Denuncian abandono médico de una mujer trans migrante privada de su libertad

Katalina Martínez Yancha está privada de libertad con tuberculosis. Exigen su liberación para que reciba un tratamiento médico adecuado.

Por Verónica Stewart

Katalina Martínez Yancha es una mujer trans ecuatoriana privada de su libertad en Argentina. A principio de este año se encontraba en la Unidad penitenciaria N°32 de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, cuando comenzó a sentir dolores en el cuerpo. Le siguieron otros síntomas como dificultad para respirar, fiebre y falta de apetito. A pesar de que todos estos padecimientos se condecían con el diagnóstico de tuberculosis (TBC) -.enfermedad muy frecuente en los penales bonaerenses- los médicos que la revisaron afirmaron que se trataba de problemas psicológicos, y la mandaron una y otra vez de regreso a su celda. Según el comunicado publicado por Aramis, abogadx y activista y Naomi Lozano, prima de Katalina, “al momento de atenderla no revisaron su capacidad respiratoria y quien la atendió le dijo que no podía recetarle ‘ni un ibuprofeno porque no era doctor’.”

“Un viernes vino un médico de otra unidad al área de sanidad”, contó a Presentes Marilyn, compañera de Katalina en el penal. “La llevé con mucha fiebre, el médico la revisó y automáticamente la derivó al hospital “Mi Pueblo” de Florencia Varela”. Cinco días después, los resultados de los estudios arrojaban TBC. Tras dos semanas de internación, Katalina iba a ser internada en la Unidad N°22, un penal hospital en la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, por falta de lugar, la volvieron a trasladar a la Unidad N°32, aislada para no contagiar a sus compañeras. Allí, su cuadro empeoró.

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A raíz de esto, el Tribunal solicitó un informe que diera cuenta tanto de las condiciones de detención de Katalina como de su estado de salud. Sin embargo, el mismo desmereció la gravedad de su condición y cómo las condiciones de encierro había contribuido a su detrimento. Según el comunicado, “el 1° de abril la Defensoría volvió a presentar otro escrito exigiéndole al Tribunal que se expida sobre la situación de Katalina, lo que se conoce en los pasillos judiciales como un “pronto despacho”. Sin embargo, no fue hasta fines de abril que fue internada nuevamente en el Hospital “El Cruce” de Florencio Varela. A las dos semanas, fue nuevamente trasladada al penal, y luego de que su cuadro se agravara aún más, fue trasladada a la Unidad N°22.

«La comida es muy poca y pasa frío»

Katalina y Naomi viajaron durante dos años y medio antes de llegar a Buenos Aires. Desde su partida de Ecuador en 2010, pasaron por Piura, Máncora, Chiclayo y Lima en Perú, luego por Santiago de Chile y  Mendoza, hasta terminar instalándose en La Plata. “Salimos de Ecuador en busca de mejores vidas”, explicó Naomi a Presentes. “No teníamos dinero y éramos discriminadas por ser trans. Recibíamos burlas y risas, como si fuéramos payasos. Por eso decidimos emigrar a otro país. Acá fuimos aceptadas por la sociedad. Es un país diferente con una sociedad que nunca nos cerró las puertas y nunca se burló”. A pesar de no sentir esa discriminación, no tuvieron otra opción que ejercer la prostitución para sobrevivir.

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Ambas salían a trabajar todas noches, pero hace tres años Katalina fue detenida: “Vinimos sin ayuda ni apoyo de nadie. En nuestra familia nos discriminaban”, cuenta Naomi. “Después de mucho tiempo, fuimos aceptadas. Ahora, mi tía me llama y no puedo hablar con ella porque no sé qué decirle sobre Katalina. Nadie me da información”.

La comunicación desde la Unidad N°22 es, efectivamente, muy escasa. “La última vez que me llamó fue el lunes de la semana pasada y no tenía ni luz en la celda”, contó Marilyn.La comida es muy poca y pasa frío”.

Naomi, por su parte, ha intentado obtener novedades sobre el estado de salud de su prima por distintas vías. “Nunca me han dado nada porque es una persona que está detenida. No he sabido nada. Tengo tiempo yendo a la 22 y no me han dado información”, explicó a Presentes. “Fui muchas veces pero nunca me han dado un parte médico. Tantas veces fui al juzgado pero nunca escucharon”. Naomi cuenta que cuando Katalina estaba en la 32, previo a la pandemia, sí la visitaba frecuentemente. Las últimas veces había adelgazado tanto que, según Naomi, “no parecía la misma persona que antes.”

“Exigimos a la Sala 3° de la Cámara de La Plata la libertad de Katalina Martínez Yancha y responsabilizamos a las autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense y los funcionarios judiciales del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de La Plata por la situación que está atravesando y las consecuencias posteriores que sufra en su calidad de vida”, reclama el comunicado.

La población trans en los penales bonaerenses

Según un informe realizado por la organización OTRANS Argentina en 2019, el 73% de las travestis y trans en cárceles bonaerenses padece algún tipo de enfermedad. El informe se inició a partir de las muertes de cuatro mujeres trans mientras estaban detenidas en La Plata en 2017. Pamela Macedo Panduro, Angie Velázquez Ramírez y Damaris Becerra Jurado, fallecieron privadas de su libertad en la Unidad N°32 de Florencio Varela. Brandi Bardales Sangama murió en el hospital platense San Martín tras un allanamiento policial en su vivienda.

Esto es resultado de una atención sanitaria deficiente. En el ámbito federal, el 25% de las mujeres trans afirma no haber recibido atención a pesar de haberla necesitado. A esto se suma una situación habitacional crítica, ya que en la Provincia de Buenos Aires los penales están sobrepoblados y el hacinamiento es un problema que lleva años. Además, el informe resalta “las falencias respecto de una alimentación adecuada y de la provisión de medicamentos”.

“El caso de Katalina se inscribe en una trama colectiva”, explicó Aramis a Presentes. Aramis destacó que, en muchas ocasiones, la falta de acceso a la salud en los penales probó ser letal. Además de las muertes mencionadas, trascendió el caso de Mónica Mego (36), una mujer trans peruana que quedó parapléjica tras pasar un año detenida en un penal sin condena. El comunicado resalta cómo estas prácticas institucionales “sistemáticamente ejercen violencias contra las mujeres trans y travestis detenidas en la provincia de Buenos Aires.” “Es posible reducir estos daños”, aseguró Aramis.

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