Mujeres indígenas del norte salteño denuncian la constante falta de agua

Las mujeres son referentes de comunidades wichís de Tartagal, Salta. Entre cortes de rutas y reuniones, denuncian que el gobierno no cumple con sus promesas.

SALTA, Argentina. Mujeres referentes de comunidades indígenas apostadas en cercanías de la ruta nacional 86, en jurisdicción del municipio de Tartagal, -más de 355 kilómetros al norte de la capital de la provincia de Salta-, vienen llevando a cabo distintas acciones públicas para visibilizar la falta de agua que padecen desde hace años. Y que se vio acrecentada por la sequía que enfrenta esa zona desde el año pasado.

En la última semana de septiembre, este grupo cortó la ruta, medida que se suspendió tras la firma de un acta con funcionarios del gobierno de Salta. Pero ahora afirman que ese compromiso no se cumplió y analizan realizar nuevas acciones.

La empresa prestataria del servicio, Aguas del Norte, atribuyó la escasez a la falta de agua por la prolongada sequía, que disminuyó el caudal del dique Ituyuro, de donde se provee esta zona. También dio una lista de obras que se están realizando para superar esta crisis.

El reclamo de estas comunidades por la falta de agua viene desde hace tiempo. Entre otras medidas, el verano pasado un grupo de mujeres y sus niñes caminaron desde Tartagal a la ciudad de Salta para peticionar que las aprovisionen adecuadamente.

Presentes habló con tres mujeres referentes de sus comunidades que vienen encabezando el reclamo por la provisión de agua. Estas comunidades son aprovisionadas con camiones cisterna, pero en todas hay quejas por la falta de regularidad de este servicio, que está a cargo del área de Asuntos Indígenas de la provincia de Salta.

“Tengo que estar rogando para que me traigan agua

Francisca Sarmiento contó que en su Comunidad Wichí Sarmiento, a cinco kilómetros de Tartagal, cuentan con tres tinacos de mil litros de capacidad cada uno. Entre carga y carga siempre tienen que soportar días sin agua. “Yo tengo que estar rogando para que me traigan agua”, lamentó. Como estos depósitos están cerca de la ruta, las familias más alejadas “tienen que venir de allá con tachitos a llevar el agua, cuando la tienen», contó.

Sarmiento dijo que el agua que les proveen escasamente les alcanza para el consumo humano. Y, como las otras referentes, se quejó de lo que entiende que es una desatención hacia elles. Por la línea de la ruta 86 va una “manguera” de la empresa Aguas del Norte que lleva el agua hasta el paraje Tonono, donde se encuentra la comunidad más alejada. La referente contó que a la altura de su Comunidad hay una llave de paso, pero la empresa la cierra para evitar que la presión del agua baje aún más.

Sarmiento dijo que por esta razón estaban “pidiendo (que se construyan) pozos de agua”. La empresa prestataria viene construyendo pozos para tratar de dar una solución a la falta de agua que afecta particularmente a todo el departamento San Martín, pero el ritmo de las obras no alcanza a dar respuesta a los requerimientos.

Un solo tinaco para toda la comunidad

Más cerca de la ciudad de Tartagal, a 3 kilómetros, siempre al costado de la ruta 86, se encuentra Lapacho 3, la comunidad de Mónica Celina Pérez. Allí residen unas 150 familias.

“A nosotros nos dieron un solo tinaco y tenemos que compartir para toda la Comunidad. No nos alcanza para todos”, empezó la conversación con Presentes. Dijo que el camión aguatero va “cada tres meses, a veces seis” a su Comunidad. Por eso tienen que comprar el agua: “¿y si no tenemos para comprar? Ese tinaco de mil litros “dura uno o dos días nomás”, sostuvo.

Como suele ocurrir en lugares donde no hay red domiciliaria de provisión de agua, y en épocas de escasez, hay particulares que venden el agua extraída de pozos privados. Pérez dijo que una carga de mil litros llega a costar 30 mil pesos. “Entre todos de acá de la Comunidad tenemos que juntar para pagar esa carga. Aun así, “tenemos que esperar más o menos dos, tres días, y recién nos traen, porque hay mucha demanda», detalló.

Lo de comprar el agua no es fácil para estas comunidades. En su mayoría viven de la venta de artesanías y de trabajos mal pagos como empleadas domésticas, en el caso de las mujeres, y pasadores o bagayeros en la frontera, en el caso de los hombres.

Mónica Pérez dijo que a Lapacho 3 llega la red de distribución de agua por cañería, pero la empresa prestataria cierra el grifo de paso, “para que vaya el agua los barrios” de la ciudad, debido a la baja presión de la distribución.

El derecho al agua

Marcela Calermo, de la Comunidad wichí La Mora, a 5 kilómetros de Tartagal, comenzó la conversación con Presentes cuestionando al gobierno de Salta porque cada vez que realizan alguna acción de protesta les achaca que exponen a sus hijes a una situación que les vulnera.  “Si el gobierno en serio se compadece de los niños wichí, entonces ¿dónde está el derecho de los niños, por qué no pueden tomar agua?”, retrucó.

Añadió que en las protestas las madres elijen llevar a sus hijos, porque en sus casas quedarían “con sed y con hambre”. Y en cambio, cuando salen en manifestación reciben la solidaridad de la gente.

Marcela Calermo en la mis una marcha por el agua en ruta la nacional 86, enero de 2023.

El norte salteño se caracteriza por las altas temperaturas. Calermo resaltó que con “semejante calor” tienen “que andar cuidando un poquito de agua para muchas familias”. Y que “en el centro (de la ciudad de Tartagal) sí sale agua” de la red. “Nos preocupa la situación porque ya va a empezar a hacer calor y no sé qué va a pasar”, insistió.

Además, dijo que Asuntos Indígenas no envió el camión cisterna a pesar de que están ya sin agua. “Es como que están esperando que comience el mes de octubre y recién quieren mandar el agua. Y no es así, los chicos no esperan. Los niños necesitan el agua. Ni en la escuela sale agua, pero sí viene el aguatero para la escuela”, contó.

En el kilómetro 5 desde Tartagal, la Comunidad La Mora está enfrente, ruta de por medio, de la Comunidad Sarmiento. La presencia de poblaciones indígenas a los costados de la ruta se prolonga hasta Tonono, la más alejada de la ciudad, a casi 40 kilómetros. Algunas están más distantes de esa línea que dibuja la ruta 86 (que comunica a Salta con la provincia de Formosa), kilómetros adentro en el monte, como ocurre con Lapacho 1.

Hay dinero pero no hay agua

Calermo, una activa animadora de las comunidades, destacó que, a pesar de la gran cantidad de residentes en estas poblaciones, “son pocas las personas que luchan”. En esa zona hay 35 comunidades. Calermo cree que La Mora es de las más chicas, mientras que la Comunidad Kilómetro 6 tiene unas 600 familias, más de 2 mil personas.

La referente destacó que “aun trabajando”, y contando con el dinero para comprarla, “igual no hay agua”. Se debe a que los proveedores privados tampoco dan abasto para atender la demanda. Con lo del agua, dijo, “no se trata de tener trabajo, yo puedo comprar el agua mineral, pero para tomar nomás. Para lavar, para todo, para lavar los cubiertos, para bañarse, ¿de dónde sacamos? Y la gente directamente no tiene ni para tomar ni para lavar ni para nada, y esa es la cosa”.

“Y yo me pongo triste y a la vez impotente, que ya no sé qué voy a hacer ya. No sé qué hacer ya con este gobierno que nos miente. Nos dieron un acta compromiso y no han cumplido”. Afirmó que tampoco se cumplió con la palabra que les habían y aclaró que no les gusta salir a manifestarse, estar fuera de sus casas, bajo el sol, soportar el calor de día y el frío a la noche. “A nadie yo creo que le va a gustar. A mí no me gusta estar ahí acostándome en el suelo, uno quiere estar en su casa, dormir en su cama. Lo hacemos por mucha necesidad de contar con agua, lo esencial para la vida, pero pienso que al gobierno no le interesa”.

En su Comunidad hay 120 familias, “y cada familia tiene seis, ocho hijos”. El caño de Aguas del Norte pasa por la Comunidad La Mora pero las viviendas no están conectadas a la red. Se proveen de agua comprando en la ciudad. De Asuntos Indígenas fueron a llevarles agua, pero ya se acabó. Unas diez familias tienen tinacos de mil litros, “pero el resto tienen esos bidoncitos de diez, de cinco” litros.

Marcela Calermo mostró especial preocupación en demostrar que no miente. Pidió una llamada por videoconferencia para mostrar los recipientes secos. También para mostrar la casillita de su vecino, un hombre mayor de 80 años que vive en una construcción hecha de estructura de madera y paredes de plástico. «Viviendas como ésa hay muchas en las comunidades de la zona», afirmó.

La situación y las soluciones

Aguas del Norte respondió a la consulta de Presentes. Detalló que las comunidades ubicadas al costado de la ruta 86 se abastecen del acueducto que lleva agua desde Itiyuro a Tartagal, pero sus pobladores “están alcanzados por la misma incidencia que Tartagal, Mosconi y Aguaray (pueblos estos dos últimos del mismo departamento San Martín), que tienen agua por turnos porque hay baja producción. No se les corta solo a ellos, sino que se corta el acueducto y a ellos también les deja de llegar”, aseguró la empresa.

En cuanto a las soluciones encaradas por la proveedora, detalló que “hay dos frentes de ataque”, por un lado, las obras para afrontar la contingencia. Se están perforando nuevos pozos en Salvador Mazza y Aguaray “para independizar a las dos localidades del sistema Itiyuro”. En Salvador Mazza, estos pozos permitieron que el año pasado prácticamente no tuviera los problemas del resto de las localidades de la zona.

Pozo Fátima de Tartagal

La empresa calculó que en Aguaray podrá hacer lo mismo este verano con la provisión de dos pozos nuevos. Uno ya terminado y otro que estaría concluido en octubre. “De esa manera, la producción del Itiyuro iría solo para Tartagal y Mosconi más las comunidades a la vera de la ruta”. Además, se está perforando otro pozo en Mosconi. Y en Tartagal inauguraron tres pozos en el último año y hay por lo menos dos más en ejecución.

La empresa añadió que además perforan pozos en Salvador Mazza, “que tiene buenas napas, cuyos recursos se envían mediante un acueducto y se lo empalma al acueducto del sistema Itiyuro que va a Tartagal y Mosconi. De esa manera, se refuerza la producción para que no dependa solo del dique”. Además, se habilitaron dos pozos nuevos y está en ejecución un tercero en el paraje Yacuy, a 19 kilómetros de Tartagal. También en este caso el agua surgente será enviada al acueducto que va desde Itiyuro hacia Mosconi y Tartagal.

También se hicieron obras para mejorar la capacidad de la planta Itiyuro. El año pasado, en la crisis del verano, “la planta solo tenía dos filtros en funcionamiento. Hoy tiene 8 activos y dos extras que son exclusivos para el tratamiento de algas mediante un sistema de disolución con aire”. Y se está construyendo una nueva cisterna en Tartagal, que va a duplicar la capacidad de almacenamiento del agua ya tratada y transportada para distribuir en la ciudad.

Medidas a largo plazo

Por otro lado, se están llevando a cabo medidas de largo plazo, que apuntan a “lograr un cambio en la matriz de abastecimiento en el departamento. Esto es, equilibrar las fuentes de abastecimiento entre superficiales y subterráneas. Hoy, el abastecimiento es 80% superficial (del dique Itiyuro) y 20% subterránea (de pozos). En casos como la sequía del año pasado y lo que va de este, hay muchos problemas porque baja el nivel del itiyuro y también del río Caraparí, que lo abastece”.

Otra medida de largo plazo es el alteo del embalse El Limón, ubicado en Salvador Mazza sobre la margen del río Caraparí y que también provee al sistema.

Esta obra, pensada para duplicar la capacidad de almacenamiento, estaría concluida recién para el otro verano. La empresa prestataria indicó que en la actualidad, “las reservas (del embalse) duran seis meses, pero como el dique es chico, el calor y el sol hace que se formen algas que son difíciles de tratar. Al duplicar la capacidad, también se hará una obra para recircular el agua con el dique Itiyuro, lo cual ayuda a evitar la formación de algas. El objetivo es que la capacidad de reserva llegue a un año, para no volver a tener problemas de falta del recurso, aunque haya sequía”.

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