Laly Heredia, una trans de 36 años, asesinada en Camino de Cintura
Laly Heredia era una trans de 36 años. La mataron de un tiro en la cadera, pero antes le dispararon varias veces.
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[Noticia en progresión] Publicada a las 00:25 [Actualización: 15 hs 4/2/2019]
Por M.E. Ludueña
Una vecina que caminaba por la calle dio el alerta: al amanecer del domingo 3 de febrero, el cuerpo de una joven travesti asesinada yacía en el cruce de avenida Monseñor Bufano y Arribeños, Camino de Cintura, a la altura de Los Pinos (La Matanza, pcia de Buenos Aires). Tenía un tiro en la cadera y a su alrededor había varias vainas servidas, calibre 9mm. Fue llevada a la comisaría cuarta de Los Pinos. Sus compañeras travestis y trans estaban casi seguras de quién se trataba. Recién en la noche del 3 de febrero, su hermana y su pareja la identificaron: era Laly Heredia Escobar.
Tenía 36 años, había venido desde Lima (Perú) a la Argentina hace 10 años. Vivía en Morón (provincia de Buenos Aires), en una vivienda que alquilaba junto a Emanuel Ferraro, albañil. «Estamos en pareja hace 9 años. Ella salió de casa el sábado a medianoche, me había dicho que volvía a las 5, pero no vino nunca. Me enteré de lo que pasó por las redes», contó Ferraro a Presentes.
Ayer, cuando la foto de Lali empezó a circular en Facebook, Ferraro y una de las hermanas de Lali que vive en Argentina (el resto de la familia vive en Lima), fueron a la comisaría y en la cuarta de Los Pinos reconocieron el cuerpo.
«Por lo que me dijo la policía, la mataron a eso de las 3 de la mañana. Ella estaba trabajando, cuando la abordó un hombre pidiendo servicios (sexuales), y ahí la ejecutaron de una, en la puerta de un hotel sobre Camino de Cintura. Creemos que estuvo agonizando de 3 a 7 de la mañana. Nadie la ayudó».
«Todavía no hay una hipótesis certera de quién la mató o por qué» informaron fuentes judiciales a esta agencia.
La causa está caratulada como «homicidio agravado por uso de armas». Interviene la Unidad Fiscal de Investigación de Homicidios del departamento judicial de La Matanza. Hasta ahora, lo poco que se sabe es que fue asesinada de un tiro en la cadera. Pero antes de matarla, le dispararon varias veces. Se descarta que se haya tratado de un robo: no le sustrajeron la plata que llevaba encima.
Las vainas de las balas halladas junto a su cuerpo son .9 mm, el calibre utilizado por las armas de la policía. «Es el calibre más común. Por el calibre no generamos una hipótesis de trabajo», dijeron fuentes judiciales.
El lunes a la tarde la familia seguí tratando de reunir los fondos para el velatorio. Y planeando cómo organizarse para pedir Justicia. Quieren hacer una marcha, articulando con organizaciones de travestis y trans. «Estamos conmocionados. Lali era increíble, había venido a la Argentina a buscar una vida mejor. Viajaba una vez al año a Perú a ver a su mamá, les mandaba plata, siempre vivió abocada a su familia, no quería que les faltara nada. Se puso una mochila enorme. Tenía sueños. Ella sabía de la violencia que sufren las chicas en la calle, sabía que está todo muy mal. Había vivido lo que viven todas las que trabajan en la calle con la policía. Pero no andaba en nada raro», dijo su pareja.
«Nos violentan hasta después de muertas»
Poco después de conocerse el travesticidio de Laly, el diario Crónica informó acerca de los hechos infringiendo la ley de identidad de género y tratándola en masculino. Al respecto, la activista travesti Violeta Alegre escribió: «Ese proceso es una de las tantas particularidades de nuestras identidades, donde los medios de comunicación nos violentan hasta después de muertas, que aun no somos luz. Detenernos a leer los comentarios de nuestras noticias casi con festejo de nuestras muertes nos muestran el mundo horrible en donde nos tocó estar, por ser quienes queremos, por resultante de un Estado que no se responsabiliza ni siquiera de garantizarnos un descanso en paz, nos quieren muertas, lo sabemos.
Hoy encontraron a otra compañera muerta de un tiro, hoy en el feminismo hay un desparpajo de mensajes fascistas en contra de nosotras, hoy nuestras identidades están padeciendo mucha mas violencias en la calle, desde insultos, botellazos, en manos de las fuerzas policiales, o un tiro. Hoy no van a compartir nuestras noticias ni a generar un revuelo como paso con la noticia aberrante de la Nazion, ni el Mainstream del feminismo que les encanta contar cuerpxs vivos y selecciona algunas muertas, tampoco nos darán luz».
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En el Camino de Cintura (que atraviesa varias jurisdicciones), muchas chicas travestis y trans sobreviven ejerciendo la prostitución, expuestas a las violencias de todo tipo, incluida la policial.
Si bien puede haber algunas de ellas que se identifiquen como trabajadoras sexuales, son muchas más las que recurren a la prostitución como único medio de subsistencia, tras haber sido excluidas y expulsadas de otros ámbitos como la educación y el trabajo.
A fin de empezar a hacer algo para revertir la exclusión laboral, en la provincia de Buenos Aires, la ley de Cupo Laboral Travesti Trans Diana Sacayán (impulsada por esta activista de derechos humanos) fue aprobada por la legislatura hace más de 3 años, en septiembre de 2015. Pero al día de hoy no se reglamentó.
Muertes travestis y trans en lo que va de 2019
La de Laly Heredia es la segunda muerte violenta de una travesti en lo que va de 2019 en Argentina. Pero las organizaciones de travestis y trans que recolectan datos aseguran que en los primeros 31 días del año hubo al menos diez muertes de travestis y trans.
Jésica Benavídez, 33 años, Entre Ríos
De esas muertes, dos están siendo investigadas por la Justicia. Una de ellas en Entre Ríos, a partir del 24 de enero, cuando en Paraná un vecino encontró el cuerpo sin vida de Jésica Benavídez, una mujer trans de 33 años. Sobrevivía a cuentagotas como trabajadora sexual y vivía en situación de extrema pobreza. Sus compañeras la llamaban “La Nicky”. Era oriunda de Santa Elena (La Paz) y había llegado a la capital entrerriana hace más de 10 años.
Mirta Antonella Eva Di Marzo, 30 años, Salta
Días después, el 27 de enero, tras pasar tres meses en coma a raíz de un brutal ataque de odio, falleció Mirna Antonella Eva Di Marzo, de 30 años, en Güemes (Salta). Estaba inconsciente, en terapia intensiva desde el 21 de octubre, cuando fue atacada por un hombre a la salida del boliche Caribe, en General Güemes (a 50 kilómetros de la ciudad de Salta). “El discurso de odio es el que mató a Mirna y es el que sigue matando a mujeres trans”, dijo el abogado de su familia, José Lazarte, a Presentes, la semana pasada, al conocerse la noticia.
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Las víctimas silenciadas
Ante la falta de datos oficiales de muertes travestis y trans, las organizaciones y activistas llevan un listado en el que documentan tanto las muertes violentas (travesticidios) así como las muertes causadas por la exclusión (travesticidio social: falta de acceso a derechos básicos como educación, salud, trabajo, vivienda, trabajo, la mayoría de estas muertes se vinculan a enfermedades de las que no mueren prematuramente otras poblaciones).
Forman parte de esa lista, que no sale en los medios:
Mariana Quinteros, La Rioja, 48 años
Jessica Paola Ochoa, CABA, 36 años
Carolay, CABA
Yamile, CABA, 24 años
Sandra Cantero, Reconquista, Santa Fe
Gabriela Farias, Lomas de Zamora, Bs As
Yesica Neira, Comodoro Rivadavia, 56 años
Luciana Anahi, CABA (oriunda de Güemes, Salta), 28 años
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Lali apenas superó en un año el promedio de vida estimado para este colectivo en América Latina: 35 años. Los datos volcados en esta nota fueron confirmados a Presentes por diversas fuentes.
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