Chile cerca de aprobar matrimonio igualitario: así lo viven parejas LGBT+
Chile está más cerca que nunca de aprobar el matrimonio igualitario. Personas LGBT+ comparten sus planes y deseos para el día que este derecho sea realidad. Y las deudas aún pendientes.
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Chile está cerca de aprobar el matrimonio igualitario. Después de que el proyecto estuviera atascado en el Congreso más de cuatro años, este jueves 19 de agosto inicia su segundo trámite legislativo en la Cámara de Diputados, luego de que el Senado lo despachara el pasado 21 de julio con 28 votos a favor, de un total de 43.
La iniciativa fue presentada durante el segundo mandato de la expresidenta socialista Michelle Bachelet y en los últimos años se transformó en una de las luchas más emblemáticas del activismo local. Esta vez el optimismo es mayor, porque se trata de un proyecto que el presidente Sebastián Piñera calificó como “urgente”, sorpresivamente, a menos de 10 meses de dejar el gobierno.
“Hoy pienso que debemos profundizar sobre el valor de la libertad, incluyendo la libertad de amar y formar familia con el ser amado. (…) Pienso que ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario en nuestro país”, dijo el mandatario desde La Moneda el pasado 2 de junio, sobre una idea que divide a su sector y que puede promulgarse en esta misma administración de derecha, que finaliza en marzo de 2022.
Esta semana, además, la encuesta nacional Cadem arrojó que 75% del país está a favor del matrimonio igualitario, el nivel más alto desde febrero de 2014. Dentro de ese ítem, 63% está de acuerdo con la adopción homoparental.
En un comunicado, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) dijo que el gran desafío es despacharlo en agosto, para que en septiembre la Sala pueda votarlo.
El proyecto busca modificar el artículo 102 del Código Civil chileno para suprimir la expresión de que el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer. Ahora será entre dos personas y podría sumarse a la derogación del divorcio culposo por homosexualidad, vigente en Chile desde este lunes 16 de agosto, tras aprobarse la corrección a la ley 19.947, correspondiente al matrimonio civil, que en su artículo 4 establecía la causal de “conducta homosexual” en el divorcio por culpa.
Si todo sale bien, Chile se convertirá en el octavo país de Latinoamérica en legalizar el matrimonio igualitario. Esto puede impactar fuerte en el escenario local, donde el Acuerdo de Unión Civil (AUC) es hasta ahora la única figura legal que otorga un reconocimiento a parejas del mismo sexo, aunque parejas heterosexuales también puedan suscribirla.
“Queremos ser la primera pareja gay que se case en Chile”
Cristián Muñoz y Luis Ceballos (pareja en la foto de apertura de esta nota) se conocieron en 2008 y viven juntos desde 2011, en la comuna de Tiltil, en la zona norte de la Región Metropolitana. El AUC se promulgó en 2015 y ambos decidieron suscribirlo poco después, porque les pareció una manera de protegerse el uno al otro. Cristián contó a Presentes que desde que existe la posibilidad de que el matrimonio igualitario se apruebe, no deja de hacer planes a futuro con su pareja. Se sienten esperanzados de que finalmente podrán acceder a los mismos derechos, beneficios y prestaciones sociales que una pareja heterosexual.
“Además de reafirmar nuestro amor, queremos comprar una casa juntos y si es posible adoptar a un niño o niña. Queremos formar una familia para toda la vida, ser la primera pareja gay que se case en Chile y celebrarlo por todo lo alto con nuestras familias”, dijo.
“Haremos todo lo necesario para que nuestra hija sea reconocida legalmente”
María Cecilia Jara y Marcela Osorio se conocieron cuando empezaron a trabajar juntas. Tiempo después comenzaron a salir, y hoy viven en Paine, a unos 40 kilómetros de Santiago.
Tienen tres hijas: dos de relaciones anteriores y una en común. La de Marcela tiene 12 años y la de María, 4 años. Desde que están juntas decidieron transitar el camino de la inseminación y así lograron tener a otra niña, que recién cumplió un año.
María reconoce que ser madres es un desafío a diario. Mucho más para una familia como la que ellas conforman, y especialmente porque en Chile actualmente no se reconocen los vínculos filiativos al interior de las familias homoparentales, lesbomaternales o transparentales. Si por ejemplo, dos mujeres suscriben el AUC y tienen hijos, solo una de ellas podrá ser su madre legalmente.
A pesar de eso, dice que la experiencia de la maternidad que han vivido juntas ha sido “muy buena”, porque se complementan y tienen los mismos ideales de crianza: “Somos un gran equipo”.
Quieren casarse apenas se apruebe el matrimonio igualitario. Pero lo más importante: harán lo que sea necesario para que su hija más pequeña sea reconocida legalmente como tal. Lo celebrarán, pero de forma reducida: “Solo haremos algo familiar y con nuestros amigos que nos apoyaron desde el principio, porque cuando empezamos nuestras familias nos dieron la espalda”.
“Celebraremos por el paso que esto significa para nuestro país”
Rafael Olavarrieta y Carlos Fernández se conocieron en 2007, en un sitio chileno de citas. Viven juntos en Santiago desde 2018, pero en 2020 firmaron el AUC. Ya empezaron a hacer los preparativos para dar el siguiente paso y celebrar su matrimonio cuando sea ley. “Imaginamos una fiesta con todos nuestros seres queridos, idealmente al aire libre y con elementos propios de un matrimonio, pero también queremos que sea algo más moderno y divertido”, cuenta.
Carlos dice que no solo celebrarán su amor, sino lo que significa en materia de derechos para todes: “Celebraremos por el paso que esto significa para nuestro país. La aprobación de la ley es eso: un paso entre muchos más que se deben dar para que todos y todas quienes somos parte de la comunidad LGBTIQA+ estemos mejor y nos sintamos incluidos dentro de la sociedad”.
“Queremos dar este paso por todas las compañeras que no pudieron”
Nicole Rojas y Daniela Ossandón se conocieron por Instagram en 2019. Después de casi tres años de relación y una conexión que Nicole define como “mágica”, en octubre firmarán su AUC.
Antes de que fuera promulgado, Nicole trabajó en el equipo de indicaciones de este proyecto que hoy permite la unión de parejas del mismo sexo. Cuenta que, cuando llegó la pandemia, con Daniela decidieron ampararse en esta figura legal y formalizar el tiempo juntas. “Era un anhelo que teníamos, pero también una necesidad porque si por ejemplo, a alguna de las dos le pasa algo, no tendremos poder de decisión sobre la otra. Pensábamos en tanta gente hospitalizada y en tantas pérdidas, que nos pareció una decisión responsable”, dice.
No querían que se quedara solo en la firma. Y luego de tanto tiempo sin juntarse con familia y amigues, celebrar su unión podía ser la ocasión ideal para el reencuentro. Entonces contrataron a unas wedding planners para que les ayudaran a organizar todo.
“Será una ceremonia bien atípica y simbólica. Y si bien sabemos que con esto no vamos a derrotar al patriarcado, sí creemos que es súper lindo y válido poder vivirlo y celebrarlo. Sabemos que somos una pareja de lesbianas muy privilegiadas por poder hacerlo. Desde ese privilegio, de alguna manera también queremos dar este paso por todas las compañeras que no pudieron”, dice.
Si se aprueba el matrimonio igualitario, lo más probable es que las personas que viven bajo AUC tengan que firmar un papel de ratificación de matrimonio, explica Nicole. No saben cómo lo manejarán, porque creen que este derecho debe llegar con todos los derechos de filiación. Aunque todavía no se plantean la maternidad, en algún momento les gustaría adoptar y que la ley las reconozca como dos mamás.
No han conversado si repetirán la fiesta cuando se apruebe el proyecto, aunque no lo descartan. Pero tampoco lo asumen como una prioridad: “Claro que es un avance, pero para el movimiento de mujeres, bisexuales, lesbianas y trans, esta es como la ‘última chupada’ del mate porque nuestra vida corre peligro”.
Las deudas
El avance del matrimonio también se convierte en una gran ventana para la comunidad trans. Desde la aprobación de la Ley de Identidad de Género (LIG) en el país en 2018, quienes cambian su nombre y sexo registral y están casadxs deben elegir entre su identidad y la vida familiar, pues la ley exige que el Estado dé por terminada la relación matrimonial, aun cuando la pareja no lo quiera.
“Para las personas trans, el matrimonio igualitario beneficiaría a aquellas parejas a las que hoy se les impide casarse, en el caso de las que tienen el mismo género. Pero sobre todo, a aquellas personas que ya estaban casadas y que luego de realizar su cambio de nombre y sexo registral tuvieron que divorciarse. Que se elimine el divorcio forzoso para que personas trans puedan acogerse a la LIG no solamente viene corregir una situación discriminatoria sino además, permitir que efectivamente las personas puedan acceder a sus derechos y seguir con su vínculo matrimonial si así lo desean”, explica Constanza Valdés, abogada y activista transfeminista, aunque subraya que el proyecto que hoy se discute no contempla esas materias. “Ojalá se puedan incorporar en la Cámara de Diputados, porque es algo muy relevante”, dice.
Valdés considera igual de importante no dejar por fuera los derechos de filiación. Y aunque el texto aprobado incluye la adopción y filiación homoparental, Érika Montecinos, periodista y directora de la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio (RS) dice que todavía hay algunos vacíos.
“Si bien están dentro algunas causales, quedan otras por fuera. Por ejemplo, en este proyecto no están consideradas todas las realidades, sobre todo las de familias lesbomaternales. Creemos que aunque es necesario este avance y que se reconozcan los vínculos de las parejas, también es necesario que se reconozcan todas las realidades de vínculos que se desarrollan en las distintas formas de familia existentes en este país, como las denominadas familias ensambladas, que son aquellas donde hay hijas o hijos de otra relación, y que cuando se juntan con una persona de su mismo sexo, muchas veces también quieren reconocimiento, siempre y cuando no haya otro tipo de reconocimiento o paternidad determinada”, detalla Montecinos.
En paralelo y para saldar esas deudas, RS impulsa un proyecto de ley para reconocer los derechos filiativos a las parejas del mismo sexo, en conjunto con las organizaciones Familia es Familia y Corporación Humanas. A diferencia del matrimonio igualitario, esta iniciativa está en primer trámite de discusión. Montecinos dice que ambas son muy importantes, pero reconoce el simbolismo que implica una eventual aprobación del matrimonio igualitario: “Creo que avanzar en esa línea es dar un gran golpe a todo el conservadurismo asociado al matrimonio, una institución tan patriarcal. Cambiarla para que todas las personas tengan acceso, independientemente de su tipo de relación y de su orientación sexoafectiva, es algo muy simbólico y potente”.
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