Copa Mundial Femenina: otro fútbol es posible con personas trans
CIUDAD DE MÉXICO, México. Este fin de semana comenzará la fase eliminatoria de la Copa del Mundo de futbol femenil. En esta etapa quedó fuera Canadá, una selección que disputa hoy la lucha por la igualdad salarial, y que entre sus once titulares tiene a Quinn, mediocampista y persona trans no binarie. Para mí, que…
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CIUDAD DE MÉXICO, México. Este fin de semana comenzará la fase eliminatoria de la Copa del Mundo de futbol femenil. En esta etapa quedó fuera Canadá, una selección que disputa hoy la lucha por la igualdad salarial, y que entre sus once titulares tiene a Quinn, mediocampista y persona trans no binarie.
Para mí, que viví mi infancia pegándole a la pelota y fantaseando que podía vivir de jugar futbol, la participación de Quinn es potente. No sólo por lo que representa en estos tiempos en que se busca dejar fuera a las personas trans de los deportes, sino porque demuestra que las personas trans y no binaries pertenecemos y tenemos derecho a disfrutar de los deportes.
A los cinco años pedí a los Reyes Magos un balón de futbol. Recuerdo mi carta. Dibujé un balón, clásico y hermoso: con sus pentágonos blancos y negros. Al despertar de esa noche mágica mi balón estaba en la sala de mi casa. Cuidé esa bola por más de 10 años, y con ella soñé mil escenarios. También practiqué y practiqué la ruleta de Zidane, toques a la pared, tiros libres y lo que pude.
Cuando tenía 13 años mis referentes futbolísticos dejaron de ser solo hombres. Sucedió cuando vi en televisión la ronda de penales entre Estados Unidos y China en la final de la copa del mundo femenina de 1999. Y no hubo vuelta atrás.
No me saqué de la cabeza esta imagen: Brandi Chastain celebrando el gol de la victoria. El éxtasis de ser campeonas hizo que sus rodillas se vencieran hasta caer al pasto, se quitó la camisa, dejó al descubierto su top deportivo y sus músculos apretados y los brazos los elevó al cielo. Icónica.
Esa fue la primera vez que pensé y sentí que otro futbol es posible.
El fútbol me ayudó a explorar mi identidad
Los estereotipos que rodean el fútbol me alejaron de las canchas.
La primera vez que me gritaron marimacho fue jugando fútbol en mi escuela primaria. Quienes gritaron fueron otros niños; e incluso hombres de mi familia, que no eran mi papá.Me dijeron “pareces marimacho”, solo por jugar fútbol. El tono con que lo expresaban nunca me hizo sentir bien. Me hacían sentir incorrecte, aborrecide; y como si jugar al fut no fuera lugar para mí.
Lo que me ayudó a navegar desde otro lugar esas sensaciones fue la imagen de celebración de Brandi Chastain que aún permanecía en mi cabeza. También mi mamá que siempre me alentó a no dejar de jugar fut, y lo que a nivel personal y muy corporalmente me hacía sentir el deporte.
Jugar fútbol y practicar natación a nivel competitivo hasta la mitad de mi adolescencia me permitió explorar mi expresión de género y mi identidad de género, aunque ésta no la tuviera apalabrada todavía. Mi experiencia con estos deportes me brindó una libertad personal muy encarnada en el cuerpo.
Hacer deporte, no verme físicamente como el resto de mis compañeras, tener la libertad de expresar quién soy con cómo me vestía y ser muy apasionade con mis intereses deportivos fue caldo de cultivo para el acoso, primero sutil, después violento.
Escuchar “marimacho” paso a ser sinónimo de lesbiana como insulto y de desprecio por verme corporalmente, “demasiado masculina”. Jugar fut dejó de ser divertido y en mi adolescencia lo dejé de practicar; no porque el futbol dejara de interesarme sino porque esa violencia me agotó.
Personas trans en los deportes
En América Latina no existen datos sobre la percepción y experiencias de las infancias y juventudes LGBT en los deportes. Una investigación de Reino Unido realizada en 2022 con niñes y adolescentes trans sobre su experiencia con el deporte arroja un poco de luz.
- El 79% siente que su identidad de género ha afectado al participar en deportes. Las principales barreras son los uniformes deportivos y su relación con la disforia, y que el deporte está categorizado por género de forma binaria.
- El 55% dijo que las noticias con narrativas alarmistas y negativas sobre la participación de atletas trans ha influido en que no se sientan parte de practicar el deporte que les gusta.
Grupos antiderechos en los espacios legislativos de Estados Unidos están aprobando leyes que prohíben la participación de personas trans en las competiciones deportivas a nivel escolar de acuerdo a su identidad de género. Por el nivel de escrutinio estas políticas ponen en mayor vulneración a niñas, jóvenes y mujeres (trans y cis).
“Excluir a las mujeres trans perjudica a todas las mujeres. Invita a la vigilancia de género que podría someter a cualquier mujer a pruebas invasivas o acusaciones de ser «demasiado masculina”» o “demasiado buena”» en su deporte para ser una mujer ‘real’”, explica Chase Strangio, director adjunto de Justicia Trans de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).
Discriminación permanente
Desde 2021 al menos 22 estados de Estados Unidos han prohibido la participación de atletas trans acorde a su identidad de género en competencias deportivas a nivel escolar, desde la educación básica hasta la universidad.
Además, desde 2018 las federaciones internacionales del deporte, sobre todo de atletismo, natación y ciclismo, consideran como “no elegibles” a las mujeres trans. Y a las mujeres intersex y aquellas que de manera natural expresan altos niveles de testosterona se las somete a medicación para regular los niveles de esta hormona. Su argumento, en ambos casos, es que así se “protege la categoría femenina”.
Está documentado por Human Rights Watch que desde 1940 sobre todo la federación de atletismo ha realizado “pruebas de verificación de sexo”, consideradas por la ONU como “mecanismos discriminatorios innecesarios, humillantes y dañinos”. Futbolistas de Suecia denunciaron que en 2011 fueron sometidas a “pruebas de verificación de sexo”, además la capitana de la selección de Zambia, Barbra Banda vivió escrutinio por parte de su federación y fue retirada de la competencia africana previa al mundial.
La FIFA es quizá la federación deportiva más conocida del mundo. En 2017 inauguró un área de derechos humanos y ha presumido de ésta pues es la única federación deportiva en tenerla. Pero desde 2011 no ha actualizado su reglamento. En donde todavía se lee que solo los hombres son elegibles para jugar en las competencias masculinas, y así mismo para las mujeres.
La reglamentación de FIFA dice que la federación de futbol de cada país “deberá asegurarse de que se considere el género correcto de todos los jugadores, investigando activamente cualquier desviación percibida en las características sexuales secundarias».
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Dejé de jugar a la pelota y me volví espectador de las hazañas, de la magia de las futbolistas. Fan de algunos estilos de juego, me dejé maravillar por su técnica y en mi memoria empecé a guardar datos, jugadas, goles, atajadas.
Pero entonces ya me preguntaba ¿en dónde están las personas trans en el futbol?
Llegó la pandemia y en 2020 Quinn se sumó a la cancha de mis referencias futboleras. Ese año también volví a chutar una pelota de fut en el mármol del palacio de Bellas Artes, en el paro por el 8M en Ciudad de México.
Las personas trans pertenecemos a los deportes
Quinn es mediocampista, seleccionade nacional del equipo canadiense y jugadore del OL Reign de la liga profesional de Estados Unidos. En 2020 en una publicación de Instagram salió del clóset como una persona trans no binarie. En 2021 participó en los Juegos Olímpicos de Tokio con la selección de futbol femenil de Canadá. Entonces los titulares fueron: “Quinn, primera persona trans no binaria en ganar el oro olímpico”.
En esta Copa del Mundo, que se disputa en Australia y Nueva Zelanda, Quinn también se ganó el distintivo: “primera persona trans no binaria en un Mundial”.
La Selección de Canadá no pasó a la fase eliminatoria. Pero la participación de Quinn inspira y mantiene viva la importancia de la representación, la participación y la inclusión de personas trans y no binaries en los deportes.
Y sí, ya no soy ese niñe que juega fut en el patio de su casa. He superado mis 30 pero tener la oportunidad de vivir este momento y ver a Quinn peleando los balones y echando el juego para adelante, es esperanzador.
Y me dan ganas de seguir jugando.
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