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Brasil: «Cien días de ataques a derechos de personas LGBT+»
"Han sido cien días de ataques feroces a los derechos de las mujeres, de la población negra, del pueblo indígena y de las personas LGBT+".
Por Lana de Holanda
En esta última semana se completaron los cien días del gobierno de Bolsonaro en Brasil. Cien días en que empezó a dar vida a su política de opresión, de exclusión y de autopromoción a través de las redes sociales y de reivindicación del golpe militar del año 1964.
Estos días han sido muy duros para todos nosotrxs: activistas de izquierda, defensores de derechos humanos y personas LGBT. Pero tampoco fue color de rosa para el presidente, quien descendió drásticamente en popularidad.
Además de las discusiones entre derecha e izquierda, lo que de verdad quiere la población es que respeten sus derechos, comida en la mesa, vivienda y acceso a la salud y libertades individuales.
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Han sido cien días de ataques feroces a los derechos de las mujeres, de la población negra, del pueblo indígena y de las personas LGBT+.
Como mujer trans, como travesti, me siento directamente amenazada por este gobierno. Durante la campaña, el año pasado, las calles se tornaron territorios mucho más hostiles para nosotrxs. Nuestros pocos derechos hoy se encuentran amenazados. Mientras, el gobierno está publicando informaciones falsas, prejuicios y difundiendo odio contra la población LGBT+.
Estamos viviendo un periodo muy triste y al mismo tiempo extremadamente desafiante. No tenemos opción de desanimarnos. Tenemos que seguir luchando con orgullo por quienes somos.
Bolsonaro está presionado por una caída récord de su aprobación en comparación con los demás presidentes brasileros electos desde la vuelta de la democracia. Los datos son del instituto Datafolha: muestran que el 30% halla su gobierno malo o pésimo. Para este periodo, Collor de Melo contaba con una desaprobación del 19%; Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) con el 16%, Lula (2003-2010) con el 10% y Dilma Rousseff (2010-2016) 7%. La encuesta no contó a Michel Temer, ya que fue un presidente electo de manera ilegítima.
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Esta encuesta sirvió para alimentar la esperanza. Muestra que está difícil para nosotrxs, como sabemos, pero también para Bolsonaro y su gobierno.
La encuesta mostró que el odio como política puede tener fuerza pero es efímero. No dura. Entonces nos cabe a nosotrxs continuar construyendo puentes de diálogo, para que a medida que Bolsonaro se vaya debilitando, nosotrxs, que defendemos una democracia radical, estemos más fuertes.
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