México: cómo se tramaron las luchas del movimiento LGBT+ y activismo VIH
Tres activistas y protagonistas de una construcción colectiva que tiene una historia de más de 40 años.
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La epidemia tomó por sorpresa al movimiento LGBT+ en México en los años 80. “Nosotros nos habíamos liberado de muchas maneras y de pronto, ¡pum!, aparecía el sida a fortalecer todo el discurso reaccionario en contra de nuestras vidas, de nuestras prácticas y de quiénes éramos. Fue un golpe muy duro”, dice Rafael Manrique, un fotógrafo que participó en los inicios del Movimiento de Liberación Lésbico-Gay, nombrado así en los 70.
El VIH/sida llegó como un rumor. Había incredulidad, pero empezaron a conocerse los casos. Ante ello, el movimiento de las disidencias sexuales tuvo que reaccionar. “No podías no responder porque estabas en medio del huracán… Fue difícil, fue muy doloroso para mucha gente. Sobre todo, para la gente que ya tenía VIH en ese momento y que su perspectiva era la muerte, con muy pocos sobrevivientes. Nosotros que estamos aquí ahora”, comparte Juan Jacobo Hernández, cofundador del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR 1978).
Había confusión e incertidumbre. “No había quién te diera información. Me daba miedo la reacción de la gente porque sí fui golpeada unas veces en el metro, escupida algunas veces en la calle, me gritaban cosas terribles. Tenía miedo y coraje”, expresa Flora Lugo, actriz, vedette y diseñadora trans.
Siguió la articulación, Juan Jacobo Hernández y otres activistas conformaron en 1981 Colectivo Sol, AC, que se enfocó desde entonces en la promoción y en el activismo para prevenir el VIH/sida y otras enfermedades de transmisión sexual, además de trabajar en la defensa de derechos civiles y políticos de la población homosexual y travesti (ahora trans), principalmente.
Recuperar derechos civiles y políticos
En Colectivo Sol se aglutinaron distintas iniciativas que incluyeron marchas silenciosas, veladas, la publicación de la revista Del otro lado, en la que se incluyeron jotinovelas hechas por Rafael Manrique, y se cobijó el arranque del proyecto Condomóvil, que se mantiene activo y es gestionado por el activista Polo Gómez.
“Atrajimos todo el caudal de experiencias que habíamos acumulado de la lucha de liberación homosexual, que así se llamaba en aquél entonces. Era una lucha por la vida, por la dignificación de las personas”, señala Hernández.
Epidemia y prejuicios
A poco más de 40 años de la llegada del VIH/sida, la reacción ante otras epidemias ha sido diferenciada en México. Rafael Manrique señala que ante la del Covid-19 (2020) hubo una respuesta inmediata en todos los niveles y no estuvo cargada de estigmas y prejuicios.
No ocurrió lo mismo ante la viruela del mono, mpox -nombre que la Organización Mundial de la Salud ha recomendado usar-, que se expandió por el mundo desde mediados de 2022 y fue declarada por la OMS una “emergencia de salud internacional”. La respuesta en el país ha sido insuficiente, ha estado cargada de estigmas y no hay voluntad para adquirir y distribuir vacunas, han denunciado activistas.
Desde el brote en 2022 al 17 de abril de este 2023, se tienen 87,039 casos confirmados de mpox y suman ya 120 defunciones, de acuerdo al monitoreo multinacional de la OMS.
Entre los países de América Latina con más casos se encuentran Brasil (10,900), Colombia (4,090), México (3,956) y Perú (3,800).
En México se tiene registro de 5 defunciones y hay 6, 687 casos probables. La mayor cantidad de casos confirmados se concentra en Ciudad de México (2036), Quintana Roo (241) y Yucatán (169). El mpox ha afectado principalmente a homosexuales y hombres que tienen sexo con hombres y la comorbilidad que mayor se presenta es la del VIH, de acuerdo al informe de vigilancia del mpox emitido por la Secretaría de Salud.
Por eso vale la pena hacer memoria.
No olvidar el pasado para perfilar presente y futuro
Juan Jacobo Hernández dice que el activismo ante el VIH es uno de compromiso. En sus más de 40 años de trabajo ha visto que “sigue habiendo discriminación, prejuicio, ignorancia”. Esto también ocurre ante nuevas emergencias de salud como el mpox. “Vemos la negativa del Estado para dar la vacuna, es el único país con tanta gente muerta y con tanto mpox que no tiene una estrategia del manejo de enfermedad”.
Además de la indiferencia a nivel gubernamental, Hernández observa que actualmente hay una fragmentación del movimiento LGBT+ y no se presta la suficiente atención a lo que ocurre en entidades más allá de la Ciudad de México. En los 80 y 90 para el movimiento eran importantes conceptos como “solidaridad, trabajo comunitario, dignificación de las personas”.
Rafael Manrique comparte que al inicio del movimiento de liberación LGBT+ había otras metas que buscaban “instaurar una nueva manera de vivir en la sociedad” y no se limitaban al acceso al matrimonio igualitario. También destaca que es importante mirar lo que pasa en las comunidades, “si vas a las comunidades pobres, te das cuenta de cómo es”. Manrique ha vivido buena parte de su vida en la Barra de Chachalacas, en Veracruz, ahí ha visto cómo los temas urgentes en cuanto a derechos sexuales se refieren no son los mismos en pequeños poblados que en ciudades grandes.
Otro aspecto que fue relevante para el activismo ante el VIH fue la creación de redes internacionales. En su momento permitieron una expansión del movimiento LGBT+ y la sistematización de buenas prácticas para prevenir. Pero “ese esfuerzo de pronto desapareció”, comenta Manrique.
Flora Lugo describe que para ella el activismo fue una opción para contrarrestar el miedo, la desinformación. Para darse cuenta que podía “hacer algo”. Sin embargo, en aquellos años tuvo presente su contexto y tuvo que elegir entre continuar en el activismo o tener empleo u opciones para vivir. Tuvo que priorizar lo segundo, pero ahora cada vez que puede comparte con generaciones más jóvenes su experiencia como mujer trans y los riesgos a los que estuvo expuesta.
Lo urgente ahora
Para Juan Jacobo, Flora y Rafael la situación actual es compleja porque al interior del movimiento LGBT+ hay división y fragmentación y hace falta atender lo que pasa en otras entidades fuera de Ciudad de México.
“El movimiento más pujante ahorita es el movimiento trans, es el movimiento que no dejó la base, que reivindica sus necesidades y demandas […] Ya no hay movimiento gay ni lésbico, porque no mueven gente. El trans sí, y es el movimiento más maltratado, que más exclusión provoca, que pasa por las de base, las que llegaron a la política y las que están más arriba”, señala Hernández.
Ante este panorama cobra relevancia mirar el pasado, tener en cuenta lo que se hizo, lo que faltó. Parte del trabajo de Flora, Juan Jacobo y Rafael está incluido en la exposición Positivo/Negativo. Adherencias culturales en la lucha contra el sida en México, una exposición inédita en el país que da contexto sobre lo que ha sido la lucha contra el VIH/sida, sobre la activación desde el arte y la cultura para tejer un puente generacional.
“Desde el principio defender la salud fue una lucha política”, apunta Manrique. No ceder al olvido también lo es.
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