Decisión dividida: Valentina Santiago entre su transición de género y el boxeo

Valentina Santiago es una exboxeadora mexicana que dejó el deporte para completar su transición de género en un ambiente que obliga a elegir.

Valentina Santiago es una exboxeadora amateur que dejó el deporte para completar su transición de género. En México sólo 13 estados aceptan el reconocimiento de identidad de género, es decir, que las personas trans sean tratadas de acuerdo a su identidad de género; y de igual manera se cuestiona su participación en el deporte femenil.

En el caso de los Juegos Olímpicos, el Comité Olímpico Internacional (COI) para Tokio 2020 estipuló que las mujeres transgénero tienen que declarase como mujeres y que no pueden cambiar de género por al menos cuatro años. Incluso hay leyes en algunos lugares de Estados Unidos que prohiben a las mujeres transgénero participar en los deportes.

A Valentina, pensar en su regreso al cuadrilátero profesional le da nervios: «lo social es lo que me causa más temor”. 

El boxeo es vida

Valentina tiene 33 años y un negocio en la central de abasto. Puede surtir a varios restaurantes gracias a los contactos que consiguió en el deporte. Incluso en su ratos libres entrena a otras mujeres que desean subirse al ring, ya que para ella el boxeo es vida. 

Su historia en esta disciplina surgió de una manera muy particular; un día su padre la subió al coche y la llevó a un gimnasio. Con tan solo 10 años empezó sus clases de boxeo en el rol masculino. La razón principal por la que su padre consideró este deporte fue “para mantenerme distraída, para que no me estuviera vistiendo con la ropa de mis hermanas”. Ella recuerda que desde los cinco años sintió que era diferente a los otros niños, ya que su género no concordaba con aquel que se le había asignado al nacer. 

Las infancias de las personas trans muchas veces siguen viviéndose en secreto, como comenta Layla Vázquez, especialista en derecho humanos. La crianza es cisnormativa, es decir,  “es el supuesto de que todas las personas tienen una identidad de género de acuerdo al sexo asignado al nacer y esa cisnormatividad genera normas de comportamiento de roles de género y una serie de aspectos, todas dependiendo de la genitalidad de las personas. Esto afecta a todas las personas, sobre todo a lxs niñxs que intuyen que su identidad de género no es la que le enseñan, si no es otra”. 

En el caso de Valentina, ella aceptó el boxeo y se fue acercando más a esta disciplina. A los 18 años comenzó a prepararse profesionalmente como boxeadora en gimnasios muy reconocidos, como el Romanza y el Centro Ceremonial Otomí, donde Jackie Nava y Saúl ‘Canelo’ Alvarez han entrenado antes de algunas peleas.

Valentina empezó a participar en combates regionales y en torneos en diferentes estados de la República Mexicana, siendo el más importante en su carrera “Los Guantes de Oro”, la competencia más relevante a nivel nacional en el boxeo amateur, y en el que consiguió el segundo lugar en el peso pluma. 

Además, fue entrenada por Ignacio Beristáin: “él personalmente llevaba mi entrenamiento, porque él vio en mí un futuro”. Beristáin es uno de los entrenadores más destacados en el boxeo mexicano, ha entrenado a las campeonas Yessica ‘Kika’ Chávez y Sonia Osorio, y guió a los hermanos Márquez, Juan Manuel y Rafael,  a Jorge ‘el travieso’ Arce, a Oscar de la Hoya y otros campeones del mundo.

La urgencia de salir del clóset

“A la par de todo esto, yo comencé a querer, vaya, a salir del clóset”, reconoció Valentina. Ella se sentía cómoda en la parte de la recreación deportiva. “Salir a las montañas a correr, estar en el gimnasio y poder ver que el cuerpo puede ser llevado a límites”. Mientras que la convivencia con sus compañeros era más difícil: “me costaba mucho dividir la cuestión de género con el deporte, entonces de repente sí era muy difícil porque yo terminando de entrenar, yo llegaba a mi casa y me comenzaba a vestir con, ya estando más grande, con ropa (de mujer) que yo misma me había comprado”. 

Para ella, toda esta situación era muy dolorosa, por lo que a los 22 años decidió alejarse del cuadrilátero. Valentina recuerda que en un combate de entrenamiento “nos ponen la careta, los guantes, y entonces salíamos con muchos golpes tanto mi contrincante como yo. Yo le partí el labio y él me hinchó la nariz. Yo tenía mi nariz muy lastimada, la ceja hinchada también y entonces llego a mi casa y como para curar de alguna manera mi depresión, porque también al tener todos estos golpes encima pues de alguna manera tenía un poco de depresión. Entonces para tratar de solucionar esta depresión y ansiedad, comienzo a vestirme y todo, era algo que hacía cuando me sentía con depresión y ansiedad. Entonces ese momento  me comienzo arreglar, me voy poniendo el maquillaje y me doy cuenta que tengo la cara lastimada. Entonces me doy cuenta que yo no puedo”.

Al dejar el boxeo, continuó con su transición de género, donde ha encontrado felicidad, aceptación y amor propio. Y sigue entrenando, desde casa, porque “siempre he tenido la idea que el hecho de ser mujer no quiere decir que yo deba ser como muy dócil, o muy delicada. No lo vi como esto. Creo que verlo de esta forma hubiera sido algo machista”. 

Sin ventajas

En el boxeo ha encontrado un espacio para seguir entrenando su cuerpo, acompañado de su tratamiento hormonal. La Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) no es un tratamiento como tal hecho especialmente para una transición. Consiste en medicamentos anticonceptivos “que dan efecto de bloqueador de testosterona y también dan efectos estrogénicos que propician ciertos cambios secundarios que buscan las mujeres trans”, explica Gwendolyne Bello Rodríguez, médica cirujana general especialista en TRH. 

Valentina relata  que “con la terapia del reemplazo hormonal, pues es un hecho, que muchas personas piensan que entonces podría ser injusto que pelee con otra mujer”. Sin embargo, con la TRH tiene la mismas facultades que tiene una mujer cisgénero. ”No tiene ninguna ventaja”, apunta la médica Bello y añade  que esto es consecuencia del bloqueo de la testosterona: “pierdes la factibilidad de la fuerza extra que te brinda la testosterona a nivel muscular, pierdes el desarrollo muscular que ha generado la testosterona por los efectos anabólicos sobre estos músculos.” 

Durante su proceso como boxeadora amateur, Valentina cuenta que “boxeaba con mujeres (cisgénero), y la verdad es que tuve muy buenas competencias, me llegan a dar muy buenos golpes, siempre se tiene una idea machista, desgraciadamente, en todo deporte existe pero desgraciadamente en el boxeo se arraigan más, estas ideas machistas. Pensando que la mujer es débil, que no es apta. Sin embargo, las mujeres destacan de una manera muy grande en este deporte.” Como Laura Serrano, pionera del boxeo femenil y una atleta que Valentina admira.

Por otra parte, acepta que le da miedo todo lo que conlleva su participación en el deporte profesional, aunque reconoce que ella podría aportar siendo el ejemplo, como el caso de la futbolista argentina Mara Gómez, quien debutó en el 2020 con el equipo Villa San Carlos en el Campeonato de Fútbol Femenino de Primera División con la autorización de la Asociación de Fútbol Argentina (AFA). Incluso existe la Copa LGBT, donde atletas amateur transgénero tienen el espacio de desarrollarse competitivamente en fútbol, natación, atletismo, basquetbol y voleibol en México. 

Hoy, Valentina se defiende como una mujer apasionada y noble dentro del ring, y fuera como una mujer feliz, que no le gusta juzgar a las personas. Es una persona que se ha impuesto ante situaciones complicadas. “Valentina es una persona que quiere ayudar a otras personas y tal vez es una persona que solo quiere encontrar amor y ya”, concluye Valentina Santiago.

Esta nota fue realizada en colaboración con Versus, el medio mexicano que aborda el deporte desde una perspectiva de géneros.

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