Archivan la causa: ataque a pareja gay en Palermo queda impune
La fiscalía archivó la causa por lesiones iniciada tras el ataque violento de tres personas a una pareja gay que se estaba besando en las calles de Buenos Aires en septiembre de 2020.
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Por Rosario Marina. Ilustración: Florencia Capella
Para P y Y, dos jóvenes gays violentados en la Ciudad de Buenos Aires, no habrá justicia: tras cinco meses del ataque que sufrieron cuando caminaban besándose en las calles de Palermo (Ciudad de Buenos Aires) y el análisis de múltiples cámaras de seguridad, la fiscal Paola de Minicis archivó la causa que investigaba “lesiones leves agravadas por haberse cometido en función de la orientación sexual”.
“Nos indigna. Haber hecho tanto para que no puedan hacer nada”, dijo P a Presentes. El 30 de septiembre de 2020 P y su novio Y volvían a su casa después de tomar una cerveza. “Paramos en una esquina, Aráoz al 1900. Comenzamos a besarnos, sólo y simplemente a besarnos, algo que a nadie le debería molestar en el planeta, que no pasa cuando son un hombre y una mujer, por ejemplo”, había contado Y a Presentes un día después del ataque. Además de los golpes que recibieron esa noche, que dejaron a Y con lesiones en ambas rodillas, en el codo derecho, en la palma de la mano izquierda y dolor en hombro izquierdo y oreja izquierda, la pareja denunció dos hechos más: mensajes homoodiantes en las redes sociales y ataques en la puerta de su casa. La investigación de esos hechos también quedará archivada.
Algunos de los mensajes que recibieron: «aguante el VIH», «bien cagados a palos quedaron», «sidosos», «ya los van a agarrar de vuelta y no la cuentan», «las minorías se adaptan a la mayorías, no al revés! y si no lo entendes por la buenas, lo vas a tener que entender por las malas!», «lo bueno es que sabemos por donde vivís, es cuestión de irte a buscar!».
Ricardo Villarino, de 100% Diversidad y Derechos, recuerda otro hecho discriminatorio y violento en la Ciudad de Buenos Aires: el 21 de octubre de 2018, cuando Sergia Tomás Rodríguez fue agredido por mozos de la Academia Della Pizza, en Palermo, por besarse con su novio en el local. “Si bien hubo movidas de capacitación, la demanda nunca prosperó, se archivó, porque decían que no había pruebas”.
Esto, sabe Ricardo, no deja de pasar y eso le preocupa: “Vemos una constante: gente atacada en lugares que la policía vigila mucho. Hay atacantes en la vía pública, claramente con motivación homofóbica. Se certifican las lesiones, se hace la denuncia pero nunca se los puede identificar. No hay testigxs. Esto es una preocupación porque claramente es un mensaje de que a las personas gays o LGBT se las pueda atacar y quedar impunes”.
Cámaras fallidas y más violencias
La Fiscalía PCyF Nº 22 decidió el archivo de la denuncia. Y definió algunas actuaciones como solicitar al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más precisamente al Área de Monitoreo Urbano, que se ocupe de colocar nuevas cámaras en algunas calles de Palermo. La fiscal indicó punto por punto las cámaras de seguridad que se sumaron a la investigación. En cada uno de los casos explica por qué no fueron útiles: algunas por la mala resolución, otras no estaban funcionando.
P decidió hoy responder a esa decisión de dar por terminada la investigación. Lo hizo ante la fiscalía de la Cámara Oeste de CABA: “Me presento a efectos de ejercer mi derecho a ser oído y manifestar mi disconformidad con los resultados de la investigación toda vez que es mi intención no convalidar la cadena de violencias que atravesamos con mi pareja a raíz de besarnos en la vía pública, hechos los cuales han quedado impunes”. Entre lo sufrido, enumeran la violencia física, pero también la violencia institucional de la policía, la violencia recibida en las redes sociales, violencia simbólica por parte de un medio de comunicación -Crónica TV-, y la situación de desamparo ante la Justicia.
En el canal Crónica TV, uno de sus entrevistadores les preguntó: «Hay gente que se ha expresado y se ha solidarizado con ustedes, ¿no? Lo estuve leyendo eso en las redes las últimas horas, pero también dicen ‘bueno, pero no, por ejemplo, está bien que se manoseen en las plazas’, por ejemplo, en un lugar público donde, tal vez, un padre está paseando a su hijito. Digo, ¿cuál sería el límite de esta demostración de afecto, no?”.
En aquel momento, P y Y denunciaron esta situación ante la Defensoría del Público. Allí se hizo un análisis socio-semiótico de la noticia. “Si bien la cobertura visibiliza el hecho y presenta un abordaje condenatorio de la violencia sufrida por los entrevistados, se advierte espectacularización al instar a la reproducción de un beso, y un planteo inconveniente y lesivo identificado en la intervención del columnista al preguntar sobre el límite a la demostración de afecto”, expresaron desde el organismo que defiende los derechos de las audiencias.
Piden capacitación policial y judicial en diversidad sexual
Ricardo Villarino, de 100% Diversidad y Derechos, explicó por qué en muchos de estos casos no se identifica a los agresores. “No se actúa rápido. Lxs testigxs no identifican la situación como ataque homofóbico porque no saben reconocerla, los atacantes actúan rápido y a conciencia y con tolerancia y minimización de los agentes de seguridad. Y la investigación no suele desarrollar estrategias para perseguir la violencia específica en los contextos y modalidades específicos contra personas LGBT”.
Tras el ataque, en octubre de 2020, la Defensoría LGBT, dependiente del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, realizó recomendaciones a la Policía Metropolitana, donde concluyó que “la Policía de la Ciudad actúa de forma discriminatoria con relación a las personas LGBT+, en este caso con dos varones gays, mediante: 1. La negativa de 2 oficiales de identificar a los agresores que se encontraban acechando a la pareja en la zona, luego del ataque; 2. La negativa de brindarles atención médica inmediata y a solo requerimiento; 3. El trato sin perspectiva de género y diversidad sexual; 4. La demora en la toma de las declaraciones, siendo los únicos particulares en el establecimiento policial; 5. El cambio sistemático de la perspectiva del relato de las víctimas; 6. La omisión del motivo real del ataque de odio y el hecho de ser una pareja de hombres gays; que tuvo que ser repetido, explicado y reforzado en múltiples oportunidades para que los oficiales lo comprendan y lo dejen registrado”.
Además de apuntar todas las violencias sufridas, P y Y solicitaron algo que, creen, podría llegar a cambiar algunas cosas para el futuro: capacitación a los/as agentes de la policía local en diversidad sexual, Derechos Humanos, no discriminación y trato digno; y también cursos sobre diversidad sexual a quienes trabajen en el Poder Judicial y en los Ministerios Públicos.
“No sólo la agencia policial no tuvo la perspectiva e incumplió con sus funciones básicas. También obstaculizó, porque hubiese sido distinto si perseguían y aprehendían [a los agresores]. Se terminaba. Y si había cámaras se podía probar quiénes eran, se los podía identificar”, lamentó P.
Tras el ataque, la policía dijo que no hubo testigos, “cuando salió toda la cuadra prácticamente a ayudarnos, a socorrernos, y a evitar que pase a mayores. Ellos [los policías] negándolo, además de llegar tarde y haberlos visto escaparse. Demorándonos dos horas en tomar la denuncia, sin asistencia médica. Institucionalmente falló”.
“Ahora el mensaje es: queda impune –dice P–. Hubo testigos que no vieron, cámaras que no vieron. Justamente es no querer ver el homo odio que hay en las personas, en los discursos y en la sociedad”.
A pedido de las víctimas, en esta nota se resguarda su identidad y se las nombra por sus iniciales.
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