Masculinidad y confusión: una guía de educación sexual para varones jóvenes
Entrevista a Leandro Cahn, uno de los autores del libro "De chicos a grandes. Guía de educación sexual integral para trabajar con los varones en la escuela y la familia".
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Trabajar la diferencia entre responsabilidad y culpa, valorar la educación emocional y “no morir de corrección política” son algunas de las acciones que pueden llevar a construir masculinidades más libres. Así lo comenta Leandro Cahn, uno de los autores del libro De chicos a grandes. Guía de educación sexual integral para trabajar con los varones en la escuela y la familia, en una entrevista con Presentes.
Es octubre del 2018 en Argentina y la ola verde que lleva al recinto un proyecto de ley para legalizar el aborto y el Ni una menos que estalló en 2015 hacen imposible ignorar la agenda feminista. Un grupo de egresadas denuncia públicamente a autoridades y docentes del Colegio Nacional Buenos Aires por las situaciones de abuso y acoso que llevaron adelante contra ellas desde su ingreso al secundario. También al aparato institucional por ignorar la violencia ejercida por compañeros. En diciembre, la actriz Thelma Fardín denuncia al actor Juan Darthés por abuso sexual y la olla a presión se destapa.
La génesis del libro de Cahn y el equipo de Fundación Huésped, publicado a fines del 2023 por la editorial Siglo XXI, se posiciona acá. “En 2018 empezamos a recibir consultas de parte de familias que se acercaban por alguna situación de escrache o de denuncia que había recibido alguno de los adolescentes. En esas situaciones veíamos que convivían episodios que implicaban un delito penal con otros que reconstruían situaciones incómodas pero de tiempo atrás que eran reinterpretadas a la luz de las nuevas formas de relacionamiento. Y había una inacción y falta de herramientas de las autoridades educativas y de los adultos en general que generaba que las propias chicas y chicos tuvieran que resolver el conflicto”, contó Cahn a Presentes.
Varones fuera de lugar
En este contexto, sus autores se preguntaron por el lugar en el que se encontraban los varones adolescentes. “Habían quedado en un lugar en el cual no cuajaban, no eran escuchados, no tenían una manera positiva de poder formar parte de esa conversación”, compartió Cahn.
A partir de este razonamiento y buscando traer a la escena la voz de los jóvenes, Fundación Huésped se propuso llevar adelante un libro-guía que pueda trabajar con varones los micromachismos, mandatos, discursos de odio y consentimiento, entre otros temas, desde la educación sexual integral (ESI).
Para conocer más sobre esta propuesta y su origen, Presentes conversó con su autor principal, Leandro Cahn, director ejecutivo de Fundación Huésped.
– El libro parte de la premisa de que los varones también son afectados por el patriarcado. ¿Cómo se puede ver esto?
-Uno de los preceptos de los que partimos es cómo los mandatos son parte de nuestra cotidianeidad, de lo que recibimos, lo que transmitimos. En esos mandatos hay una masculinidad hegemónica muy presente que incluye desde situaciones como cuáles son las emociones habilitadas para los varones, vinculadas con la ira, frustración, violencia, la promoción de la competitividad. Todo el tiempo tenemos que mostrar la virilidad, ser fuertes, no tener miedo, ser el jefe y sostén del hogar. Todas estas cuestiones todo el tiempo se ponen en juego. Los varones mueren tres veces más que las mujeres por causas vinculadas a la violencia. Toda esa situación que impera en las masculinidades está muy presente en la vida de todos y todas desde que nacemos. La propuesta del libro es empezar con poder reconocer estos mandatos, las desigualdades existentes, los privilegios y reflexionar a partir de esto.
– La lógica del escrache fue una herramienta que distintos grupos de jóvenes vieron necesaria frente a instituciones, principalmente educativas, que hicieron oídos sordos a situaciones de abuso y acoso hacia mujeres y diversidades. ¿Qué relectura hacés hoy de esos escraches?
– En un escrache se denuncia, juzga y condena en un mismo acto. Entonces sucede que los chicos muchas veces quedan sin herramientas. En las consultas que hicieron familias que se acercaron a la fundación por este tema vimos que en los escraches conviven situaciones delictivas o denunciables con situaciones de incomodidad. No es lo mismo cualquier situación. No quiere decir que no tengamos que abordar, trabajar y mejorar situaciones de incomodidad. Pero el escrache termina igualando la respuesta a esas situaciones.
– Tanto las adolescentes en su momento, como ustedes en el libro, hacen énfasis en la necesidad de un acompañamiento institucional.
– Ese es el gran objetivo del libro, tanto de este como del anterior del 2020. Cuando estas situaciones no se trabajan abriéndoles la puerta, entran por la ventana. Es imposible decir que no se da educación sexual. La educación sexual también se da con lo que se calla, lo que se oculta. En esta situación puntual nuestra sensación es que muchas veces las autoridades educativas, los adultos, al no saber cómo resolver esta cuestión, se la sacaron de encima, tratando de que los chicos y las chicas lo resuelvan como ellos mejor pensaran.
Creemos que es importante identificar y trabajar con escucha activa, integrando a la comunidad educativa, no quedándonos en la parte punitiva y nada más.
– Un pedido frecuente que se hace a varones es que actúen cuando en un grupo de pares se difunden comentarios violentos o material que sexualiza a mujeres. ¿Qué recomendaciones tenés para una persona que ve ese tipo de material?
– En el libro planteamos que en algunas situaciones de, por ejemplo, recibir videos porno no consentidos no siempre todos los varones en cualquier circunstancia van a poder levantar la mano, reprender esta actitud o romper con ese grupo. Quizás lo que puede hacer ese varón es no reenviarlo él mismo. Buscamos salirnos del «deber ser» y poder plantear preguntas. Y a partir de esas preguntas, llegar colectivamente a algunas respuestas. Me parece que tiene que ver con poder escucharnos más, poder generar espacios de diálogo. La escuela y la ESI para eso son herramientas fundamentales.
– ¿Qué rol juega el chiste o el humor entre pares en la reproducción de ciertos mandatos?
– Buscamos hacer una reflexión crítica sobre cómo muchas veces el hecho de avanzar hacia sociedades más equitativas no nos tiene que hacer morir de corrección política. En este sentido, el humor es una parte fundamental y constitutiva de pasarla bien en la vida. El libro busca identificar diferentes situaciones cotidianas en la vida de las personas y ver de qué manera operan o están presentes estas cuestiones ligadas a los mandatos y de qué otra manera se pueden construir estas nuevas formas de ser varón sin perder esta cuestión. El humor muchas veces tiene esta parte positiva y también es una forma más o menos encubierta de generar culturalmente silencios, secretos o cuestiones de las que mejor no ahondar. Puede tanto abrir puertas como ser un elemento disciplinador.
– ¿Cómo se puede trabajar en la construcción de masculinidades más libres?
– Por un lado, desarmando los discursos totalizadores (ni todos los varones tienen la misma capacidad de oprimir ni todas las mujeres y disidencias, las mismas condiciones de vulnerabilidad). Hay que trabajar sobre la diferencia entre la responsabilidad y la culpabilidad y ahondar en la educación emocional: que los varones podamos expresar otro tipo de emociones por fuera de la bronca.
– ¿Qué rol juega la ESI en este abordaje?
– La ESI es un espacio fenomenal para conversar, dirimir diferencias, generar diálogos colaborativos para escucharse, para entenderse, valorar la diversidad y para integrar desde la escuela a toda la comunidad educativa.
A la ESI se la ataca en general por lo que no es: se buscan fake news para atacarla. En realidad la ESI es una herramienta para trabajar en todos los niveles, todas las escuelas, en todas las asignaturas y con toda la comunidad educativa, dependiendo de las edades, en estos contenidos que nos ayudan a crear ciudadanía.
La sexualidad es algo que nos atraviesa desde que nacemos hasta que nos morimos y desde ahí, entonces, todo lo que podamos integrar en los distintos espacios es fenomenal: los clubes, espacios deportivos, de educación no formal, las colonias de vacaciones.
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