Buenos Aires: Activista trans denuncia segundo ataque del mismo policía

Por segunda vez en el año, Yhajaira Falcón fue víctima de un ataque transodiante en el barrio de Chacarita, en la Ciudad de Buenos Aires.

Por Lucas Gutiérrez  Foto: Ariel Gutraich Por segunda vez en el año, Yhajaira Falcón fue víctima de un ataque transodiante en el barrio de Chacarita, en la Ciudad de Buenos Aires. La activista contó a Presentes que el domingo 18 cerca de medianoche,  el mismo policía que la había agredido en junio, la atacó y le robó dinero cuando regresaba de comprar algo en un kiosco cerca de su casa. La primera agresión la radicó en la comisaría comunal Nº15, donde no respetaron su identidad de género. Esa denuncia no tuvo consecuencias, según relata. Falcón (49) es venezolana, activista trans y trabaja en el Programa contra la Violencia Institucional del Ministerio Público de la Defensa de Ciudad de Buenos Aires. “El mismo policía que me golpeó la vez pasada, con otro chico me pegó una trompada en la cara. Me agarraron a palos entre los dos”.  Falcón cuenta que de un restaurante salió un grupo de jóvenes a defenderla y así evitaron que la siguieran lastimando. “En el mismo lugar el mismo policía me golpeó en junio de este año. Está todas las noches ahí, aunque ya hicimos la denuncia nunca averiguaron nada de él. Ahora tengo mucho miedo. Me quiero mudar”, dijo Falcón. Todavía no realizó la denuncia por esta segunda agresión porque sigue en cama por los golpes.

«El botón antipánico que me dieron no funcionaba»

En junio de este año, un grupo de jóvenes atacó a Yhajaira en la misma zona. Además de esta agresión, la activista denunció maltrato por parte del personal policial. “Estas causas, generalmente, terminan siendo archivadas y la respuesta estatal es bastante limitada. En este caso, la medida fue otorgarle un botón antipánico, que la expuso a un mayor control policial”, dijo a este medio Josefina Alfonsín, asesora del Equipo de Género y Diversidad Sexual de la Procuración Penitenciaria de la Nación. “El botón antipánico que me dieron no funcionaba, se apretaba solo. De repente tenía tres policías en la puerta de mi casa todo el tiempo. Estaba aterrada, o sea que la policía sabe dónde vivo. Voy a tener que mudarme”, explicó Yhajaira, que devolvió y decidió no reponer el botón. «Esto pone de manifiesto la necesidad de buscar nuevos métodos de cuidado y protección ante los casos de violencia policial”, agregó Josefina Alfonsín.

Un caso de reincidencia policial

Falcón explicó que las agresiones de este policía comenzaron cuando ella intervino una vez que el uniformado estaba violentando a una compañera trans en la vía pública. “Este policía atacó a una chica que estaba trabajando por esa zona. Cuando la defendí y le dije dónde trabajo me dijo ‘no es problema tuyo puto’. La compañera hizo la denuncia pero todo quedó ahí”.

Chacarita, un barrio peligroso para las trans

Lara Bertolini, trabajadora del Ministerio Público Fiscal y activista trans, dijo a Presentes: “Respecto de las fuerzas de seguridad las identidades tran siguen igual de mal que en los ’90. Es más, se han incrementado la violencia y la violación a las cuerpas. Continúan abusando sexual y económicamente de las trans”. Ante las repetidas denuncias de maltrato policial a la hora de acudir a comisarías Bertolini sugirió: “Es preferible acercarse a una fiscalía o alguna defensoría donde la puedan asesorar para hacer la denuncia, tomar un acta, y después elevarla a la fiscalía correspondiente dependiendo del delito”. En la zona de Chacarita las denuncias, a veces formales y otras del boca o en boca o en las redes sociales, de ataques a personas trans no cesan. “Tengo miedo pero mudarse hoy en día no es nada fácil, mucho menos con el sueldo que yo gano”, dijo Falcón. Bertolini respecto a  los constantes ataques a su compañera activista y a otras personas trans, agregó: “Es hora de tomar nombre y placa de los policías y hacer las denuncias en los organismos de derechos humanos. Las fuerzas de seguridad están envalentonadas y van a aplicar toda la violencia posible para amedrentar a quienes más batallamos por los derechos, libertades y el respeto a la dignidad humana que somos nada más y nada menos que las travestis y las trans. Seguimos siendo la caja chica y el cementerio. Somos las no nombradas en democracia”.]]>

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