De qué hablamos cuando hablamos de violencias a personas LGBTI+
¿Cuál es la causa de las violencias que reciben a diario e históricamente las personas de la diversidad sexual? ¿Dónde se encuentra la raíz de esos prejuicios? ¿Se pueden desarmar? Sobre esto se debatió en la IX Conferencia Regional de Ilga Lac.
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LA PAZ, Bolivia
¿Cuál es la causa de las violencias que reciben a diario e históricamente las personas de la diversidad sexual? ¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia por prejuicios? ¿Dónde se encuentra la raíz de ellos? ¿Se pueden desarmar? Estas fueron algunas de las preguntas que se impulsaron desde plenaria “Combatiendo las violencias hacia las disidencias sexo-genéricas en América Latina y El Caribe”, en la penúltima jornada de la IX Conferencia Regional de Ilga Lac, en La Paz Bolivia.
En los diversos paneles y en decenas de talleres se abordó la realidad de las personas de la diversidad en la región desde una perspectiva interseccional y el tema de las violencias atravesó todos los intercambios. Si bien se ha avanzado a nivel legislativo en varios países, América Latina es la región más violenta para las personas de la diversidad sexual. Tan sólo Brasil acumula el mayor número de crímenes de odio hacia personas trans del mundo y en América Central los asesinatos a hombres gays se multiplicaron en los últimos dos años. Esos son los lugares más peligrosos para ser LGBTI+.
Moderada por el activista peruano George Hale, en la plenaria participaron Christian King (de la Transsa, República Dominicana); Luana Chaves (Movimiento Sin Tierra, Brasi); Ceci López Bemsch (Argentina Intersex), Indyra Mendoza (Cattrachas, Honduras) y Edda Quirós Rodríguez (CIPAC, Costa Rica).
Los fundamentalismos religiosos y la justicia
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha desarrollado el concepto de “violencia por prejuicios” para hablar de lo que comúnmente se conoce como “crímenes de odio”. Son violencias que buscan disciplinar no sólo a la persona que recibe el castigo sino a todo un grupo poblacional discriminado por su religión, etnia, orientación sexual o identidad de género.
“El prejuicio en América Central está basado en el fundamentalismo religioso y es difundido por los medios de comunicación. Está la idea de que lo malo siempre somos las personas LGBTI”, empezó diciendo Indyra Mendoza. En América Central las iglesias evangelistas neopentecostales han logrado colarse en todos aquellos espacios donde el Estado no llega o no quiere llegar. Y mediante las ayudas sociales trafica ideología, una ideología que dice que ser LGBT+ es ser pecado o estar enfermx.
Cattrachas, la organización fundada por Mendoza, forma parte de la Red Sin Violencias LGBTI, un observatorio regional que documenta estos crímenes y los analiza para generar datos cuantitativos y cualitativos. Del último informe de 2021 se desprende, por ejemplo, que la Justicia es otro de los espacios donde se anidan estos prejuicios y se perpetúa la violencia.
Como caso ejemplar de la violencia judicial en la región, está el transfemicidio de Vicky Hernández, asesinada en 2009 en Honduras en pleno toque de queda. Por la falta de Justicia y gracias al esfuerzo de la organización Cattrachas y de su mamá, en 2021 la Corte CIDH falló en contra del Estado hondureño por el crimen contra la activista trans.
“De 51 homicidios contra LGBTI, en República Dominicana tuvimos solamente cinco sentencias”, continuó Christian King, activista travesti.
Analizar los datos para prevenir
Según el informe del Observatorio, en Honduras en 2021 asesinaron a 26 hombres gays, 9 lesbianas, 2 mujeres trans, y hay dos personas trans desaparecidas. “Somos el país más violento de la región. Por este informe sabemos también que las lesbianas mueren asesinadas o por sus parejas o en masacres (tres personas o más) cuando caminan por las calles. La mayor parte con armas de fuego. Otro dato alarmante que también hemos escuchando en los paneles y talleres de esta conferencia es el aumento de las violaciones correctivas a lesbianas y los acosos sexuales en ámbitos laborales”, agregó Mendoza.
El único dato positivo de los últimos años: disminuyeron los asesinatos contra las personas trans. “Esto es por las campañas de visibilización y porque con las cuarentenas muchas tuvieron que dejar la calle para ejercer el trabajo sexual y eso las sacó de un peligro directo”, dijo Christian King.
Pero el aumento de asesinatos a hombres gays ¿cómo se explica? “Se sigue pensando que las casas son los lugares más seguros para relacionarse. Con esto queda demostrado que no es así”, agregó King.
Analizar estos datos, ver estos patrones, ayuda a diseñar campañas de prevención en las comunidades y exigir políticas públicas, coincidieron.
Listas negras y quema de brujas
Las raíces de estos prejuicios que terminan en violencias se encuentran también a nivel más profundo, en la cultura patriarcal y las subjetividades de las personas que se han ido moldeando con esta ideología. Sobre esto, Edda Quirós Rodríguez, quien hace cuarenta años trabaja en instituciones de Costa Rica con perspectiva de género y diversidad dijo: “Hay controles del sistema patriarcal que han hecho una pedagogía del prejuicio de forma sutil e implacable. Esos controles no son sólo los explícitos sino también los subjetivos que autorizan y naturalizan las diferentes formas de violencia. Esto hace que no las reconozcamos y que terminemos pidiendo perdón y permiso de vivir. El ejercicio de control y dominio empieza en las unidades más pequeñas, en nuestro propio cuerpo”.
En ese sentido, la militante del Movimiento Sin Tierra de Brasil (MST) habló de cómo en las comunidades indígenas y campesinas ese patriarcado está exacerbado. También de cómo se discrimina y violenta sin cesar a las personas LGBTI+.
“Solemos olvidar que hay personas LGBTI en el campo. Y la violencia se da principalmente por la impunidad. Quienes violentan nuestros cuerpos lo hacen porque van a salir limpios. No les pasa nada. Con la ola neopentescolal se ha reforzado esa violencia en el campo, con la llegada de Bolsonaro al poder esto se exacerbó. En el campo y las comunidades indigenas todavia hay muchos asesinatos contra LGBTI. En la región Mato Grosso do Sul, donde hay grandes comunidades indìgenas con más de 7 mil personas, hay listas de jóvenes LGBTI para ser asesinados. Están hechas por líderes religiosos que articulan con los latifundistas. También hay mujeres siendo quemadas en la hoguera por sus saberes ancestrales. Eso ocurre hoy en día. Supimos de tres asesinatos y los dos primeros hasta ese momento no se habían investigado”, denunció Quirós Rodríguez.
Violencia médica y social contra las personas intersex
Una gran deuda del activismo de derechos humanos y del colectivo LGBTI+ es con las personas intersex, y esto también estuvo presente en varios talleres de la Conferencia. “Las personas intersex corremos riesgo de sufrir intervenciones o abusos en nuestra infancia porque nuestros cuerpos no se adaptan al binarismo. La población intersex está muy desprotegida en toda Latinoamérica. Mientras yo estoy acá, hay hospitales que están operando a niños. Llamo a todas las comunidades LGBT que nos acompañen porque nos sentimos muy solos”, comenzó explicando el activista argentino Ceci López Bemsch, quien compartió su historia personal.
“A mí me operó un médico que hoy en día sigue haciendo “tours” de operaciones por el norte de Argentina, mutilando a niñxs intersex. Este médico forma a futuros urólogos para hacer intervenciones. En estas intervenciones nos construyen vaginas con pedazos de intestinos que nos cortan. Nos ponen dilatadores durante años para que nuestra vagina no se cierre para poder tener relaciones con penetración. Es perverso que a los 12 años nos saquen fotos de nuestros genitales y que esa fotos esten dando vuelta por los congresos de medicina”.
López Bemsch contó que existe un proyecto de ley impulsado por el activista intersex argentino Mauro Cabral para frenar la mutilación a las infancias intersex. También para garantizar el derecho a la verdad. La mayoría de las personas intersex no saben qué le hicieron a sus cuerpos ni pueden acceder a sus historiales médicos, ni hablar con sus familias. “Hay mucho silencio. No sabemos qué organos nos sacaron. A mi cuando me intervinieron le dijeron a mi mamá que era porque tenía hernias y yo tenía yo tenia testículos internos. Los médicos me habian dicho que me habían hecho una obra de arte. Es muy fuerte hablarlo pero hay que hacerlo. Cuesta volver a desnudarse pero hay que hacerlo. Gracias a la visibilizacion muchas mamás vinieron, muchas personas intersex se acercaron. A mí el activismo me salvó la vida”.
Otros cuerpos invisibles: adultos mayores LGBTI+
Otra gran deuda de la sociedad y de la comunidad LGBTI+ es con les adultes mayores. De eso se ocupa CIPAC, la organización que integra Edda Quirós
“Todo comienza en lo subjetivo, en lo personal. Por eso querìa traer otros cuerpos invisibles y silenciados, los de las personas mayores LGBTIQ. Son cuerpos que ya no sirven poque están desexualizados, porque se nos reduce a penetrar o ser penetrados, a lo más básico. Yo soy mucho más que mi edad. Pero las personas mayores dejaron de ser de interés para el sistema capitalista reproductivo. Y seguimos cuidando. Las personas LGBTI+ que no tuvieron hijos se terminan haciendo cargo de nuestros familiares aún más mayores como si así pudieran resarcir la falta de amor que tuvieron”.
Quirós dice que hay que empezar por resolver cuestiones prácticas. Tener lugares seguros donde reclamar sin miedo. Abrir espacios para poder hablar de envejecer. Envejecer con alegría. Salir del espacio de cosificación.”Hay que abrir un diálogo con las instituciones. Quienes tenemos el privilegio de jubilarnos no dejamos de existir. Necesitamos recuperar la voz de las personas mayores y estar en los espacios de decisión”.
Trabajar con las familias
Se suele decir que los hogares son los espacios más peligrosos para las personas LGBTI+, muchxs expulsadxs a las calles por la violencia y prejuicios de sus propias familias. Sin redes de afecto familiares, las personas quedan a la deriva, mucho más vulnerables a los otros tipos de violencias. Por eso desde esta plenaria se insistió en la importancia de trabajar con las familias.
“El trabajo de base tiene que incluir a las familias. En América Central la mayoría están estructuradas por los fundamentalismos religiosos. Asisten a las iglesias y el mensaje es prejuiciado. También tenemos que trabajar en la violencia internalizada que tenemos las propias personas LGBT+ entre nosotras. Yo soy travesti, trans, y mucha gente de la comunidad me cuestiona ¿pero si te vistes de hombre? Hay que tratar de no discriminarnos mutuamente, no violentarnos y tratar de educar a nuestras familias. No somos extraterrestres, hemos recibido mucha discirminacion y eso hace que también podamos discriminar nosotres”, dijo Christian King.
Ceci López Bemsch también señaló a las familias como raiz y también posible conclusión de los círculos de violencias. “El tema de la familia es complicado porque son ellas las personas que por desconocimiento y manipulación son cómplices del sistema médico. Son quienes nos agarran la mano cuando nos duele, y quienes hablan con vergüenza con los médicos cuando ellos dicen que su bebé no va a ser feliz porque de grande no va a poder tener una vida sexual”.
Pero también hay muchas mamás que son activistas. O que por el trabajo de activismo de sus hijes se vuelven aliadas en las luchas. “En las familias se ejerce el silencio. Cuando yo le pregunté a mi madre qué pasó me dijo: ‘No sé, yo tenia ganas de tirarme contigo abajo de un colectivo por todo lo que me decían los médicos que no ibas a poder hacer’. Yo pude hablar con ella y decirle que ella no era la culpable. Ella no tenía información. Cuando empecé mi activismo ella me decía ¿no te da vergüenza exponerte? Hoy es quien me acompaña al aeropuerto cuando vengo a estos encuentros, por ejemplo. Hoy por suerte hay muchas mamás que acompañan”.
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