Niegan participación de mujeres trans en atletismo de élite: ¿qué implica y cómo impacta?
La Word Athletics sacó una nueva resolución para prohibir que las personas trans compitan a nivel internacional.
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CIUDAD DE MÉXICO, México. El 23 de marzo la World Athletics, el órgano rector del atletismo mundial prohibió la participación de mujeres trans en todas las competiciones a nivel internacional. Las nuevas “medidas de elegibilidad” también afectan a mujeres intersex y aquellas mujeres que de manera natural expresan niveles elevados de testosterona. La nueva regulación entrará en vigor el 31 de marzo, día de la visibilidad trans.
“El Consejo decidió priorizar la equidad y la integridad de la competencia femenina antes que la inclusión”, declaró el presidente del organismo, Sebastian Coe.
En un comunicado, la World Athletics (WA) asegura que las razones por las que se prohíbe la participación de mujeres trans está “guiada por el principio general de proteger la categoría femenina».
Al mismo tiempo la WA asegura que: “actualmente no hay atletas transgénero compitiendo internacionalmente en el atletismo y, en consecuencia, no hay evidencia atlética específica del impacto que estas atletas tendrían en la equidad de la competencia femenina en el atletismo”.
A nivel olímpico sólo a una mujer trans se le ha permitido competir. En Tokio 2020, Láurel Hubbard, pesista neozelandesa, fue la primera mujer trans en competir en unos Juegos Olímpicos. Su paso fue breve pues falló sus tres intentos de levantamiento en la división peso pesado de mujeres.
Esta nueva regulación también afectará a mujeres intersexuales y aquellas que de manera natural expresan altos niveles de testosterona. Su participación quedará sujeta a que, para poder competir, mantengan un nivel de testosterona no mayor a 2.5 nano moles por litro en sangre, durante dos años, antes y durante cualquier competición internacional.
¿Qué implican estas regulaciones? ¿Qué impacto pueden tener en las personas trans que desarrollan alguna disciplina deportiva?
“Las regulaciones deben ser apegadas a derechos humanos”
En noviembre de 2021 el Comité Olímpico Internacional (COI) publicó un nuevo “marco sobre equidad, inclusión y no discriminación por motivos de identidad de género y variaciones sexuales”con un papel central en los criterios de elegibilidad en las categorías femeniles.
En el documento afirman que “no hay consenso científico sobre cómo la testosterona afecta la actuación en los deportes y es poco claro el papel que juega para medir una ventaja injusta, porque el rendimiento se mide de manera distinta en cada deporte”.
El COI determinó que cada federación deportiva debe establecer sus propios criterios de elegibilidad para regular la participación en las categorías femenina y masculina. Deben hacerlo “apegados a los derechos humanos, con pruebas científicas sólidas que contemplen los contextos y procuren el bienestar de los atletas”.
La nueva normativa de elegibilidad de la World Athletics solo emitió criterios para las mujeres.
Una regulación sexista y racista
No es la primera vez que World Athletics (WA) y el Comité Olímpico Internacional (COI) buscan regular la participación de las mujeres atletas en competiciones de élite a partir de la vigilancia de sus cuerpos.
Desde 1940 la federación mundial de atletismo ha violado los derechos humanos de las atletas con “pruebas de sexo” y “certificados de feminidad” con propósitos de “elegibilidad”. Eso obligaba a las atletas a someterse a exámenes ginecológicos y físicos y otras prácticas degradantes; así lo revela la investigación «Nos están ahuyentando del deporte”: violaciones de los derechos humanos en las pruebas de sexo de las mujeres deportistas de élite, elaborada por Human Rights Watch (HRW).
De acuerdo a nuestro reporteo encontramos que de 2009 a la fecha este tipo de regulaciones se han ejercido de manera sistemática contra mujeres racializadas. Al menos diez atletas de élite han hecho público que sus carreras profesionales han sido afectadas por estas normas.
Ellas son: Caster Semenya de Sudáfrica; Dutee Chand de India; Francine Niyonsaba de Burundi; Maximila Imali y Margaret Wambui de Kenia; Aminatou Seyni de Nigeria; Annet Negesa de Uganda; Christine Mboma y Beatrice Masilingi de Namibia y en Tokio 2020 se le negó la participación a Cece Telfer, mujer trans negra de Estados Unidos.
En el artículo ¿Caster Semenya habría sido prohibida si fuera blanca? escrito por Ruby Hamad, periodista siria y doctorante en medios y estudios poscoloniales, comenta que la percepción de los cuerpos de las atletas negras y otras mujeres racializadas ha sido impulsado por el racismo científico del siglo XIX. Éste determinaba que ser una mujer ‘real’ significaba ser blanca europea o de origen europeo.
Y agrega, “el hecho de que la aplicación del sexo binario se esté utilizando ahora no sólo para excluir a las mujeres trans de la condición de mujer, sino para justificar la exclusión de las atletas cisgénero de alto rendimiento ya tiene implicaciones en atletas negras que se consideran ‘demasiado masculinas’ para competir con ellas, corredoras más ‘femeninas’ (léase: blancas)”.
ONU: “son mecanismos innecesarios, humillantes y dañinos”
Para HRW estas prácticas implican daños físicos, psicológicos y económicos para las atletas. Muchas veces el éxito en el atletismo significa mejorar sus condiciones de vida.
Además, HRW señala que “identificar a las atletas mediante la observación y la sospecha es una forma de controlar los cuerpos de las mujeres en función de definiciones arbitrarias de la feminidad y estereotipos raciales”.
La ONU ha calificado estos mecanismos de exclusión como “innecesarios, humillantes y dañinos”. Reconoce explícitamente que hay una forma particular de discriminación en el deporte hacia las mujeres negras y niñas atletas del sur global.
Bajo una retórica de buscar “igualdad y equidad deportiva” la World Athletics y otras federaciones deportivas como la Federación Internacional de Natación (FINA) hoy excluyen y regulan la participación de las mujeres ejerciendo discriminación racial, por identidad de género y variaciones sexuales diversas.
La prohibición de las personas trans en los deportes no es exclusiva de la élite deportiva.
El impacto en las personas trans
En los últimos años se ha argumentado sin bases científicas concluyentes, que la participación de las mujeres trans en los deportes representan una supuesta “ventaja injusta” para las mujeres cisgénero. Esta narrativa no sólo la han usado las federaciones deportivas, también los grupos antiderechos en puesto de toma de decisión.
“Cada vez que una Federación Internacional hace una política que prohíbe a las atletas trans, vemos un efecto de goteo hacia otras políticas”, comentó en un comunicado Chris Mosier, atleta y fundador de Trans Athlete, una plataforma que busca la inclusión de las personas trans en los deportes en Estados Unidos.
Y agregó, “el impacto real lo sentirán les atletas jóvenes de todo el mundo que ahora no pueden perseguir sus sueños atléticos y que son bombardeados con mensajes de organizaciones deportivas y legisladores que les dicen que no pertenecen y que no merecen las mismas oportunidades que sus compañeres para experimentar la alegría, las conexiones y la camaradería que conlleva practicar deportes».
Actualmente en Estados Unidos 19 estados prohíben la participación en los deportes y competencias a nivel escolar a niñas, jóvenes y mujeres trans. Todas estas políticas son aplicadas al nivel básico y 15 de éstas se extienden a nivel preparatoria incluso universidad.
Estas leyes están reguladas sobre todo hacia las niñas y mujeres trans. La forma en cómo buscan prohibir su participación promueve la sospecha y vigilancia sobre los cuerpos. Esto afecta de manera directa y pone en mayor vulneración a niñas, jóvenes y mujeres (trans y cis).
La organización Transgender Law Center, afirma que la participación de las infancias y juventudes trans en los deportes acorde a su identidad de género, puede proporcionar “un enorme impulso a su autoconfianza y autoestima, habilidades de liderazgo y experiencias positivas que les ayudarán en todas las demás áreas de sus vidas”.
Asegurar el lugar a personas trans en la élite deportiva y a nivel escolar podría influir a que niñes, jóvenes y personas adultas trans tengan referentes positivos para no tener que renunciar al deporte que aman solo por ser quienes son, y a trabajar en su disciplina deportiva sin miedo de que pueden alcanzar el sueño olímpico.
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