Mujeres trans cuentan experiencias en tareas de cuidados en un podcast
El podcast peruano “Trans-historias de cuidados” está conducido por una mujer trans y registra la vida de cuatro mujeres trans atravesadas por tareas de cuidados.
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¿Qué es cuidar? ¿Por qué se cuida? ¿A quiénes se cuida? ¿Quiénes cuidan? Las preguntas aparecen cada vez que mencionamos la idea de “tareas de cuidado” y respuestas hay pocas. Para eso se creó el podcast peruano “Trans-historias de cuidados”. Se trata de la primera producción que aborda la vivencia de cuatro mujeres trans de Villa María del Triunfo atravesadas, por diferentes situaciones, por las tareas de cuidado.
El podcast está producido y escrito por Maju Carrión, comunicadora y activista trans; Angélica Motta, antropóloga y doctora en Salud Colectiva; Carolina Ibañez, psicóloga social, y Fernando Echevarría Alva, docente. Y es una de las propuestas ganadora de la beca para investigar y contar la desigualdad en la distribución de trabajos del cuidado y sus implicaciones socioeconómicas en América Latina y el Caribe, otorgada por la Fundación Gabo y Oxfam para investigar sobre las temáticas de cuidado. La investigación y producción contó con la mentoria de María Eugenia Ludueña, codirectora de Agencia Presentes. Cada capítulo tiene entre 15 y 20 minutos y se puede escuchar en Spotify.
Cuatro historias
Débora, Fernanda, Sandra y Pierina son las protagonistas pero otra persona clave en el desarrollo del podcast es Maju Carrión. Su voz es la que lleva el hilo narrativo de cada historia. “Fue un proceso muy interesante y de mucho aprendizaje para mí. Vengo de una situación de economía precaria, soy una mujer trans sin estudios universitarios, soy una comunicadora empírica y de profesión soy estilista”, se describe Maju en diálogo con Agencia Presentes.
Las experiencias de vida, atravesadas por la discriminación y la violencia, fueron las vivencias que Maju escuchaba cada vez que compartían sus ratos libres. Porque son amigas desde hace años.
“En el caso de Debora, el tema central era su familia. Ella estaba muy pegada a su familia. En sus 50 años está el recorrido de su vida y su transición, pero siempre estuvo su familia presente. Fernanda no tenía familia presente. Pero tenía casa propia y esto le permitía tener una vida decorosa y no tan necesitada. De Sandra era una historia que podríamos haber hecho una novela. Ella ha pasado por todo, prostitución, drogas, VIH y encima se dedica a la ayuda comunitaria”, cuenta Maju.
La elaboración del guión fue cuidando la historia de cada mujer. Fue fundamental la participación de Maju también en esa primera instancia.
“Que la gente vea que existen vivencias trans tan fuertes y tan potentes, y que visibilicen esto. Sugerí que estén ellas y que se trate con delicadeza porque se trata de una vida real. No me están viniendo a contar pavadas, están soltando algo que han cargado muchos años y es difícil desprenderse de esto o recordar todas esas cosas”.
“Transhistorias de cuidado hace un aporte crucial. Construye otro tipo de narrativa acerca de un tema que desde hace poco tiempo empieza a tener presencia en la agenda mediática. Y lo hace desde un enfoque del cuidado como un derecho humano, en un país donde la población trans accede a muy pocos derechos”, dice María Eugenia Ludueña, que acompañó el proceso investigativo.
“Son historias que plantean la complejidad de la temática desde un enfoque interseccional e innovador. Fue un proceso maravilloso trabajar con este equipo transdisciplinario que logra en este podcast visibilizar la falta de políticas públicas, amplificar otras voces diversas y también luchar contra los prejuicios, en un país donde existen fuertes fuertes retóricas antiderechos que han avanzado en los últimos años”, destaca Ludueña.
Distintas maneras de cuidar
Cada historia que se escucha en “Trans historias de cuidados” está signada por la desigualdad y la violencia. Pero también la necesidad de crear lazos y redes amorosas de contención y cuidado que está por fuera de los límites de lo que se conoce formalmente como producción.
En el podcast, Débora cuenta cómo fue el niño mimado de su papá, hasta que comenzó a vivir plenamente su identidad. Antes de irse de su casa, su mamá le delegaba todas las tareas domésticas mientras ellos salían a trabajar.
Fernanda renunció a las comodidades económicas que le brindaba su vida familiar para ser ella, sin que la condicionara ni la familia ni su posición económica
Desde niña, Sandra se ocupó de autodefenderse. De grande, fue quien protegía a las compañeras que trabajaban en la calle.
Pierina se fue de casa para convivir con su pareja. Su familia había aceptado que se vistiera de mujer pero no que tuviera parejas hombres. Durante años trabajó como empleada doméstica, precarizada, como el gran porcentaje de empleadas.
“Todo lo que se cuenta ha pasado durante años. Y pasa. La sociedad misma tiene que hacer un mea culpa. Una compañera cis lo escuchó y me dijo ‘mis hijos lloraron. Sabíamos que esto pasaba y nunca hemos dicho nada’. Tener esa conciencia es un primer paso para que la sociedad pueda reparar una deuda histórica que hay con las trans”, cuenta Maju Carrión.
Trabajo no pago
“La economía clásica se ha centrado en hablar de la generación de valor y no de las condiciones necesarias para que ese valor se genere”, dice a Presentes, Nasheli Noriega Coordinadora Regional de Justicia de Género para Oxfam en Latinoamérica. Desde esta organización realizaron un informe sobre las tareas de cuidado. “Esas condiciones se proveen y se producen dentro del espacio doméstico, normalmente por las mujeres y las niñas. El hablar de cuidados nos permite ver la película completa y no únicamente lo que genera valor en el plano productivo”.
Y agrega, “puede sonar terrible, pero por ejemplo las mujeres están criando a la futura mano de obra que va a estar produciendo. Esos obreros -hablando en términos más ortodoxos del capital- no se produjeron solos. No nacieron solos en un río, sino que ellos fueron producto del trabajo, tiempo y energía que invirtieron sus mamás, sus hermanas y sus abuelas para que ellos finalmente pudieran salir a producir. Es clave en un momento como en el que nos encontramos ver la dimensión amplia de lo que representa el cuidado”.
“Muchas feministas, más que cuidado, hablan de la reproducción social del trabajo. Empezaron hablando de trabajo doméstico, luego de trabajo que no es pagado y en los últimos tiempos, técnicamente se habla de cuidado. Porque involucra también cuestiones que están relacionadas con los afectos, con las emociones, que son muy difíciles de medir, mucho más en términos económicos”, agregó.
En el caso de la comunidad LGBT, estas desigualdades se profundizan aún más a tal punto que no existen ni siquiera una elaboración de cifras que den cuenta de cómo se dan las tareas de cuidado entre trans, quienes suelen ser expulsados tempranamente de sus hogares.
“Queda claro que el cuidado es feminizado, familiarizado y estratificado. Feminizado porque lo hacen principalmente las mujeres y familiarizado porque se lleva a cabo dentro de las familias, incluso cuando hay políticas públicas. Y ahí es cuando hablamos de familias, identificamos que las personas travestis y trans no se articulan dentro de las familias reconocidas por los sistemas estadísticos. Se organizan y estructuran su convivencia y sobrevivencia mediante estructuras que funcionan como familias. Por no ser consanguíneos son difíciles de identificar para ciertos mecanismos estadísticos”, detalla Nasheli.
Comenzar a trazar la historia
El relato de las vidas travestis y trans muchas veces se traza desde las muertes de cada una de ellas. Por eso, el podcast tiene un valor y es contar el presente de las mujeres trans que habitan en Perú.
Maju afirma que hoy se valoran estas historias pero que hace 20 años ni siquiera se podían contar. “La sociedad se está abriendo a escuchar y visibilizar y hay una revelación de la memoria histórica, de las vivencias de las compañeras, de lo terrible y lo difícil que fue la época del terrorismo, la dictadura fujimorista de la represión. Toda esta vivencia y esta memoria es importante recuperarla”, expresa.
“Pero también hay una especie de tendencia a recoger las vivencias que durante muchos años se pasaron por alto. Muchas veces porque se priorizaban otras cosas: la guerra, la recuperación económica, el falso estado de bienestar que se tenía con el neoliberalismo acá en el Perú. Se valorizó más eso y se dejó mucho atrás todo lo que tiene que ver con los derechos civiles y de las personas. Los derechos humanos acá era lo último, no importaban y ahora se está recuperando. Lo bueno es que las nuevas generaciones tienen una noción de lo que fue nuestra vida antes. Ellas ahora la tienen más fácil, antes era una cosa espantosa”.
“Vivimos una violencia terrible por parte del Estado que no reconoce nuestra identidad y de ahí parten las demás ramas de violencias de la estatal, la violencia de los medios de comunicación que nos tratan como hombres cuando hay algún transfemicidio, la violencia de las iglesias y la violencia cibernética”
Para más información:
Campaña 2022 #NosUneElCuidado
Informe 2020: Organización Social de los Cuidados a la luz del COVID 19Panorama social 2021 con datos “actualizados” oficiales de CEPAL
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