que sí hay emociones políticas que juegan contra el colectivo LGBTI porque se le ha discriminado no solo a través del discurso, sino a través de los afectos. Se nos asocia con lo asqueroso ya sea a través de la serofobia, la putofobia, la idea que lo LGBTI es excrementicio y eso tiene un correlato afectivo. Y eso hace justamente que combatir la discriminación sea tan difícil porque no es una mera cuestión de creencias, es una cuestión también de afectos”.

Respecto de cómo hacer frente a ello, propone que la creación de opinión pública y lógicas más empáticas que no se trate únicamente de leyes o un montón de estadísticas, puede transformar, desmontar el desprecio, los prejuicios y el asco”.

¿Cómo se ve el LGBT-odio?

Las dimensiones del LGBT-odio son amplias. Responde a los prejuicios y estereotipos que a nivel social, institucional y político ha colocado a las personas que no responden a la heterocisnorma. 

La negación del derecho al trabajo, a la salud, a la justicia por un prejuicio a sus identidades; los ataques por demostrar afecto en público o espacios privados; la exclusión familiar o los intentos de reprimir la orientación sexual e identidad de género, mal llamadas falsas ‘terapias de conversión’; hasta la forma más extrema que es el asesinato motivado por los prejuicios, son formas de LGBT-odio.

Discursos de odio

Los discursos de odio dirigidos contra estas poblaciones también son una forma de LGBT-odio. Buscan hacer daño y están relacionados con las violencias estructurales y sistémicas que favorecen el estigma y los prejuicios.  

La CIDH ha identificado con base en evidencia que cuando ocurre un ataque y crímenes contra una persona LGBT, “con frecuencia está precedido de un contexto deshumanizante y discriminatorio”.

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