Mujeres mapuche, medicina ancestral y su respuesta colectiva en pandemia
La medicina ancestral busca curarnos mente y cuerpo pero sobre todo el espíritu.
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Por Carina Fernández
Ilustraciones: Celeste Vientos
Cuando la pandemia de coronavirus empezó a impactar en Argentina, las naciones indígenas no fueron consultadas para elaborar un protocolo sanitario que fuera diferenciado en relación al resto de la población. No se tuvo en cuenta las características de cada territorio y de la vida en la ruralidad. La cuarentena obligatoria resultó, en muchos casos, en un deterioro de las economías familiares; personas que se vieron imposibilitadas a volver a sus casas en meses – por haber quedado varadas en otras provincias- y violencia institucional tanto por parte de la policía como del sistema médico.
Según denunciaron organizaciones indígenas e investigaciones académicas, esto se agravó por la falta de acceso a la salud pública y la falta de conectividad para acceder a los permisos de circulación y aplicaciones propuestas por los gobiernos provinciales.
La pandemia puso el foco no sólo en el acceso a la salud para estas naciones históricamente expoliadas y exterminadas, sino que también abrió el debate – interno pero también desde organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos- acerca de la necesidad de integrar y respetar las medicinas originarias ancestrales.
Desde las cosmovisiones indígenas diversas, la espiritualidad es transversal a todos los aspectos de la vida. Son conocimientos milenarios que ayudan a comprender la relación que existe entre todo lo que vemos y lo que no vemos. Según esta cosmovisión, estamos conectades con nuestras ancestras y ancestros; con las fuerzas de la naturaleza que son las que posibilitan la existencia de las montañas; los ríos, animales, todo lo que está vivo. La medicina ancestral busca curarnos mente y cuerpo pero sobre todo el espíritu.
Presentes entrevistó a mujeres mapuche que integran el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir (MMIPBV), quienes, desde el sur de los territorios plurinacionales que conforman el suelo argentino, nos brindaron sus reflexiones, rakiduam, respecto a cómo atravesaron este 2020 pandémico y como fue el acceso a la salud para ellas en la provincia de Chubut, donde viven.
“Una desprotección integral de salud”
“Nos faltan muchos médicos y más que nada para nosotros como indígenas. La gente del lugar está más resguardada porque vivimos en una zona y en una provincia donde está todo muy convulsionado”, cuenta Marilin Cañio, werken -vocera- del Lof Cañio Pangui Wingkul (quinta generación de la comunidad Cañio en Cerro León) de El Maitén, departamento de Cushamen, al norte de la provincia del Chubut.
Chubut es una provincia con una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad, sumadas a los guardias privados contratados por los latifundistas. Esto genera un ambiente de control y criminalización sobre una población que lucha por la recuperación territorial y la defensa de la vida frente a los proyectos extractivistas. Este control estatal tiene un impacto inseparable de los cuerpos-territorios de las mujeres indígenas y la pandemia puso en evidencia estas tramas. Los pu lof – comunidades mapuche- son parte de las asambleas antimineras en defensa del agua.
“La pandemia provocó una desprotección integral de la salud, que ya venía siendo vulnerada, por la falta de presupuesto de la provincia de Chubut y por la falta de atención sanitaria. Pero ahora ha quedado mucho más agravada esa vulnerabilidad.”, dice la escritora y weychafe – defensora – mapuche Moira Millán, activista por los derechos humanos y de la madre tierra.
“Dentro de la mayoría de las comunidades aún no ha ingresado la covid-19. Esto tiene que ver también con los hábitos alimentarios que se tienen en la ruralidad. La gente allí se mantiene más activa porque hay mucho trabajo que hacer en el campo. Hay que levantarse muy temprano, sacar los animales, juntar el agua, salir a buscar la leña, en época de cosecha hay que salir a cosechar, acopiar todo el alimento para el invierno. Creo que eso también hace y ayuda a mantener una salud mental, digamos óptima, porque uno está ocupado”, dice Juana Antieco, licenciada en enfermería, miembra del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, de la Multisectorial Transfeminista Plurinacional de Rawson, y de la colectiva Ni una Menos Chubut.
La importancia de la medicina ancestral
El Convenio 169 de Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre “Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes” en el inciso V “Seguridad Social y Salud” (Art.25. 2) señala que “los servicios de salud deberán organizarse, en la medida de lo posible, a nivel comunitario. Estos servicios deberán planearse y administrarse en cooperación con los pueblos interesados y tener en cuenta sus condiciones económicas, geográficas, sociales y culturales, así como sus métodos de prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales”.
La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 generó una falta de atención generalizada para varias áreas de la salud, aumentando aún más la dificultad en el acceso a la salud pública por parte de buena parte de la población.
“Un día que mi hija no se sentía bien, recurrimos a la salita donde ella usualmente se trataba con la doctora de cabecera. Pero la salita médica estaba abocada a atender solamente casos de covid-19 por lo que no atendían otro tipo de cuadros. Tuvimos que salir a recorrer otros lugares y para hacerse análisis tampoco se pudieron realizar en el Hospital zonal porque estaban atendiendo a medias, y a la vez no cubrían la totalidad de los análisis que nos pedían. Por suerte nos enteramos que estaba la Machi Mawün en Esquel y pudimos recurrir a verla. La machi pudo atender no solo a mi hija sino a toda la familia y esto es muy importante porque nosotres entendemos que la salud también tiene que ver con lo espiritual asi que bueno ella además de darnos lawen – medicina ancestral mapuche: mezcla de hierbas y plantas medicinales- y decirnos cómo llevar a cabo el tratamiento, también nos ayudó mucho con nuestra espiritualidad.”, dijo a Presentes Evis Millán, artesana y docente mapuche.
Ser Machi es ser una autoridad espiritual del Pueblo Mapuche. Les Machis curan por medio de hierbas naturales física y espiritualmente a personas indígenas y no indígenas que eligen tratarse con medicina ancestral mapuche. Su newen – fuerza espiritual- es heredada de una ancestra o ancestro, es decir, es un legado familiar. El rol que cumplen es fundamental en la vida colectiva del Pueblo Mapuche, ya que les Machis representan la conexión entre las personas y las energías o fuerzas espirituales y físicas de la Mapu – tierra.
El pueblo Mapuche es transfronterizo históricamente, ya que es preexistente a la conformación de los Estados Nación Chile y Argentina. Siempre han circulado en ambos lados de la Cordillera de los Andes, territorio llamado Wallmapu. En general los cruces los hacen a través de los pasos fronterizos terrestres, que fueron cerrados antes que los aeropuertos, en marzo de 2020. Fue así que la Machi (autoridad espiritual) Mawün Jones, quien vive en Temuco en Gulumapu (Chile) se encontraba del lado de Puelmapu (Argentina) atendiendo a sus pacientes de la zona de Esquel cuando se cerraron las fronteras. Quedó varada sin la posibilidad de ser comprendida en su identidad.
Durante cuarentena el visado de turista que la Machi —ciudadana argentina en los papeles— utilizaba en Chile perdió validez y su libreta de matrimonio tampoco fue aceptada como documento de respaldo por parte de las autoridades.
“Todo esto evidencia una lógica estatal colona que se niega a reconocer la necesidad física y espiritual de la Machi Mawün de tener constante circulación entre el Gulumapu y el Puelmapu”, señalaron desde el MMIPBV mediante la campaña “La Cordillera no es frontera, por el retorno inmediato de la Machi Mawün a su rewe. Chi Mawiza Malal Femngelay. Ñi Wiñotun tachi Machi Mawün tañi Rewe mew.”. Campaña que justamente se inició para poder visibilizar este caso y colaborar en las gestiones y colaborar con la Machi durante su estadía forzada en Argentina hasta el mes de noviembre del 2020.
“La pandemia todavía no pasó y por ende no podemos hablar de una post-pandemia. La mapu es sabia y es poderosa, entonces ella nos brinda todo para tener una vida sana si se quiere. Entonces también el conocimiento sobre la medicina ancestral tiene mucho que ver en este transitar de esta pandemia, porque pudimos empezar a compartirnos la medicina ancestral que ha tomado algún lamien – hermano– o lo que ha tomado alguna ñaña- anciana, y hacernos limpieza con esa medicina. Comenzamos a cuidarnos más, a alimentarnos mejor, sobretodo los que vivimos en la ciudad, y eso hace que el sistema inmunitario se refuerce”, dice Juana Antieco.
Este artículo fue realizado con el apoyo de la Embajada de Canadá en Argentina.
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