Por primera vez la Justicia chilena reconoció a dos madres lesbianas

La lucha de dos madres lesbianas detrás del histórico fallo en Chile: por primera vez se reconoció a una familia lesbomaternal.

Por Airam Fernández, desde Santiago de Chile

Foto: Gentileza familia Ramón Di Giamarino

Emma de Ramón y Gigliola Di Giammarino no logran poner en palabras tanta emoción. El lunes 8 de junio de 2020, sus nombres quedaron inscriptos en la historia de la Justicia chilena, al convertirse en la primera familia lesbomaternal en ganar una larga lucha para que Attilio, su hijo de 2 años y 9 meses, pueda llevar el apellido de ambas

Emma cuenta a Presentes que cuando Attilio nació y lo presentaron ante el Registro Civil, el organismo rechazó inscribirla como madre en el certificado de nacimiento. El argumento que les dieron es que sólo podían registrar a una madre y un padre. Attilio quedó inscrito sólo como hijo de Gigliola, por ser ella quien realizó el proceso de fertilización asistida. 

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«Lo estaban discriminando por la orientación sexual de sus madres»

“Attilio es mi hijo al mismo nivel que lo es de Gigi”, dice Emma a Presentes un día después de conocer la histórica sentencia. “Por eso decidimos luchar, porque no podíamos aceptar que nuestro hijo no tuviera los mismos derechos que otros niños y niñas sí tienen. Nunca nos imaginamos que lo haríamos así, pero siempre tuvimos muy claro que había que dar la pelea por nuestra maternidad”, añade. 

Tras el rechazo del Registro Civil, presentaron un recurso de protección contra el organismo. Lo rechazó la Corte de Apelaciones y después la Corte Suprema. Fue entonces cuando Juan Enrique Pi, ex presidente ejecutivo de la Fundación Iguales y uno de los abogados del caso, les sugirió ir a tribunales de familia con una estrategia judicial concreta. “Lo planteamos desde la discriminación al niño. Queríamos demostrar que estaba siendo discriminado por sus relaciones familiares, en razón de la orientación sexual de sus madres, y que sus derechos filiativos no estaban siendo reconocidos, solamente por haber nacido en esta familia”, cuenta el abogado a Presentes. 

Proteger todas las formas de familia

El deber del Estado chileno es otorgar protección, sin discriminación, a todas las formas de familia que existan, y esforzarse por integrarlas a la vida nacional. Para ello, es esencial que el estado civil de un hijo que nace y crece en una familia encabezada por personas del mismo sexo, que han expresado voluntad de procrear, coincida con su filiación legal y se vea reflejada en sus documentos de identificación”, se lee en la histórica sentencia dictaminada por Macarena Rebolledo, jueza titular del Segundo Juzgado de Familia de Santiago. 

El largo camino hacia la maternidad

Emma es historiadora y Gigliola, cientista política. Hace más de ocho años que están juntas y en 2015 celebraron un Acuerdo de Unión Civil, el único recurso al que pueden acudir las parejas del mismo sexo porque en Chile no hay Matrimonio Igualitario. 

Hace mucho que decidieron transitar juntas el camino de la maternidad. Lo intentaron una vez, no lo lograron. Postergaron el segundo intento por razones profesionales y familiares. Emma asumió un desafío laboral: la dirección del Archivo Nacional de Chile. Después, su madre se enfermó y se dedicó a cuidarla. “Cuando mi madre murió, dijimos: es ahora o nunca. Nos planteamos un segundo y último intento. Y tuvimos mucha suerte, aquí tenemos a nuestro Attilio”, dice vía llamada de WhatsApp. 

La pandemia y el confinamiento no impidieron que la familia celebrara este fallo que es histórico para ellas pero también para el país. En la noche se juntaron por Zoom. “Cuando supimos, de inmediato llamamos a nuestros familiares. No lo podíamos creer. En la noche nos vimos por Zoom, a otros los llamamos por teléfono, como si estuviéramos todes juntes. Fue un momento muy emotivo”, recuerda Emma.

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La sentencia nos da tranquilidad”

Están emocionadas, pero también aliviadas: finalmente podrán descansar de tanto desgaste emocional. “A pesar de que fuimos muy ayudadas y apoyadas en todo el proceso, fue más duro de lo que imaginamos. Honestamente, nunca nos hicimos ilusiones. Pensamos que nos iban a decir que no”, admite Emma. 

Tener las herramientas legales para enfrentar lo que viene es algo que también las tranquiliza: “Además de reconocer los derechos de nuestro hijo, la sentencia nos da una sensación enorme de tranquilidad como madres, respecto a ciertas cosas más prácticas y rutinarias”. Poco antes de que Attilio naciera, compartían una preocupación: cómo se enfrentarían al sistema de salud, si en algún caso a ella le tocaba estar sola con él, sin poder «demostrar» vínculo alguno. 

Les toca esperar un poco más. En teoría, el tribunal debería demorarse apenas días en oficiar al Registro Civil para que hagan las modificaciones correspondientes. El organismo podría hacer algún tipo de objeción administrativa. “Lo sabemos, pero es muy poco probable que eso pase”, dice Emma, confiada en que muy pronto su hijo tendrá en su certificado de nacimiento el nombre de sus dos madres. 

Contracara: rechazan matrimonio de lesbianas

Emma también espera que su caso sirva de ejemplo para demostrar cuánto le falta a Chile para avanzar en derechos para la diversidad. El fallo que reconoce a su familia llega tres días después de que el Tribunal Constitucional rechazó el requerimiento de dos lesbianas que se casaron en España y que querían legalizar su matrimonio en Chile: “Ojalá nuestra historia sirva para seguir insistiendo en que el Congreso tramite pronto la ley de Filiación, la reforma integral al sistema de adopción y el Matrimonio Igualitario. Son deudas pendientes hace muchos años. No es justo que nuestros derechos no sean reconocidos a plenitud por la ceguera y la miopía de los legisladores”. 

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