Periodistas feministas debatieron sobre medios, diversidades y estrategias para prevenir discursos de odio

“Géneros, diversidades y disidencias” fue el eje de una nueva jornada de reflexión sobre el rol de los medios en los discursos de odio.

BUENOS AIRES, Argentina. Ante la proliferación de discursos de odio que “construyen sentidos” tanto en la vida offline como online, periodistas de medios alternativos y públicos conversaron sobre el rol que tienen a la hora de comunicar. María Eugenia Ludueña de Presentes, Silvina Molina de Télam y Catalina Filgueira Risso de Feminacida disertaron en el marco de las Jornadas de Reflexión “El rol de los medios en la prevención de los discursos de odio”.

Fue el segundo de cuatro encuentros organizados por la Defensoría del Público, la agencia Télam y la legisladora y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos Victoria Montenegro, que se realizó en la Legislatura porteña. En esta oportunidad, las periodistas integraron el panel “Géneros, diversidades y disidencias”, moderado por Alejandra Iriarte, directora de Protección y Derechos de la Defensoría. También estuvo presente Mariana Bendahan, subgerenta de Télam y una de las organizadoras de este ciclo de debates y reflexión sobre discursos de odio.

“Las diversidades o disidencias son objeto de operaciones, que incluso podríamos llamar de desinformación, en vinculación con el desarrollo posterior de discursos de odio y el traslado de esta violencia en entornos digitales o mediáticos al mundo real”, sostuvo la titular de la Defensoría del Público, Miriam Lewin, al inicio del encuentro y a modo de presentación del panel.

En este sentido, las intervenciones de las periodistas giraron en torno a comprender que los discursos de odio son una forma más de violencia. Además, brindaron herramientas y reflexiones sobre cómo accionar frente a ellos.

El «transodio»

La co-directora de Presentes, María Eugenia Ludueña, aportó que desde la agencia vienen observando “un avance fuerte de los discursos de odio”.

“Quizás Argentina no sea el primer país donde los vimos. Pero sí vemos fuertes movimientos anti derechos que se apropian del lenguaje y hacen operaciones”, sostuvo. Sobre esto, recordó que “el movimiento transexcluyente genera discursos de odio contra el colectivo trans”.

Puso el foco también en las comunidades indígenas: “Un rasgo de los discursos discriminatorios es construir enemigues, lo vemos, por ejemplo, en las últimas noticias sobre el mundo indígena. Además, en los medios hegemónicos sólo aparecen cuando hay un conflicto con la tierra, con identidades estigmatizadas y criminalizadas”.

También compartió lo ocurrido en las redes sociales de Presentes a partir de una noticia reciente: la entrega del primer carnet no binario en Chile a Shaen Cienfuegos. Este avance, reportado a través de un video y una nota, desató una masiva reacción online de discursos discriminatorios y odiantes por parte de trolls antiderechos. Tuvo una fuerza como nunca antes había sucedido en las redes de este medio.

El discurso que violenta

“Los discursos de odio son una forma de violencia de género. No por casualidad tienen los destinatarios que tienen”, dijo Filgueira Risso de Feminacida.

Para ella, se encuentran “en la parte de abajo del iceberg de las violencias”, pero no por eso son menos importantes. “Construyen nuestro mundo donde nos movemos y nos realizamos”, indicó.

“¿Qué quiere el discurso de odio? Violentar. Y ¿qué quiere esa violencia? Silenciarnos”, comenzó hablando la editora de Género de la agencia Télam, Silvina Molina. Para la periodista, el objeto principal de odio “somos las mujeres y las disidencias o sexogeneridades”. Además, vinculó a la violencia de género online con los discursos de odio y reconoció a las periodistas y a las políticas como “las principales víctimas”.

Estrategias

Tejer redes, pensar en nuevos roles como el de “editora de seguridad online” o hacer reportajes de los ataques que reciben les comunicadores fueron algunas propuestas que surgieron para tratar la violencia hacia periodistas. Además, las ponentes destacaron la importancia de proteger la salud mental de quienes se dedican a la cobertura de estas violencias.

“Por ahí no firmar las notas con nombre y apellido. Hacer red entre compañeras. Que no sea una sola compañera la que lo cubra, sino que salgamos muchos medios a cubrirlo”, señaló Filguiera Risso.

“Primero, tener conciencia del estrés post traumático que podemos sufrir algunas periodistas que cubrimos esto, abriendo espacios de escucha para ver qué nos pasa y cómo nos sentimos con esto”, aportó, por su parte, Ludueña.

También recomendaron leer guías de autocuidado para periodistas. A algunas de ellas se pueden acceder en Dart Center, Periodistas de a Pie y Luchadoras.

El rol de las audiencias

La avanzada de discursos de odio puede traer como consecuencia ataques y crímenes hacia los colectivos que son objeto de estos mensajes. Sin embargo, también despiertan la respuesta activa de parte de usuarios. En marzo de este año, la Defensoría del Público recibió un récord de denuncias (750 reclamos) contra los dichos de la diputada Amalia Granata, la actriz Carmen Barbieri y la conductora Viviana Canosa.

Frente a estas formas de violencia, las comunicadoras plantearon diversas líneas de acción. Por un lado, destacaron la necesidad de formación sobre cómo cubrir estos temas. Así, Presentes compartió un “Botiquín de herramientas frente a discursos transodiantes” y Feminacida, su escuela en periodismo, comunicación y género.

“Frente a la avanzada de discursos violentos y discursos de odio hay que poder disputar esa hegemonía construyendo más y mejores campañas de prevención, de sensibilización, de abordajes respetuosos y responsables”, sostuvo Filgueira Risso.

Menos odio, más debate

En este sentido, las periodistas resaltaron la importancia de que los casos que se cubran no sean “en serie”, sino contextualizados. También apuntaron a “visibilizar todas las historias que enmarcan” y a “no perder la potencia y la especificidad de cada caso”. Además de “buscar esas voces e identidades que nunca salen” y “evidenciar las interseccionalidades”.

“¿Qué hace el discurso de odio? No contextualiza. Dice una verdad o dice una verdad a medias sin dar contexto”, comentó Molina, y destacó que “los odiadores no debaten”. Frente a esto, apostó por un periodismo que traiga debate, investigación y herramientas que aporten a derribar estos discursos “desde la no violencia y con datos”.

Finalmente, ante los argumentos de aquelles que justifican las retóricas del odio, Ludueña remarcó: “El derecho a la libertad de expresión no es un derecho absoluto”.

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