Xiomara Castro: la promesa de escribir una nueva historia de las mujeres y las minorías hondureñas
Es la primera presidenta mujer de Honduras. Qué significa su victoria y por qué los colectivos celebran con reservas y discreción su triunfo.
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“Celebramos con cautela pero con esperanza la victoria de Xiomara Castro”, expresa el primer comunicado oficial emitido por el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) ante la victoria a nivel presidencial del Partido Libertad y Refundación (Libre) y su candidata a presidenta, Xiomara Castro de Zelaya. Nunca mejor dicho, o mejor resumido, porque es ese el actual sentimiento de la población hondureña. Pero es, sobre todo y con precisión, el sentimiento de las minorías del país como lo son los pueblos indígenas y la comunidad LGBTIQ+.
Ante la victoria aplastante que resultó de la primera mujer presidenta en la historia de un país con una de las tasas más altas de feminicidios y transfeminicidios de Latinoamérica, así como uno de los países más peligrosos para los defensores y defensoras de derechos humanos, las minorías celebran con una alegría contenida el triunfo electoral en Honduras.
Las razones son varias, que van desde dudas con respecto a su figura, así como el margen de maniobra que pueda tener en un país tan abiertamente machista.
El país que deberá gobernar
Xiomara Castro, esposa del exmandatario Manuel Zelaya Rosales, depuesto por un golpe de Estado en 2009, recibe un país golpeado por los altos índices de violencia contra defensores de la tierra y los derechos humanos. Su victoria ha representado la promesa de una mayor protección y más justicia para organizaciones cívicas indígenas.
El COPINH, por ejemplo, tiene razones para sostener la esperanza de encontrar la justicia que les ha sido negada desde que en 2016, durante el primer mandato de Juan Orlando Hernández, -el actual presidente-, Berta Cáceres, líder indígena que coordinaba la dirección del COPIHN, fuera asesinada en circunstancias que cinco años después se siguen investigando.
Este año recién fue encontrado culpable David Castillo, uno de los autores intelectuales del crimen, pero quien, según fuentes, sólo fue un intermediario entre los verdaderos autores intelectuales y los exmilitares contratados para asesinar a Cáceres.
Libre, el partido de Xiomara Castro, ha sido uno de los que más ha enfatizado la importancia de Berta, así como de la necesidad de esclarecer su crimen y enjuiciar a los responsables. Pero tal vez leyendo el resto del comunicado del COPINH encontramos las pistas del porqué sus reservas ante la victoria de Castro.
La primera son las dudas sobre cómo podría Libre encontrar justicia con una empresa privada que no deja de respirarle en la nuca. El Consejo Hondureño de la Empresa Privada, así como otras organizaciones empresariales, han sido los primeros en aplaudir la victoria de Xiomara. Ella no ha dudado en decir que trabajarán de la mano de esa empresa privada, la misma que es la principal impulsora de los proyectos energéticos y de extracción que provocan la muerte violenta de los defensores de la tierra como era Berta. O como son los ocho defensores del Río Guapinol que actualmente guardan prisión.
La promesa de escribir una nueva historia
Para las mujeres, Xiomara Castro representa un parteaguas en la historia del país; primero, como la primera mujer electa presidenta, pero segundo por que fue la única candidata que propuso despenalizar el aborto en sus tres causales, así como la píldora anticonceptiva PAE. Aunque en 2013, en su primera candidatura, se había opuesto tanto a despenalizar el aborto como a la píldora anticonceptiva. Mucho ha cambiado su forma de pensar y la apertura del país a tocar estos temas.
En este caso, las únicas reservas de las mujeres están puestas en cuánto puede lograr Xiomara en un país visiblemente machista, donde su campaña estuvo llena de críticas a su figura, aduciendo que sólo es una fachada para que su esposo, el expresidente Zelaya, sea quien realmente gobierne.
Durante la campaña de Xiomara, cabe decir, el expresidente Zelaya apenas apareció en público junto a ella. Muchos creen que fue una de las estrategias para separar a la nueva figura de la de su esposo, un caudillo a la manera del más típico latinoamericano. Las acusaciones dentro y fuera del partido son muchas, lo que siempre deja abierta una duda con respecto quién es el verdadero mando.
Las reservas de la población LGBTIQ+
Pero la población que más recato muestra frente a la victoria de Xiomara Castro, es la comunidad LGBTIQ+. Aunque Libertad y Refundación ha tenido candidatos y candidatas de dicha comunidad, y en estas elecciones lleva al único diputado suplente abiertamente gay, Víctor Grajeda, , Libre se sigue mostrando tibio en cuanto a temas como el matrimonio igualitario.
El plan de gobierno contempla más de siete propuestas para este colectivo, entre las que destaca la “Ley de protección para personas LGTBIQ+”, que asegura políticas de inclusión, su igualdad de remuneración, el respeto a su identidad, e integridad personal, etc.
Sin embargo, la comunidad LGBTIQ+ que milita a lo interno del partido Libre, señala que los mensajes son confusos y ambiguos con respecto a cuánta inclusión están realmente dispuestos a darles como minoría.
Merary Ávila, candidata a diputada por el departamento de Cortés en la planilla de Libre, señala que existe una gran homofobia dentro del partido, y que ella se encuentra constantemente con situaciones donde debe confrontar estos comportamientos.
Así como se ha denunciado una gran vacilación dentro del partido en cuanto a impulsar políticas de inclusión extremas, como las necesita un país donde la violencia contra este colectivo es, usualmente, radical.
Una luz de esperanza
Lo que es indudable, para todos, es que Xiomara Castro representa un resquicio por el que aflora la luz de la justicia, la igualdad y la inclusión para indígenas, mujeres y diversidades del país. Sin olvidar que quienes han mantenido abierta la oportunidad de un mejor futuro han sido las organizaciones que siguen en pie de lucha, desde hace años, y bajo peores condiciones que las que parecen venir con la primera mujer presidenta de Honduras.
Por eso, tal vez, el COPINH, que sabe batallar y proteger, así como simplificar, termina su comunicado advirtiendo que “un proyecto de cambio radical y profundo” necesariamente implica continuar la lucha, el diálogo y la organización “para desmontar los poderes fácticos contrarios a los derechos de las mayorías y ejercer el poder popular”. Ese poder popular que en estas elecciones decidió confiar con cautela.
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