En dos meses, asesinaron a dos niñas del Pueblo Wichi en Salta
Hay dos detenidos por el femicidio de la chica de 14 años. Una historia de abusos y abandono.
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SALTA, Argentina. Florencia Isabel Torrez tenía de 14 años. En la tarde del sábado 5 de marzo fue acuchillada en la comunidad indígena Nueva Jerusalén, del municipio de Pichanal, en el norte de la provincia de Salta.
En lo que va del año este es el segundo asesinato de una niña indígena en la región. En enero, Pamela, una nena de 12 años fue encontrada muerta luego de haber estado desaparecida durante tres días.
Ambos crímenes exponen también los abusos sexuales que se cometen en perjuicio de niñas y adolescentes de los pueblos indígenas del norte provincial.
En el caso de Florencia, dos jóvenes, de 24 y 19 años de edad, uno criollo (como se llama a los no indígenas en esta zona) y el otro del Pueblo Wichí, son los principales sospechosos de haberla asesinado. Son las últimas personas que estuvieron con ella antes de su muerte.
El Ministerio Público Fiscal de Salta informó que la fiscala penal de Orán, Claudia Carreras, los imputó formalmente por “homicidio calificado por haber existido una relación de pareja y por haber sido perpetrado por un hombre y mediante violencia de género en perjuicio de una menor de edad”.
Un vínculo sentimental que era abuso
Voceres del entorno familiar dijeron a Presentes que el hombre de 24 años, identificado extraoficialmente como Kevin Tolaba y con residencia en el barrio Francini de Pichanal, mantenía “una relación de pareja” con la nena desde “hace más de tres años”. Venía hostigándola, incluso amenazándola en público, desde hacía un tiempo, cuando la niña trató de distanciarse de él.
Sobre el joven de 19 años, -cuya identidad no trascendió-, es oriundo de la comunidad wichí El Algarrobal, ubicada también en Pichanal, dijeron que era “la actual pareja” de la nena.
En la acusación, la fiscala sostuvo que ambos “tenían un vínculo sentimental con la víctima y fueron las últimas personas que fueron vistas con la adolescente”.
El cuerpo de Florencia, con al menos dos heridas de cuchillo en el pecho, fue encontrado el sábado 5 de marzo por la tarde en proximidades del cementerio de Pichanal, a la vera de la ruta provincial 5.
Según informó el Ministerio Público Fiscal, en la audiencia de imputación el joven de 19 años accedió a declarar para negar responsabilidad en el crimen y acusar al otro imputado. A su vez, Tolaba prefirió no prestar declaración formal, pero se sabe que en el momento de ser detenido negó haber cometido el crimen y también culpó al otro. Ambos permanecerán en prisión preventiva por el momento.
Acompañamiento de mujeres
Ni bien se conoció el femicidio de Florencia, mientras la justicia penal provincial avanzaba con los trámites de rigor, en la comunidad Nueva Jerusalén, del Pueblo Ava Guaraní, donde reside la familia de Florencia, se inició otro proceso.
En primer lugar, para atender lo urgente, alimentar a les hermanites de la víctima, dado que su padre, Ariel Darío Torrez, es un trabajador jornalero en las fincas que circundan Pichanal y solo cobra por día trabajado. Luego, para tratar de dar seguridad a la hermanita inmediatamente menor de Florencia, una niña de 13 años que manifestó su temor de ser abusada sexualmente.
En estas acciones vienen acompañando mujeres integrantes del grupo Kuape Äi (Aquí estoy), de la comunidad ava guaraní Misión San Francisco, una de las más antiguas asentadas en la jurisdicción de Pichanal.
Estas mujeres se ocuparon de contener a la familia de la víctima mortal y también se ocuparon de los trámites necesarios en estas circunstancias. Ellas alertaron a organizaciones de mujeres sobre la situación de vulnerabilidad de les niñes del grupo familiar.
Por el relato de estas mujeres (que piden resguardar sus identidades) se sabe que la madre y el padre de Florencia y su hermanita inmediatamente menor, que residían en la comunidad Misión Wichí, de Pichanal, se separaron cuando ellas eran muy pequeñas.
Cuando tenían cinco y cuatro años la madre, que había formado una nueva pareja, las llevó con ellas a vivir a unos 30 kilómetros, en la comunidad wichí Misión Carboncito.
Hace unos tres años esta mujer falleció, entonces las niñas fueron entregadas al padre, que las llevó a vivir primero a El Algarrobal y luego a Nueva Jerusalén, de donde es oriunda su nueva pareja, Nancy Campos. Con ella tiene otres hijes.
Sola
Una de las mujeres de Kuape Äi contó que, cuando llegó el equipo del Programa de Asistencia a Víctimas y Familiares de Víctimas de Violencia de Género, “la hermana menor de Florencia relató que Kevin la quería llevar a ella y que hoy tiene miedo de que eso suceda”.
Dijo que por eso pidieron que “la asistencia no sea solamente hoy, que busquemos por todos los medios proteger a esa niña que se queda”.
Esta mujer, que actuó como vocera de Kuape Äi, añadió que su grupo está intentando articular con la Secretaría de Justicia, de la que depende el Programa de Asistencia, para continuar con el acompañamiento a la familia y la comunidad. “Lo que no pudimos hacer por Florencia vamos hacerlo por esa nena que se queda”, sostuvo.
Las mujeres de Kuape Äi y otras personas allegadas a la familia (que no accedieron a hablar públicamente), relataron que Florencia y su hermana no habían terminado de integrarse a la comunidad. Y que ahora la hermanita siente que ha quedado sola.
“Ella prácticamente nos dice que se queda sola”, contó la vocera. Dijo que la niña no menciona al padre como parte de su entorno más próximo, y especuló con que esto puede deberse al hecho de que el hombre trabaja durante todo el día en las fincas vecinas. Ese trabajo se inicia antes del amanecer, y concluye ya de noche.
Las mujeres de Kuape Äi describieron una situación de “abandono total” en la familia de Florencia y la comunidad donde reside. Como muestra, la noche del domingo último hubo que hacer una colecta para alimentar a les niñes.
Y se estaban tratando de reunir fondos para la compra del cajón, que finalmente fue provisto por el área de Desarrollo Social de la municipalidad de Pichanal, con la que articuló la provincia una vez que el caso trascendió y las organizaciones de mujeres comenzaron a reclamar asistencia estatal.
Niñas madres
La vocera de Kuape Äi aseguró que “lamentablemente” los abusos sexuales a niñas y adolescentes son “una constante en las comunidades”. Dijo que esto también ocurre en la suya, y lamentó que estas prácticas aparecen naturalizadas, “no se cuestionan”.
Aseguró que hay muchos casos de “niñas madres conviviendo con personas de más de 25 años”. Muchas de ellas criollas que incluso las llevan a vivir en la casa de sus padres o madres, que tampoco dicen nada al respecto.
“Nosotras estamos tratando de trabajar este tema ahora. Justamente articulamos con la gente del ministerio (de Seguridad y Justicia), vamos a tratar de trabajar en conjunto para venir (a la comunidad Nueva Jerusalén) a dialogar. Porque una cosa es lo que naturalizan los adultos y otra es la que te dicen los niños”.
En la conversación con Presentes, la vocera lloró lamentando no haber podido ayudar a Florencia. “No la conocía de antes, me duele aún más eso, duele haberla conocido ahora en un cajón. Es insoportable todo el dolor que viene cargando la familia”, afirmó.
La jefa del Programa de Asistencia de Salta, Carla Tiano, envió a Presentes un detalle de las acciones que el equipo de este programa, en el cual participan una abogada y una psicóloga, llevó a cabo para colaborar con la familia de la víctima.
Además de la asistencia legal y psicológica, de ayudar al padre a tramitar el cobro previsto en el Programa para el Apoyo Urgente y la Asistencia Integral Inmediata ante casos de Violencias Extremas por Motivos de Género que brinda el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, les llevaron alimentos.
Y Tiano pidió al área de asistencia crítica de la provincia que entregue a la familia 6 camas, 6 colchones, 6 chapas, ropa para hombre y mujer y calzado. “Y se gestionó con (la delegación de) Niñez y Familia de Orán para que continúen la contención psicológica a la familia”, aseguró la funcionaria.
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