En nombre propio: activistas trans y travestis argentinas en cargos públicos
Activismos, expectativas y agendas de Alba Rueda, Daniela Castro, Ivana Gutiérrez, Ornella Infante, Violeta Alegre y Nancy Sena.
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[Noticia actualizada el 13 de mayo de 2010]
Las militantes y activistas travestis – trans Alba Rueda, Daniela Castro, Ivana Gutiérrez, Ornella Infante, Violeta Alegre y Nancy Sena son algunas de las convocadas para distintos cargos en la gestión nacional, provincial, municipal y otras instituciones del Estado. En diálogo con Presentes contaron sus inicios militantes, agendas políticas y expectativas.
Alba Rueda
Subsecretaria de Políticas de Diversidad del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación.
Es la presidenta de Mujeres Trans Argentina, militante y activista por los derechos de las personas trans y travestis, investigadora del departamento de Género y Comunicaciones de Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, integrante del Consejo Asesor del Observatorio de Género de la Justicia del Poder Judicial de CABA e integra el equipo del NotiTRANS, primer magazine trans del país.
Oriunda de Salta, vino con toda su familia a Buenos Aires a principios de los ´90 por razones económicas y familiares. Vivió en el Barrio de Belgrano y estudió la secundaria en el Normal 10. A los 17 años se fue de su casa, expulsada por las situaciones de discriminación y porque necesitaba asumir su identidad, salir definitivamente del clóset y su familia no la acompañaba.
Se llama Alba desde los 16 años. Comenzó a trabajar en un taller de cerámica artesanal, la dueña la dejó vivir ahí, mientras hacía el CBC para la carrera de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Allí atravesó numerosas discriminaciones por su identidad autopercibida. Su primer espacio de militancia fue el Hotel Gondolín, donde conoció a Lohana Berkins, a Diana Sacayán, a Marlene Wayar.
“Comencé a trabajar para que las compañeras travestis – trans terminen sus estudios. Por esos años querían que se les cayeran las causas judiciales y conseguir un pasaporte para irse del país. A la crisis del 2001 se sumaba la enorme criminalización que vivíamos. Caminabas por la calle y de los pelos te llevaban a la comisaría”, recuerda. Dice que aprendió mucho de todas sus compañeras del Gondolín, sobre todo “la afectividad trans”.
Alba se dedicó a armar proyectos y a buscar financiamiento en un momento en que la agenda estaba atravesada por la prevención del VIH. De esta manera “las propias travas eran las promotoras de salud, repartían preservativos y eso era la oportunidad para hablar, como decía Lohana, sobre la ciudadanía travesti”. Hace 14 años que es trabajadora estatal desde su ingreso en el año 2006 en el INADI como coordinadora del 0800.
Alba considera su designación en la cartera ministerial como “una oportunidad histórica, no solo a título personal, sino para todo un movimiento social y político que da un paso fundamental, el de poder pensar las políticas públicas y que compañeras trans y travestis podamos elaborar las respuestas que nosotras nos damos, pensándonos colectivamente, con nuestras agendas como el cupo laboral trans, la reparación histórica hacia las víctimas de tanta violencia institucional, es fundamental.”
El plan de trabajo que están diseñando está en diálogo con activistas, organizaciones sociales y no se centraliza en Buenos Aires. El objetivo es que sea un proyecto federal “para pensar los márgenes de quienes quedan excluidas a partir de la burocracia administrativa, estatal, jurídica, judicial. Esto es una clave ética y una búsqueda de políticas trans feministas, de lógicas que no están dadas en el Estado ni en la historia del Estado y es justamente la oportunidad de ver cómo estas herramientas que constituyen a las políticas públicas puedan transformarse, resignificarse y cambiar a lógicas mucho más decoloniales, más horizontales. Pensarnos en una sociedad en donde la diversidad no sea solo un término sino más bien constituya la riqueza de nuestras experiencias sociales. Cómo proteger esas diversidades es parte de nuestra misión.”
Violeta Ríos Alegre
A cargo de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual del Observatorio de la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires.
Activista travesti, diplomada en Género y Política, estudiante de Antropología. Sobre su identidad travesti dice que fue un proceso. Que al encontrarse con otras compañeras, la fue construyendo. También fue una forma de reapropiarse de un insulto, dar la discusión al binomio varón/mujer, “es una discusión política”, resalta.
«Hay violencias que quizás no son las extremas, pero también te van devastando emocional y espiritualmente. La diferencia era esa: yo llegaba, lloraba y mi mamá me abrazaba. No ejercí la prostitución o el trabajo sexual, pero me tiraban piedras en la calle y me decían puto de mierda. Y viví el rechazo en las instituciones de salud. Tener el abrazo de la familia es determinante para cualquier infancia, pero, por supuesto, luego nos encontramos con la realidad. Salimos de casa y la violencia está, y ahí es el punto en el que hacés clic. Y más allá de que hay situaciones que no viví, mi colectivo sí, por eso estoy comprometida. Y no estoy exenta».
Violeta recuerda «las compañeras me abrazaron, principalmente Marlene Wayar» con quién compartió el espacio de formación en la diplomatura en Género y Política, y pudo ahí revisar desde lo colectivo, su propia historia. “Siempre estuve en un lugar de mucha predisposición a seguir aprendiendo. Encaré el activismo desde un lugar bastante sensible, amoroso, y eso permitió que muchas otras personas compañeras, compañeres, me abran las puertas para seguir aprendiendo”.
Violeta realizó consultorías para organismo internacionales como la Organización de las Naciones Unidad (ONU) para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para el Banco Mundial. Esos trabajos le permitieron conocer y encontrase con compañeras de todo el país y aprender mucho junto a ellas. “Fueron experiencias que me marcaron mucho».
Los caminos del activismo la llevaron a fundar en 2016 junto a Marlene Wayar y Susy Shock La Colectiva Lohana Berkins. Algunos hitos que destaca fueron la organización de «el gritazo» el 24 de noviembre de 2016, después de una ronda de las Madres de Plaza de Mayo, y una marcha con las Madres en Plaza de Mayo en agosto de 2017, tras el transfemicidio de Ayelén Gómez. Para Violeta, fue como el “Nunca Más de las Travas”.
Da clases en universidades, y siente que se expresa mejor escribiendo que en la oralidad. Dice que prefiere una militancia de bajo perfil, desde la reflexión y no desde un lugar protagónico, no desde la disputa de espacios de poder. Le interesa articular, pensar estrategias, reflexionar, armar y formar parte de redes, acciones que luego sigan sus propios caminos.
“Creo en la micropolítica. Por eso pienso que las capacitaciones son muy importantes y que ahí estén nuestras voces», dice. Uno de sus trabajos en la Secretaría de DDHH fue capacitar a integrantes de la policía. «Imagínate la fuerza policial, con todo lo que es ese aparato, y yo parada frente a unos doscientos policías, explicándoles lo que es la ley de identidad de género».
Consultada sobre la historia del espacio que hoy ocupa en el Observatorio, recuerda que por ahí pasaron Lohana Berkins, Alba Rueda, Blas Radi. «Estoy en un momento de aprendizaje, viendo cómo podemos acompañar algunos procesos judiciales, realizar capacitaciones a integrantes de la justicia. El Observatorio es un espacio académico, estamos empezando a diagramar”.
Violeta quiere aportar al “cambio cultural y a formar desde una perspectiva travesti trans. Esto es lo que le falta incluso, a ciertos sectores del movimiento feminista, esto tiene que ingresar en una agenda afectiva del país para que se pueda tener en cuenta nuestras particularidades y en base a eso que se actúen con responsabilidad, teniendo en cuenta lo que los Estados le deben a nuestro colectivo”, sentencia.
“Mi deseo es que podamos, más allá de ocupar espacios, tener herramientas para poder generar los cambios que queremos generar. Oorque si estamos en un puesto de trabajo y no hay recursos, y tenés personas que te bajan línea o no tenés la posibilidad de expandirte, es más de lo mismo”.
Nancy Sena
Directora de Diversidad de la Municipalidad de Moreno.
Mujer transgénero, Nancy Sena tiene 49 años, nació en Capital Federal y vive en Moreno, provincia de Buenos Aires. Dice que pudo exteriorizar su identidad de género a partir de los 14 años, aunque el contexto era complejo: inicios de la democracia. «Fue bastante complicado, estamos hablando del año 1984 y sigo pensando que los militares han cambiado solo el color del traje convirtiéndolo en color azul, que es el de la policía que nos persiguió sistemáticamente”.
Nancy trabajó desde muy joven y no pudo terminar los estudios secundarios. Con su primer sueldo se compró ropa de género femenino y se identificó como una mujer travesti trans. Su familia la acompañó y la respaldó: “¡Esto es tan importante! Y no les sucede a todas las compañeras”.
«Por aquel entonces no sabíamos lo que era ser una mujer travesti trans, pero a partir de ahí, entendí que era necesario formarme. Fui a una academia de peluquería, trabajé en una radio barrial. Allí recibíamos reclamos de la gente, soy DJ profesional y empecé a meterme en el mundo de la radio y la televisión. Hice locución y periodismo, eso me abrió las puertas para pararme frente a una cámara. También fui modelo y cantante, grabé dos discos. Ese fue mi modo de vida durante años”.
Comenzó su militancia social en una organización, cortando el cabello a las personas que no tenían posibilidades económicas. “Entendí que la voz de las personas travestis y trans tenía que estar pero de manera transversal. Tenemos el mismo derecho, porque si unas personas pueden trabajar y otras no, entonces es privilegio para aquellas que trabajan. Y el trabajo es un derecho, como la salud, el estudio, la vivienda digna”.
Hasta entonces su militancia fue barrial, sin bandera política, pero con la llegada de Néstor Kirchner, eso cambió. “Me enamoró su forma de plantear la política. Y después con la llegada de Cristina y comencé a militar en el Frente para la Victoria. Eso me llevó a trabajar en el Estado, porque entendieron mi militancia y no mi sexualidad”.
La Dirección que encabeza Nancy cumplirá tres años en junio de 2020. Se abrió en 2017, a partir de un grupo de compañeras travesti trans autoconvocadas que entendían la importancia de que en Moreno exista ese espacio para escuchar todas las problemáticas de este colectivo.
Nancy trabaja en la Municipalidad de Moreno desde 2006. Estuvo en el área de acción social, en la de DDHH -atendiendo al colectivo lgbtq+- y al abrirse la Dirección de Diversidad, fue elegida por la votación unánime de más de setenta compañerxs para ocupar ese lugar.
«Me dio mucha emoción, orgullo y una gran responsabilidad para llevar adelante. En estos años hemos trabajado en visibilizar a nuestro colectivo. Declaramos el 17 de mayo Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género en el Municipio. Hicimos obras de teatro travestis-trans, trabajamos muy fuerte con la ESI y la Ley de Identidad de Género.
Para Nancy “el Estado es una herramienta y debe usarse para trabajar. Lo que nos permite es el acceso a todo. Creo que es sumamente importante que las mujeres y los varones travestis y trans asuman cargos públicos, porque es una forma de visibilizar que el Estado es responsable del genocidio que se ha producido a lo largo de toda la historia. El Estado es el primero que tiene que responsabilizarse y darnos la posibilidad de trabajar, pero no solamente en una dirección de diversidad”.
Daniela Castro
Directora provincial de políticas de género y diversidad sexual del Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad de la provincia de Buenos Aires.
Nacida en Ezeiza, provincia de Buenos Aires, tiene 44 años. En 2011 fue la primera persona trans en obtener su DNI en la provincia de Buenos Aires. Milita en el Frente Patria Grande, es dirigente del Movimiento Popular La Dignidad, fue candidata a concejala y a senadora bonaerense, y trabajó como directora en la secretaría de Derechos Humanos de Mar del Plata (2012-2015).
Su familia la acompañó en su transición desde que era muy chica. Esa contención fue fundamental para su “desarrollo psicológico principalmente y para la militancia después. Ha sido fundamental como eje de vida, no es la realidad que tenemos todas las compañeras travestis – trans que somos expulsadas de nuestros hogares a edades tempranas por nuestros propios padres y ahí arrancan nuestros tránsitos difíciles” remarcó.
Inició su militancia en la CTA en 2001: cobraba un programa social en ese momento y hacía la contraprestación en un ropero comunitario. Luego comenzó a trabajar como administrativa en el central, caminó el territorio y se involucró en la militancia sindical.
“Desde hace muchos años milito socialmente, por fuera de la diversidad, entendiendo que mi militancia, los reclamos que yo hacía sobre los derechos que estaban siendo vulnerados, se cruzaban. Mi situación no tenía diferencia con la de un pibe en un barrio estigmatizado por tener gorrita, o alguien que trabajaba en un comedor, o una compañera en situación de pobreza, en situación de calle. A partir de ahí entiendo que la militancia, la construcción y la lucha por los derechos atraviesa de forma social, más que por una cuestión de género. A partir de ahí comienzo a transitarlo desde ese lugar y ahí me convierto en una referente social más que en una activista de la diversidad”.
Daniela reconoce al sindicalismo como una las patas fundamentales en su formación política. Luego fueron los movimientos sociales. “Eso me permitió hoy en día sentarme a articular con los distintos sectores, llegar a buenos términos, poder gestionar, llevar la política pública al territorio, y que la política sea la herramienta para transformar las necesidades básicas de la gente”, afirma Castro.
Daniela se reconoce como una referente política dentro del colectivo social. “La política me lleva al lugar de gestión más allá de mis experiencias, de mi identidad de género, de mi compromiso indiscutible con la población a la cual represento”.
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Uno de los ejes fundamentales que tendrá su gestión en el Ministerio bonaerense será la implementación real del cupo laboral trans, Ley Diana Sacayán, dentro de la PBA. “Va a estar bajo la órbita de mi dirección. Ya estamos con la recepción de currículums de compañeras y compañeros, lleva un armado previo, y va a tener un acompañamiento antes del ingreso al Estado y después del ingreso al Estado. Estamos armando programas que tienen que ver con la contención integral cuando lleguen a sus lugares de trabajo, es el principal desafío. Las estadísticas muestran que las mujeres travestis – trans no pasan los 35 años. Las que los pasamos somos sobrevivientes y tenemos las posibilidades de poder gestionar la política desde otro lugar, entender a través de nuestras vivencias muy duras y llevar a transformar esa realidad para que hoy esa juventud que va a transitar ese sendero tenga un camino mucho más allanado. La Ley de Identidad de Género, la Ley de Matrimonio Igualitario, hoy, la Ley Diana Sacayán, han sido logros indiscutibles de un colectivo y se transformaron en un logro social para poder mover esa rueda del cambio cultural que estábamos necesitando desde hacía muchos años. Estas leyes llegaron para discutir esos objetivos y fueron de la mano de la lucha de tantas compañeras que lamentablemente ya no están, llegaron para reparar esas épocas nefastas que nos han tocado vivir y también para que esa nuevas generaciones encuentren hoy, nuevas calidades, puedan vivir desde otro lugar, que no transiten las mismas etapas de discriminación que atravesamos nosotras ante la ausencia y vaciamiento del Estado. Indiscutiblemente hoy son tiempos mucho mejores y muy distintos a los que nos tocó atravesar a algunas de nosotras”.
Ivana Gutiérrez
Directora de Políticas para la Diversidad dentro de la Secretaría de Mujeres, Géneros y Equidad, Diversidad y DDHH del municipio de Morón, provincia de Buenos Aires.
Militante travesti, nacida en el barrio Carlos Gardel en Palomar hace 38 años. Su mamá ¨Piruni¨ fue una reconocida referente social que durante la crisis del 2001 y antes de la urbanización de la villa, abrió el comedor ¨Los Gardelitos¨. Allí Ivana comenzó su militancia territorial junto a la comunidad de vecinxs. Creció rodeada de 15 hermanxs de sangre y una hermana adoptiva. A los 14 años eligió el nombre Ivana. “Fui acompañada por mi familia, esto que en vez de ser un derecho y un deber para nosotras es un privilegio, y yo corrí con ese privilegio de poder tener una familia que me adoró y me acepto desde el primer momento” señala y recuerda a Diana Sacayán, Lohana Berkins y Claudia Pía Baudracco como compañeras en las cuales se referencia.
Forma parte de Nuevo Encuentro desde hace más de diez años, participa del espacio Géneros y Disidencias. Militó militar la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género. Integra Conurbanes por la diversidad y el Frente Abolicionista travesti – trans Argentina.
Fue candidata a concejal por el Frente de Todos en Morón en las elecciones de 2019 y luego fue convocada a la Dirección, destaca en el año 2007 que Municipio ya contaba con una ordenanza de respeto a las personas travestis y trans en las instituciones de salud.
Estudia Licenciatura en Trabajo Social, trabajó en la Defensoría del Público (2015-2019) como técnica administrativa en protección de derechos y asuntos jurídicos.
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¨Es un desafío, es la primera vez que se crea una dirección destinada a una población totalmente vulnerable. Estamos arrancando de cero, con los informes, se está diseñando un operativo municipal, realizaremos un proceso de selección buscando los perfiles, articular trabajo con educación. Queremos que la población lgbt+ tenga un espacio en donde sentir el acompañamiento y desde ahí poder crear políticas públicas. Lo primero es implementar la Ley de Cupo Laboral Trans en la provincia de Buenos Aires, principalmente en el Municipio de Morón, en articulación con las ordenanzas que llevamos adelante en el 2016 para que el municipio contrate a personas travestis – trans, y otra ordenanza que presentamos en el 2017 propone líneas de acción productiva también destinada a población travesti- trans en situación de prostitución, ninguna se implementó en el macrismo. La dirección abordará las niñeces trans, realizará acompañamiento a familiares del colectivo lgbt+, abordará las violencias que sufre el colectivo travesti – trans es uno de los más olvidados, la dirección va a articular con todas las áreas del Municipio. Mi iniciativa a ocupar esta dirección es mejorar la calidad de vida del colectivo travesti – trans y eso tiene que ver con la adquisición de derechos humanos, que accedan a la salud, a la educación y a un trabajo.”
Ornella Infante
Directora de políticas antidiscriminatorias del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI)
Nacida en Santiago del Estero capital hace 42 años, de familia campesina, se fue de su hogar a los 18 años. No continuó estudiando. En sus palabras: Nno soy ninguna excepción en las discriminaciones, condenas y calabozos. Todo formó parte de las razones”. En el año 2012 se sumó al Movimiento Evita junto a otrxs compañerxs que integraban la Mesa Nacional por la Igualdad y conforman el Frente por la Igualdad dentro del movimiento.
Una tarde santiagueña, allá por el 2000, conoció a Claudia Pía Baudracco en casa de la activista Luisa Paz. Luego del 2001 migró a Neuquén, se reencontró con Claudia Pía y se sumó al armado nacional de ATTTA, la Asociación de travestis, transexuales y transgénero de Argentinas. Sus compañeras, junto a Marcela Romero, ya estaban en eso. Tomó la coordinación primero de la provincia de Neuquén y luego de Río Negro. Después del 2001 entró a la Federación Argentina LGBT, de la que ATTTA era parte.
Luego de la sanción de la Ley de Identidad de Género se dedicó a la política partidaria. “Yo era una descreída de la política partidaria, porque el Estado Nacional Argentino solo había ideado políticas de represión y encarcelamiento para nosotras. Con la llegada de Néstor Kirchner, mediante un decreto se lanzó el Plan Nacional Contra la Discriminación (2005). Ahí aprendí a leer lo que son voluntades políticas. En el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia), con María Rachid como presidenta, se realizó el Primer Foro de la Diversidad Sexual ”.
La militancia por la Ley de Identidad de Género la involucró cada vez más en las políticas contra la discriminación del Frente por la Igualdad. Hoy reconoce ese espacio como fundamental en su formación política: “Con las herramientas que me dio la organización pude dimensionar que no era sólo en ese microclima LGBT+ (donde había que trabajar) sino que había que transformar afuera para poder incluir todo lo que no estaba adentro. No creo en las personas sueltas, en las que no están en una organización, porque así no hay quién dé respuesta por sus acciones. Si hoy ocupo un lugar tiene que ver con las ideologías de las organizaciones en donde milito. Dejé mi vida de lado para estar de lleno en la militancia”, dice.
Como líneas de trabajo, Ornella se plantea que el INADI tiene que estar en todos los lugares, pero principalmente en las barriadas populares: “Donde aún no se dimensiona que la discriminación es una violencia. Tenemos que lograr una conciencia social amplia y desnaturalizar las violencias que genera la discriminación, que se termina llevando vidas. Van a volver los encuentros con las organizaciones sociales, con las asociaciones civiles, las fuerzas vivas, los movimientos sociales porque en conjunto vamos a delinear las políticas y las leyes contra la discriminación. Desde el INADI tenemos la voluntad política de hacer transformaciones de fondo. No creemos en la política testimonial, no estamos para calentar sillas de escritorio, sino para que al pueblo le lleguen las herramientas necesarias para la transformación. Por eso es importante que las personas como yo o de cualquier sector, estén dentro del gobierno. No existen los iluminados de la política que vayan a crear una política pública con nosotras afuera. El Estado Nacional o el gobierno de turno deben tener las caras del pueblo. Estamos en un momento en la Argentina donde un presidente y una vicepresidenta van a pasar a la historia por permitirnos ser.”
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