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Adiós al Futuro, artista intersex: “Cambiando las narrativas estamos sanando»
Entrevista a la artista mexicana intersexual Adiós al Futuro: el origen de un proyecto que empezó como una búsqueda personal y se volvió colectiva.
Adiós al Futuro (ADF) es una artista intersexual multidisciplinaria de Jalisco, México. Ella se ha dedicado a muchos ámbitos en el arte desde la iluminación, la performance, la instalación, la foto, el video hasta el arte relacional y de objeto que se centra en su “experiencia de vida como persona intersex y de las comunidades intersex”. Es fundadora de Proyecto Intersex y la ong Laboratorio de Narrativas Divergentes. Además, es parte de la currícula en el curso de Discapacidad Crítica de 17, Instituto de Estudios Críticos.
Brújula Intersexual, la primera organización activista intersex mexicana, define la intersexualidad como “un término que utilizamos para englobar diferentes corporalidades en las cuales una persona nace con variaciones de las características sexuales —es decir, nace con variaciones en las formas genitales, en la composición de las gónadas, en los niveles hormonales o en los patrones cromosómicos— que no parece encajar en las definiciones típicas de hombre o mujer”.
En ese sentido, la intersexualidad no es una patología. No es un “tercer género”. No es una identidad de género, tampoco una orientación sexual. Y no existe una sola anatomía intersex.
En 2015 Adiós al Futuro creó el Proyecto Intersex. En 2019 con la articulación entre artistas, artivistas y personas investigadoras nace la ong Laboratorio de Narrativas Divergentes del que se derivan distintos proyectos. Éstos ya no responden sólo a la comunidad intersex sino que crean alianzas y proyectos con otras comunidades como con las personas con discapacidad. Con ellos produjeron el cortometraje Cuerpos disidentes, luchas comunes que contrarresta los discursos de odio hacia estas comunidades en México y Colombia. También de este Laboratorio nace Casa Inter.
Casa Inter es un espacio físico ubicado en Guadalajara, Jalisco. Es la casa en donde se aloja el trabajo artístico de Proyecto Intersex. Allí, la comunidad intersex comparte con otras poblaciones por medio de encuentros, conversatorios, fiestas y un cineclub.
Junto a Brújula Intersexual, Proyecto Intersex son las únicas dos organizaciones intersexual en México.
Presentes platicó con Adiós al Futuro sobre la importancia de la representación digna de la intersexualidad por medio del arte. Cómo el arte creado por personas intersex cambia las narrativas y crea posibilidades de sanación comunitaria. Además de la articulación estrecha que crean con comunidades de personas con discapacidad.
– ¿Cómo nace tu nombre de Adiós al Futuro?
– Adiós al Futuro nace en el 2005 y en un inicio era una propuesta colectiva. Yo siempre me he dedicado al arte porque afortunadamente mi familia siempre me apoyó. Mis padres vienen del campo, vienen de lugares muy alejados del arte, de la urbe. Su apoyo mucho tiene que ver con los discurso médicos que me patologizaron y que me daban una expectativa de vida muy corta. Y ahí empieza la historia de Adiós al Futuro. Nunca pude hacer el colectivo pero empecé con mi trabajo individual. Adiós al Futuro siempre me pareció un nombre muy provocador y que se presta a múltiples significados. Al inicio sí tenía que ver con esta idea que yo también me había creído del discurso médico de la expectativa de vida. Pero también tenía que ver con la idea médica la normalización, de venderte la idea de que si eres “normal”, si eres heterosexual pues vas a ser feliz. Entonces tiene que ver con eso, de que no me interesa ese futuro que me vende. Y desde ahí me ha servido a mí para articular un discurso artístico. En sus inicios hablé de muchas cosas pero a partir de 2015 lo centré en hablar de mi experiencia como persona intersex. Investigar y producir en torno a esa experiencia y de las comunidades intersex.
– ¿Por qué hablas de de “comunidades” intersex, en plural?
– Las comunidades intersex son muchas, son diferentes y las experiencia intersex es muy diversa. No es lo mismo hablar de comunidades de padres con hijes intersex a comunidades de personas como yo que hemos sobrevivido a toda la brutalidad del aparato médico y social y que ahora, aunque no todes, estamos alzando la voz pero sí nos estamos juntando y tratamos de construir comunidad. También están les académiques que no precisamente son personas intersex pero son aliades y para mí son parte de la comunidad intersex.
Hoy día al acrónimo de la diversidad sexual se le agrega la I al final ‘LGBTI’ pero Adiós al Futuro es crítica al respecto porque aunque se anote la letra que alude a las personas intersex: “La comunidad de la diversidad sexual no reconoce, no nombra nuestras experiencias ni nuestras demandas. Y la verdad es que ahí encontramos muy pocas alianzas reales. Hay mucho trabajo activista LGBT y de periodistas que responde a la efeméride y que nos buscan en junio para hablar de cada letra del acrónimo pero ni siquiera saben que en octubre y en noviembre tenemos nuestras fechas. Al final ese es un tema delicado con lo LGBT y el feminismo porque estamos pero no estamos, hay poca solidaridad hacia nuestro movimiento”.
ADF se refiere al 26 de octubre, día internacional de la visibilidad intersex y el 8 de noviembre, día internacional de la memoria y solidaridad intersex.
– ¿Por qué importan las representaciones dignas de las personas intersex y cambiar aquellas que siguen colocando a las personas intersex desde una mirada médica y patologizante?
– Fabían Gimenez Gatto (filósofo intersex uruguayo) tiene unos textos maravillosos sobre representación intersex y habla de cómo venimos justamente de una figuración totalmente medicalizada, que además es un tipo de representación absolutamente cercana a la representación pornográfica, en donde se ven genitales totalmente expuestos, son imágenes muy gráficas.
El 8 de noviembre se celebra el día de la memoria y solidaridad intersex porque es el cumpleaños de Herculine Barbin, y de Herculine no tenemos mas que una foto que circula de ella, de su rostro pero sí hay un montón de registro de sus genitales y de las disecciones que hicieron cuando ella se suicida y que los médicos hicieron cachitos su cuerpo. A partir de que nosotros empezamos a tomar la palabra y representarnos desde el arte empieza a haber representaciones dignas, donde no nos reducimos a nuestros genitales y no hablamos de enfermedad. Tenemos poco en realidad, a partir de los 90 el internet posibilitó que nos encontráramos y se empezaron a construir otras narrativas. Y estas narrativas también son narrativas fuertes porque vienen de mucha violencia, de mucha rabia porque la violencia médica es lo que nos ha marcado a toda la comunidad. Y aunque no hayas sido medicalizado el mundo igual se encarga de señalarte por ser diferente.
– ¿Hoy día además de la rabia qué otras experiencias comunicas tú en tu arte y se representa sobre la experiencia de las vidas de las personas intersex?
La rabia sigue siendo un gran detonador en la comunidad. Pero también ya han pasado varios años. Por ejemplo en México tenemos 10 años trabajando. Brújula Intersex inició todo esto en el país y no es lo mismo hoy ser esa persona que se siente sola, ultrajada a ya tener una comunidad. Nosotros aunque somos artistas y nos dedicamos a eso también hemos hecho espacios de salud mental para la comunidad. Grupos de pares y poco a poco desde el trabajo activista pues vamos sanando porque el Estado y la sociedad siguen teniendo una deuda tremenda. Y eso cambia las narrativas. Las narrativas están sujetas a las realidades de la gente. Yo empecé a producir en torno a mi experiencia interexual en 2015.
Los primeros proyectos colaborativos en 2016 eran con un imaginario muy fragmentado, donde no veías un solo retrato, si acaso alguna parte del cuerpo, siluetas, sombras. Y ha sido muy notorio cómo las narrativas cambian. Este año estrenamos una serie colectiva que se llama El Entrever Intersex. Allí personas intersex no sólo están mirando a la cámara de frente sino incluso haciendo desnudos. Algo que hace unos años era impensable. Como artista no me invento las narrativas, me toca acompañar esos procesos de la comunidad. El deseo de la representación de la comunidad ya es distinto. Ya no es el eje principal la experiencia medicalizada. Hay un deseo por mostrar el propio cuerpo, explorarlo y devolver la mirada. Hay que entender que nuestra comunidad ha sido sometida a través de la imagen: fotografías, videos de nuestros cuerpos sin consentimiento. Muchos de nosotros le tenemos pánico a la imagen. Y mucho del proceso artístico ha sido ese, enfrentarnos a la cámara ya no desde la mirada médica y la mirada del otro sino desde nuestra propia mirada. Desde nuestra propia mirada estamos cambiando las narrativas y estamos sanando.
– ¿Con qué comunidades sí has encontrado escucha y solidaridad real?
Yo definitivamente con la población de la diversidad corporal, la población con discapacidad. Porque el modelo de la discapacidad y la intersexualidad es muy parecido, por la patologización y la violencia médica, o sea, compartimos un montón. Porque al final del día la experiencia intersex muchas veces no tiene que ver con una experiencia de género. Tiene que ver con una experiencia de mucha violencia médica y de ostracismo social, igual que lo viven las personas con discapacidad.
– ¿En Casa Inter cuál es la recepción del arte que comparten y el cine que proyectan?
Ijole… la experiencia intersex está cargada de tanta violencia y atraviesa tantos temas que a la gente le cuesta mirar lo que mostramos porque es violento. Lo que pasa regularmente en los ciclos de cine que hablan de nuestras experiencias cuando abrimos la conversación la gente está muda por lo que acaba de ver. Siempre es muy difícil porque entre que no tiene idea que existimos, entre que no tienen idea de la brutalidad de las experiencias pues casi siempre es primero un shock. Es difícil de digerir.
Entonces es muy difícil hablar de lo que queremos hablar por toda esa ignorancia, en general porque tampoco hay una educación sexual integral como entender qué son las características sexuales. Sin esos básicos hablar de interexualidad es muy difícil.
Lo que mostramos en Proyecto Intersex también está muy ligado al activismo intersex que está ligado a defensa de los derechos humanos más básicos: la humanización. A nosotros nos han deshumanizado toda la vida y seguimos ahí. Tenemos casi 30 años como comunidad global desde distintos ámbitos haciendo ruido y hoy ya hay mucha información. Ya no hay pretexto para decir ‘no sé’ y creo que también ahí es mucho de responsabilidad de cada une frente a las violencias de la sociedad y qué tanto empatizas con otros grupos.
– ¿Qué otros futuros se están construyendo para las infancias y también las personas adultas intersexuales?
Aunque se sigan violando nuestros derechos, aunque nadie garantiza los derechos de las infancias intersex en nuestros países pues al menos ya existimos grupos, hay información, unos nos dedicamos al arte, otros se dedican a acompañar, otros se dedican a la academia y a la política. Hay muchos frentes y eso cambia las narrativas y posibilita otros futuros para esos niños que están naciendo hoy y no están siendo intervenidos porque ya sus mamás, porque son las mamás casi siempre solas las que cuidan la integridad física de sus hijes intersex.
Falta mucho trabajo por hacer para que esta violencia médica no se repita. Y es como la utopía, quién sabe si lo logremos pero la idea es poder detener toda esa violencia, sobre todo con las infancias que vienen y mucho de mi motivación es generar espacios de sanación para los adultos que pasamos por ahí porque yo tengo muy claro que no hay justicia ante lo que vivimos y que la justicia que ofrece el modelo de derechos humanos es una burla. Por eso para mí el arte y Proyecto Intersex es una forma de reparación del daño, primero para mí y después para mi comunidad. Y desde el arte lo mismo, narrarnos desde nuestros propios términos también es justicia.
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