“Fue un crimen de odio”, reclaman amigos y familiares de Lautaro

Lautaro Castillo Retamales fue asesinado en septiembre por dos hombres que lo contactaron por Grindr. Piden que se considere un crimen de odio.

22 de noviembre de 2023
Agustina Ramos
Edición: Maby Sosa

BUENOS AIRES, Argentina. Era un ser de luz”, “muy humilde”, “auténtico”, “intenso”, “de abrazos reparadores”. Las frases se repiten en cada comentario de las personas que conocieron a Lautaro Castillo Retamales. Tras su asesinato a fines de septiembre en Florencio Varela, un grupo de amigues y una abogada se unieron para mantener viva la memoria del joven de 34 años y pedir que se trate la figura de crimen de odio en la investigación del homicidio.

“Esto fue un crimen de odio. La forma en la que su mamá encontró a Lautaro muerto… el propio cuerpo habla del odio y la saña con que lo mataron. Estaba desnudo, atado de pies y manos, amordazado, desfigurado a golpes”, dijo a Presentes Noelia Martínez, abogada y amiga del joven.

Luego de no recibir respuestas de Lautaro durante un día, Margarita, su madre, se dirigió hasta su domicilio el 28 de septiembre pasado y lo encontró asesinado.

Lo que reconstruyó la fiscalía

Por el crimen, la Justicia dio con dos presuntos autores, Lucas Facundo Bellomo y Rubén Fernando Pereyra, imputados por “homicidio criminis causae”, es decir, un crimen que se lleva adelante para ocultar otro delito, en este caso, un robo. Las cámaras de vigilancia registraron el ingreso de los dos hombres a la casa de Lautaro, quien les abrió la puerta. Dos horas más tarde se retiraron con pertenencias del joven como un televisor, un bolso y ropa suya que llevaban puesta. 

“A los detenidos se los reconoce a través de un trabajo muy arduo. Me saco el sombrero con el trabajo de la fiscalía para reconocerlos. El sábado ya estaban las dos personas identificadas y detenidas”, subrayó Martínez.

La teoría de la letrada y de quienes representa es que al menos uno de los detenidos conocía a Lautaro.  

“No dejaba entrar a cualquiera a su casa. Nuestra teoría la termina de confirmar una carta que presentó uno de los imputados (Bellomo) dirigida al fiscal de puño y letra contando su versión de los hechos. Él admite que a Lautaro lo había conocido por una App, que se habían visto algunas veces, que sabía de su orientación sexual y la respetaba. Dice ‘me mandó un mensaje y me invitó, le dije que estaba con un amigo y fuimos’”, detalló la abogada. 

La causa tramita ante la Unidad Funcional de Investigación y Juicio descentralizada N° 1 de Florencio Varela, a cargo del fiscal Darío Provisionato. Tiene intervención del Juzgado de Garantías N° 5 de Florencio Varela del Departamento Judicial de Quilmes. 

App, una modalidad delictiva

Martínez pidió a la fiscalía interviniente oficios para solicitar informes a las aplicaciones Facebook, Instagram y Grindr. “Entendemos que fue por Grindr que se contactaron”, adelantó. 

Esta modalidad delictiva, que combina robo y agresiones o crímenes de odio a través de encuentros coordinados por aplicaciones de citas, es alertada por la comunidad LGBTIQ+.

El 4 de septiembre de 2022 durante la madrugada, Pablo Delía, de 34 años, vivió un ataque en su domicilio, ubicado en las inmediaciones de la intersección entre la calle Maipú y la avenida Corrientes, en el barrio porteño de San Nicolás. Dos hombres que había contactado a través de Grindr lo ahorcaron, quisieron drogarlo y golpearlo.

Pablo compartió en sus redes sociales y distintos medios lo que le había ocurrido. En aquel momento, cerca de 20 personas le expresaron que habían vivido situaciones similares y al menos 8 de ellas habían denunciado en comisarías o fiscalías de la ciudad y provincia de Buenos Aires. En estos casos se trató del mismo agresor. Actualmente recibe mensajes de este tipo “dos o tres veces por mes”.

“En este momento, Leandro Reynoso, que es el que identificamos como el principal agresor y se repite en las otras causas con distintos cómplices, está preso en La Rioja. Están haciendo las ruedas de reconocimiento virtuales para sumar las causas de acá. De 18 que había pasaron a ser 25 causas. La única que no la están sumando y sigue como ‘lesiones leves’ es la mía. Yo como ‘zafé’ no me quieren contar el intento de homicidio. Aún no declaré, mi causa la estancaron”, compartió Delía con esta agencia.

Otro caso similar fue el crimen del bailarín y trabajador sexual Enzo Aguirre en 2020. Una pareja de varones lo contactó a través de la página web soytuyo.com. Lo ataron, amordazaron, golpearon y asesinaron el jueves 12 de noviembre en su habitación en el barrio porteño de Retiro. Por este hecho fueron condenados el año pasado Jeremías Javier Negrini y Nicolás Adolfo Bernardez. Les jueces Patricia Cusmanich, Ángel Nardiello y Sergio Paduczak del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional (TOC) 22 establecieron penas de 12 y 14 años por el delito de “robo agravado por haber sido cometido con arma ­impropia­, en concurso real con homicidio en ocasión de robo”. No fue reconocido como un crimen de odio.

Es un crimen de odio

Los afectos de Lautaro se reunieron para llevar una lucha en común que busca que su homicidio sea considerado un crimen de odio, un delito tipificado por el artículo 80 inciso 4 del Código Penal. A través de los perfiles de Instagram y Facebook “JusticiaxLautaro” informan sobre las novedades del caso.

“Es increíble las cosas que sigue logrando: cómo nos unió a todos para que podamos hacer esta lucha. Va a seguir estando siempre”, compartió Martínez. Luego de enterarse del crimen se contactó con una amiga en común para poner sus servicios a disposición. 

Lautaro estudió Artes Multimediales en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Desde esta institución lamentaron el fallecimiento del joven. “Siempre lo tendremos en nuestro corazón y en nuestra memoria por su calidez humana, su entusiasmo y su pasión por el trabajo”, dijeron en un comunicado. El Área Transdepartamental de la carrera Artes Multimediales permaneció cerrada el 5 de octubre por “duelo y reclamo de justicia”.

Además, fue asistente de producción, encargado de medios, promotor y tallerista en distintos espacios culturales porteños, como el Centro Cultural Kirchner, el Recoleta, el Rojas, el Cultural San Martín, el Museo del Bicentenario y el Centro Cultural de la Ciencia. De cada lugar se llevó amigues.

El recuerdo de los amigos de Lautaro

“Nos conocimos cuando entramos a trabajar en el Tren Museo Itinerante de la Ciudad de Buenos Aires, representando a Casa de Moneda. La conexión que tuvimos fue instantánea. Nos autoproclamamos hermanos de corazón porque se sentía así”, contó María Sol Virginia, una joven de 25 años nacida en Ciudad de Buenos Aires y criada en Cipolletti, provincia de Río Negro. Juntes viajaron durante un mes y medio por distintos pueblos. “Vivíamos en un reality show: cantando, bailando y escuchando música todas las mañanas”, recordó.

Lautaro fue trabajador del Tren Museo Itinerante de la Ciudad de Buenos Aires.

Con Marcos, un joven productor y director audiovisual de 32 años, se había conocido este año y estaban formando un vínculo amoroso. “Tenía una luz única. Era muy humilde. Te decía ‘¿querés venir a casa y tomamos solcito en casa un rato si está lindo?’ Se sentía feliz con estar sentando en el sol con vos y compartir la tarde. Me mandaba fotitos de su cacerola con las verduras de su huerta. Siempre predispuesto, se ponía feliz con que lo pases a saludar. Siento que nunca se fue”, compartió. 

“Era una persona muy intensa, a todo dar. Abrazos reparadores, risas, llantos. Vimos mil veces AR Emergencias, Cómo conocí a tu madre, Grey’s Anatomy. En dos años hicimos 700 karaokes por lo menos”, contó, por su parte Laura (40), que lo conoció en el ingreso a la carrera de Artes Multimediales. 

Sofía Bombelli, docente universitaria y programadora de videojuegos de 36 años, recordó las clases en la UNA que compartía con Lautaro. “Iba con mi hijo pequeño. Generalmente iba a las clases y mi esposo lo retiraba a los 15, 20 minutos. En ese lapso Lauti fue uno de los que jugaba y charlaba con él. Me contaba su deseo de ser padre en algún momento. Estoy más que convencida de que sería un excelente padre”, compartió.

“Era el que estaba atento a todos sus amigos y cuando veía cuando alguno estaba mal nucleaba a otros para que pudiéramos asistirlo. Era el que nos unía.  Ese que cuando no lo esperás te abraza así tan tibio y tan dulce que los problemas y los males pasan a un segundo plano”, agregó, por otra parte, Evangelia (46), docente universitaria y otra de sus tantas amistades.

Para María Sol Virginia, una de las cosas que le hubiera gustado a Lautaro es que “estos crímenes de odio tuviesen más lugar dentro de la justicia y que sean nombrados como deben ser nombrados”.

“En un mundo ideal, Lauti, y toda la comunidad LGBTQ+ deberían poder tener la libertad de expresión sin tener que vivir con el miedo constante a sufrir una de estas atrocidades, como le pasó constantemente a mi amigo. No solamente lamento la pérdida de él como persona, sino que tanto sus amigos como su familia nos hemos quedado sin una de las almas más puras y tantas otras que se perderán de conocer semejante ser humano”, concluyó.

Si una persona vive un ataque de estas características se puede acercar a la Subsecretaría de Políticas de Diversidad del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad para recibir acompañamiento psicológico y jurídico integral. Se puede solicitar llamando a la línea 144 o por WhatsApp al 1127716463, las 24 horas, los 365 días del año.

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